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Los medios de comunicación vuelven a equivocarse

Los sondeos de opinión y los agregadores de datos no sustituyen a la información política real.

Ha sido una semana de semi ensueño para Joe Biden. La ola roja Republicana que fue pronosticada casi universalmente no se materializó, los candidatos apoyados por Donald Trump tuvieron una noche terrible (sin embargo, probablemente igual inicie su campaña para 2024 la próxima semana), Rusia dijo que retiraba sus tropas de Kherson, lo que da a Ucrania una gran victoria simbólica, y la inflación en EEUU fue menor de lo previsto en el mes más reciente, lo que alivia la presión sobre la Fed para que aplique medidas adicionales de contracción monetaria. El repunte de la bolsa fue el broche adecuado a estos avances, que nos recordaron (una vez más) que una semana es mucho tiempo en política. De pura casualidad, la tanda de buenas noticias de Biden para el Día de Acción de Gracias se condensó en menos de 72 horas. Por la misma razón, fueron unos días espantosos para los medios de comunicación estadounidenses, que juzgaron mal el resultado de las elecciones intermedias. No es que quiera meterme con la CNN, pero el titular “Razones por las cuales las elecciones intermedias serán excelentes para Donald Trump” era típico.

¿Por qué los medios de comunicación se equivocaron tanto? Parte de ello se debe a la aversión al riesgo. Como dicen de los gestores de fondos, es más seguro equivocarse todos juntos que arriesgarse a equivocarse solo. La otra parte tiene que ver con el simple pensamiento de rebaño. Los medios de comunicación locales han sido borrados en todo Estados Unidos, lo que nos priva de los ojos y oídos de cada lugar que pueden desafiar la creencia popular. Sin embargo, es aún peor la creciente tendencia de los grandes medios de comunicación a sustituir la información política real por las encuestas de opinión y las predicciones de los agregadores de datos. Como señalaron algunas voces disonantes en las últimas semanas de la campaña, agregadores como RealClearPolitics y FiveThirtyEight se vieron inundados de encuestas basura de equipos de derecha como Rasmussen y Trafalgar que distorsionaron el promedio de las encuestas a favor de la narrativa de la ola roja. Dado que los periodistas de las grandes ciudades, principalmente de Washington y Nueva York, suelen hablar entre ellos o leerse recíprocamente la mayoría del tiempo, no debe sorprendernos que todos se equivocaron. No se trata solo de un problema de cobertura política interna. Los lectores de Apuntes desde el Pantano recordarán el consenso mediático ultranacionalista a favor de la guerra mucho después de que la conmoción del 11 de septiembre dejó de ser noticia.

¿Qué se puede hacer al respecto? Recurrí a mi amigo y antiguo colega ya jubilado, Jurek Martin, quien empezó a cubrir la política estadounidense a finales de los años sesenta. El amigo periodista más cercano de Jurek era el gran Johnny Apple (QEPD), del New York Times. “En el otoño de 1975, RW Apple, reportero político nacional del NYT y un serio pilar del periodismo, desapareció de la primera página del periódico, de la cual era prácticamente dueño”, escribe Jurek. “Reapareció seis semanas después con un extraordinario artículo de periodismo político. Había estado viajando durante ese tiempo sobre todo, pero no exclusivamente en el sur y en los estados fronterizos, y escribió que un candidato a la presidencia, que entonces tenía una intención de voto de entre 1 y 3 por ciento en las encuestas nacionales, estaba notablemente bien organizado en todos los lugares que había visitado Apple y, además, tenía un mensaje que resonaba con mucha gente con la cual Apple había hablado. Un año más tarde, Jimmy Carter, quien estaba en ese entonces en el último lugar en las encuestas, fue elegido presidente”. El titular de Apple fue “¿Jimmy quien?”

Jurek contó. “Viajé mucho con Johnny a lo largo de los años y aprendí de él. Ambos creíamos que, si uno se aferra al capullo de acero que es una candidatura, no se puede entender lo que piensa la gente en el Estados Unidos real y que confiar en las encuestas para llenar ese vacío es una tontería. Nuestro enfoque preferido era acampar en un estado, o una ciudad, durante una semana más o menos y simplemente hablar con la gente. Si un candidato pasaba por allí para dar un mitin, podíamos ir a buscarlo y escribir una noticia y luego volver a lo de siempre. Era el modus vivendi de todos los buenos periodistas políticos de esa generación, Jack Nelson del LA Times, Jack Germond y Jules Witcover del Baltimore Sun, etc. La sola idea de pasar mucho tiempo dando cátedra (en base a las encuestas) en un estudio de televisión era un anatema. Pero eso era antes …”

Hay un montón de periodistas brillantes que investigan temas empresariales y trabajan para un montón de nuevas plataformas y boletines. Sin embargo, casi todos parecen vivir en las grandes ciudades, sobre todo en la costa este. Deberían viajar más. Martin Baron, ex director del Washington Post, colgó un gran aviso en la redacción que decía: “Vayan a hablar con la gente”, que es mucho más agradable que leer encuestas. De hecho, cuanto más se impregne la tecnología social en nuestras vidas, mayor será el beneficio para quienes practiquen el periodismo de la calle. Rana, ¿detectas las mismas debilidades de los medios de comunicación? Si es así, ¿cuál es tu solución?

Rana Foroohar responde

Detecto este problema, al cien por ciento. Y estoy de acuerdo, en gran parte se debe a que los medios de comunicación no salen y no viajan lejos de las costas (y en gran parte no se alejan de Nueva York o DC). Pero yo añadiría que hacer una excursión de dos días es una cosa, y otra cosa es pasar realmente meses o incluso años informando, o viviendo, fuera de los pasillos del poder.

Me alegro mucho de haber crecido en el Medio Oeste, de haber estado desde el jardín de infantes hasta el graduarme de bachillerato en una escuela estatal y de tener un montón de amigos de la infancia que votaron por Trump, porque me ofreció una magnifica experiencia que me hizo cuestionar todo, desde los mercados “eficientes” hasta la política comercial establecida, pasando por algunas de las opiniones viscerales tanto de la derecha como de la izquierda a lo largo de los años. Soy Demócrata registrada, pero crecí con muchos conservadores reflexivos (no los tipos de MAGA, sino los que solían ser agricultores o dirigir los bancos locales y se dedicaban principalmente a la responsabilidad personal y fiscal), y llevo conmigo muchos de sus puntos de vista. También me encuentro cada vez más alejada del tipo de liberales prepotentes de mi barrio de Nueva York (yo voté a Hochul para gobernadora, pero entiendo por qué la gente de barrios menos seguros preocupada por la reforma de las fianzas no haya votado igual; para saber cómo ve el mundo mi barrio, lea este artículo). Por razones personales y profesionales, paso una buena parte de mi tiempo viajando de manera local en el sur, y en el oeste, que es adonde se está desplazando tanto la población como el poder.

Sin embargo, la cámara de resonancia de los medios no se limita al tribalismo. Se trata del auge de la información de alta velocidad y el declive del modelo de negocio de las noticias tradicionales. Cuando empecé en este negocio como reportera novata en Forbes a principios de la década de 1990, no era nada raro que te dieran meses para trabajar en un artículo, incluso si eras miembro junior de la plantilla. La revista estaba repleta de publicidad que financiaba un equipo grande de reporteros, junto con un grupo de 30 personas que verificaban los hechos, un departamento de estadísticas de 20 personas que estaban encantadas de correr los números que necesitaran para respaldar los argumentos, múltiples terminales de Bloomberg para que todos las utilizaran y presupuestos para viajes prácticamente ilimitados. Recuerdo que una vez, cuando era reportera y tenía 25 años, el editor ejecutivo de la revista, Bill Baldwin, pasó personalmente semanas revisando una hoja de cálculo conmigo para ayudarme a entender mejor los detalles de un artículo sobre impuestos. ¿Cuándo fue la última vez que alguno de nosotros, columnistas veteranos, tuvo meses para hacer algo? Incluso los veteranos tienen la suerte de tener días, no solo horas o minutos. Y compadézcanse de los pobres juniors contratados, que tienen demasiado trabajo y muy poco apoyo y formación. ¿Acaso es de extrañar que esto se refleje finalmente en la calidad y la amplitud del enfoque de los medios de comunicación?

Pero esto no es solo culpa de los medios de comunicación. También se trata de cámaras de eco de todo tipo. Recuerdo haber estado en una cena durante las elecciones primarias previas a las elecciones de 2016, con varios políticos y algunos donantes Republicanos. Gran parte de la conversación giró en torno a su certeza de que Trump quedaría pronto fuera de carrera. Pero las elecciones primarias de Indiana se estaban celebrando en un televisor detrás de nosotros, y yo tenía la sensación de que su tiempo estaba lejos de acabarse. Le pregunté a uno de los donantes qué ofrecían los Republicanos a los trabajadores despedidos de las fábricas y a los graduados de secundaria sin formación profesional de mi ciudad, aparte de la economía de goteo. No tuvo mucho qué responder. Sospecho que todos los que están en los pasillos del poder, no solo los medios de comunicación, deberían salir de su zona de confort mucho más a menudo.

Edward Luce, Rana Foroohar

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