Informar, educar y ayudar. Ese sería un resumen de lo que hace Patricia Moreno, trabajadora comunitaria de Anthem HealthKeepers, uno de los cinco programas de salud pública (Medicaid) disponibles en el estado de Virginia para las personas de más bajos recursos. Su trabajo es instruir a las comunidades acerca de los servicios médicos que se ofrecen y cuál se ajusta a la necesidad de cada uno.
Pero como ella misma asegura -en entrevista con El Tiempo Latino– no pasa sus días esperando sentada detrás de un escritorio a que algún interesado en los programas de salud se acerque a hacerle preguntas. Participa de un sinfín de eventos comunitarios en los que mantiene contacto con miles de personas, tanto latinos como de otras comunidades, que simplemente necesitan algo de orientación. Es como una suerte de “cuidadora” de la salud de los más necesitados, aunque su asistencia va más allá. Y lo hace desde hace 21 años.
“Mi función es ayudar a la comunidad a que entienda cómo trabaja el programa de Medicaid y guiarlos de acuerdo a la necesidad de cada uno de ellos. Una de las cosas más hermosas de este trabajo es encontrar al cliente dónde está. A pesar de que hay reglas y líneas en general, cada uno de ellos es muy distinto. Mi trabajo es de trabajadora social”, explica.
Tal como dice, Patricia orienta a cada uno de los interesados con los que mantiene contacto para que sepan que tiene derechos y opciones para tener una mejor calidad de vida, aún cuando las necesidades económicas sean apremiantes.
“Si veo un cliente en una feria de salud y esa persona me dice ‘Patricia, no tengo plata para la renta o la comida’ me corresponde ayudarlo porque ese es mi trabajo. Mi trabajo es guiarlos en dónde y cómo encontrar esa asistencia que en ese momento necesitan. Además, educarlos a utilizar el programa de Medicaid lo más que puedan”, continuó.
Es que los servicios médicos públicos incluyen transporte o acceso a medicamentos gratuitos, pero muchos no lo saben. Y es ahí donde justamente se destaca el trabajo Moreno. “Les enseñamos a ahorrar. Es una parte pequeña de lo que hago”, añade la trabajadora comunitaria, quien además se define como “una líder en la comunidad donde está siempre al tanto de los cambios que hay”. No solamente en temas de salud. Patricia asesora en el tema de vivienda (housing) o en las modificaciones de las leyes. La asistencia a los más necesitados es muy amplia. De hecho, desde otros sectores como iglesias o refugios, piden consejo a Moreno y su equipo para también orientar a aquellos que se acercan para pedir ayuda.
Los problemas y la ayuda para los hispanos
Casi el 99% de la comunidad con la que mantiene contacto Moreno es de bajos recursos. En ese sentido, explicó que la mayoría de la comunidad latina más pobre no califica al programa porque no cumplen con el requisito más importante: no tienen la situación migratoria legalizada.
Sin embargo, Patricia no los deja a su suerte por este impedimento. “El hecho de que sus padres no puedan acceder no quiere decir que yo no los pueda ayudar. Les voy a dar el mismo servicio como si tuviera el seguro médico”, resalta. Los ayuda a guiarlos y conseguir un refugio de igual manera. Por eso -aclara- para ella es muy importante estar informada acerca de las clínicas gratis o de las organizaciones que no tienen acceso al medicaid para que tengan un seguro y un servicio médico o gratuito a bajo costo.
Nacida en Colombia, llegó a los Estados Unidos cuando tenía 16 años. Como inmigrante, pasó también momentos difíciles, algo que le permitió aprender de las necesidades que hay que afrontar cuando se está en un país extraño. “Y cometí todos los errores que se pueden cometer en la comunidad a esa edad. Quedé embarazada a los 18 años. Me casé. Tuve hijos muy pronto. No tenía seguro. Esas cosas las pasé. Fue la guía de diferentes organizaciones que me ayudaron la que me enseñó”, recuerda.
Los primeros contactos con la comunidad
A finales de la década de 1980, comenzó a trabajar para la ya extinta organización Comité Hispano. Allí comenzó a tener contacto con las comunidades latinas. Para Patricia fue “como la universidad”, en la que aprendió muchas de las cosas que pone en práctica hoy en día. “Por ellos fue que empecé a ver cómo poder ayudar a las comunidades a pasar estos retos que yo también tuve que afrontar al venir a este país. Ahí empezó mi pasión. La de ser la abogada de la comunidad. La voz de ellos en todas mis reuniones donde yo estaba”, dice.
Cuando habla de su trabajo, Moreno lo expresa con emoción. “He tenido el honor de ayudar y servir con mucho amor a cada uno como individuo y como comunidad. Me encanta. Es algo que al mismo tiempo es triste pero también me llena el alma y el corazón. Son comunidades a las que yo no les doy. Ellos son los que me dan”, describe.
De aquellos que menos tienen, destaca “su fuerza, su integridad, su determinación para salir adelante”. Fuerza que ella misma usa para seguir adelante con su trabajo “Cuando ellos te dan, tú sigues porque ven ese amor que con que reciben la información y la transmiten a otros que también están en su situación”, agrega.
Desde su lugar, Patricia le aconseja a los latinos que hoy la pasan mal por su estatus migratorio y que tienen miedo de pedir ayuda, que igualmente lo hagan. Que pese a sentirse, según dice, “oprimidos”, se acerquen a solicitar asistencia.
“Al poder estar con ellos y tomarlos de la mano, les digo lo que se puede hacer y caminamos el camino juntos. Después los dejo, pero cuando lo hago y les enseño cómo es el camino, siguen solos. Es una comunidad que tiene una fortaleza y valores admirables. Podrán no leer a veces o no escribir a veces pero son mejores que cualquier humano que yo he podido ver”, expresa.
Los números del acceso al programa médico por parte de la comunidad hispana no son los deseables. Al menos en adultos. Según reveló Patricia, un 40% de los padres latinos pueden inscribirse en el plan de salud gratuito. En cuanto a los niños, el número asciende: 80% de los menores de edad tienen acceso. En caso de una mujer embarazada, no hay impedimento legal para que pueda ser beneficiaria.
“Yo sé que da miedo pero no están solos. Uno está como reprimido porque se siente menos porque no tiene ese estatus migratorio. Puedo hablar por mí y por la organización para la que trabajo que estamos acá para ayudarlos y apoyarlos lo que más podamos. Siempre vamos a intentarlo”, concluyó.
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