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Exlíderes del Pentágono advierten sobre tensiones en la relación cívico-militar

Antiguos líderes del Pentágono advierten que la polarización política está creando un quiebre entre sectores de la sociedad estadounidense.

Los exsecretarios de Defensa y los principales generales del Pentágono advirtieron el martes que la polarización política y otras tensiones sociales están creando un entorno “excepcionalmente difícil” para mantener la relación tradicional entre el mundo militar y el civil.

La evaluación es la base de una extraordinaria carta abierta firmada por ocho exsecretarios de defensa y cinco exjefes del Estado Mayor Conjunto. Ateniéndose a la tradición de independencia partidista de los militares, los dirigentes no culpan a ningún líder o partido político de la situación, pero señalan que las últimas elecciones presidenciales fueron las primeras en más de un siglo en las que estuvo en peligro el traspaso pacífico del poder.

Los exdirigentes del Pentágono afirmaron que el entorno actual es difícil por diversas razones, las cuales incluyen las profundas divisiones políticas y las repercusiones de la pandemia del coronavirus, y resaltan su temor de que la situación pueda empeorar.

Al mismo tiempo, el ejército estadounidense ha finalizado las guerras en Irak y Afganistán “sin que se hayan cumplido satisfactoriamente todos los objetivos” y parece encaminado a una “competencia de mayor dificultad” con otras naciones, escriben los dirigentes.

“De cara al futuro, todos estos factores podrían empeorar antes de mejorar”, afirma la carta. “En un entorno así, es útil revisar los principios básicos y las mejores prácticas por las que han transcurrido saludablemente las relaciones cívico-militares estadounidenses en el pasado, para que puedan seguir su curso, si estamos atentos y conscientes”.

Entre los firmantes de la carta, que será publicada el martes por la mañana por War on the Rocks, se encuentran los dos secretarios de Defensa confirmados por el expresidente Donald Trump, Jim Mattis y Mark T. Esper, ambos enfrentados al presidente y destituidos de sus cargos.  Tras dejar el cargo, Mattis denunció a Trump como una amenaza para la Constitución de EEUU que trató de poner a los estadounidenses unos contra otros, mientras que Esper se resistió al deseo de Trump de utilizar tropas en servicio activo contra las personas que protestaban por la muerte de George Floyd a manos de la policía y luego dijo que Trump no era apto para el cargo que ostentaba.

Entre los firmantes se encuentran también los anteriores secretarios de la defensa de administraciones tanto Republicanas como Demócratas y cada uno de los altos funcionarios del Pentágono retirados desde octubre de 2001: el general de las Fuerza Aérea, Richard Myers, el general de los Marines, Peter Pace, el almirante de la Armada, Mike Mullen, el general del Ejército, Martin Dempsey y el general de los Marines, Joseph F. Dunford Jr.

El orgien de la carta, de la cual el Washington Post obtuvo una copia antes de su publicación, fue una discusión que comenzó en la primavera entre Dempsey y Peter Feaver, un experto en asuntos cívico-militares que a veces es consultado por los líderes del Pentágono y que enseña con Dempsey en la Universidad de Duke. Querían definir las mejores prácticas para las relaciones entre civiles y militares luego de que Trump y algunos de sus asesores alarmaran a los líderes del Pentágono con su retórica e ideas, dijo Feaver.

“Nos dimos cuenta de que era necesario replantear lo que significa el control civil y cómo se aplica”, dijo Feaver. “Fue sorprendente que cuando el general Dempsey les tendió la mano para que se involucraran, una persona dijo: “Oh, sí. Eso es importante. Tenemos que hacerlo”.

Feaver dijo que hubo un regateo entre los firmantes sobre la redacción y el tono antes de llegar a la versión final.

“Había un deseo de asegurarse de que este documento no fuera partidista y no sonara como una crítica partidista a una sola persona”, dijo Feaver.

Los firmantes dijeron que estaban preocupados por los “irresponsables” y “acalorados” ataques políticos a las instituciones estadounidenses cuando se acercan las elecciones intermedias, dijo Chuck Hagel, exsenador Republicano que fue secretario de la Defensa en la administración Obama.

Las continuas acusaciones falsas de que las elecciones presidenciales de 2020 fueron fraudulentas han llevado a muchos estadounidenses a cuestionar la credibilidad de su gobierno, y los legisladores Republicanos advierten ahora que si recuperan la Cámara de Representantes, se enfocaran sobre los líderes del Departamento de Justicia que han investigado posibles irregularidades de Trump, señaló Hagel.

“Cuando se suma todo esto, da una idea de hacia dónde vamos, y una preocupación por nuestro futuro”, dijo Hagel.

La carta afirma que la democracia requiere que “los líderes civiles y militares –y las bases que dirigen– adopten e implementen un control civil efectivo” de los militares estadounidenses.  La carta también dice que el control civil de los militares puede ser ejercido por el poder judicial cuando se cuestionan las decisiones de una administración, y que una sentencia judicial es decisiva porque los líderes militares están obligados por la ley y la ética profesional a negarse a cumplir órdenes ilegales o inconstitucionales.

Los oficiales militares están obligados a cumplir las órdenes legales, incluso si dudan de su sapiencia, pero los funcionarios civiles deben “proporcionar a los militares una amplia oportunidad de expresar sus dudas en los momentos apropiados”, añade la carta.  Los oficiales militares pueden plantear preguntas sobre los efectos de segundo y tercer orden y proponer ideas alternativas, señalan los dirigentes.

La carta también señala que hay “límites significativos en el papel público del personal militar en la política partidista”, y que tanto los líderes militares como los civiles “deben ser diligentes para mantener a los militares separados de la actividad política partidista”.

La carta llega en un momento en el cual Trump sigue sopesando una nueva candidatura a la presidencia.  Los funcionarios que asesoraron a Trump en 2020 han dejado entrever abiertamente la idea de que los militares intervengan en las disputas sobre las votaciones, lo que ha llevado a altos oficiales del Ejército a decir que “no hay ningún papel para los militares estadounidenses en la determinación del resultado de una elección en el país”.

Washington Post – Dan Lamothe

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