Tal y como ha quedado claro en la quinta audiencia pública de la comisión especial del Congreso que investiga el asalto al Capitolio en enero de 2020, Donald Trump estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de no reconocer que Joe Biden ganó las elecciones. Desde presionar a su número dos, Mike Pence, a amenazar a aquellos altos cargos que no se plegaran a sus deseos y anularan los resultados electorales. Las coacciones y tejemanejes de Trump y sus abogados personales, Rudy Giuliani y John Eastman, también se sufrieron en el Departamento de Justica (DOJ), de acuerdo con los testimonios presentados hoy por el Comité del 6 de Enero.
“Trump no solo quería que el Departamento de Justicia investigara. Quería que el Departamento de Justicia le ayudara a legitimar sus mentiras”, apuntó el presidente del comité Bennie Thompson en su discurso de apertura. “Calificar las elecciones de corruptas, de forma infundada” y “designar un abogado especial para investigar el presunto fraude electoral” y “enviar una carta a seis legislaturas estatales instándolas a considerar alterar los resultados de las elecciones”, fueron algunas de las argucias de un Donald Trump al que se le acaba el tiempo.
La gota que colmó el vaso para los funcionarios de justicia fue la petición de Trump de organizar una investigación especial para demostrar el fraude electoral. “Ni Barr ni Rosen creían que un abogado especial fuera apropiado o necesario en este caso”, dijo Steven Engel, ex fiscal general adjunto de la oficina de asesoría jurídica nacional. El expresidente no aceptó la negativa de los dos máximos representantes del departamento y le pidió al fiscal general que incautara las máquinas de votación de los gobiernos estatales.
[Trump llegó a amenazar de muerte a altos cargos para que manipularan los resultados electorales]
Durante su testimonio del jueves, Rosen testificó que le dijo al entonces presidente que no había “autoridad legal” ya que “no habíamos visto nada impropio con respecto a las máquinas de votación”. Rosen también afirmó haberle dicho a los expertos de Trump en el Departamento de Seguridad Nacional que le dijeron al DOJ que no había nada malo con las máquinas de votación. Usar el Departamento de Justicia, o cualquier otra agencia federal, para incautar máquinas habría sido un paso sin precedentes, pero Trump dejó en claro que quería que sus aliados lo consideraran una opción.
Dimisiones en masa
Decidido a salirse con la suya, el 3 de enero de 2021, Trump convocó en la Casa Blanca a varios fiscales generales y otros altos cargos del Departamento de Justicia para discutir la sustitución del fiscal general interino Jeffrey Rosen por Jeffrey Clark, el experto de cabecera del expresidente en política medioambiental.
“Al principio, el presidente dijo, ‘¿qué tengo que perder? Empecé a explicarle lo que tenía que perder él, lo que tenía que perder el país, y lo que tenía que perder el departamento. Esto no era lo mejor para nadie. Esa conversación se prolongó durante algún tiempo…”, tal y como recordó durante su testimonio el número dos del Departamento de Justicia, Richard Donighue.
Con lo que no contaba el expresidente fue con la amenaza de una ´renuncia en masa´ por parte de los principales cargos del Departamento de Justicia, quienes consideraron inconcebible el plan de Trump de mangonear a los abogados del estado a su antojo.
“Señor presidente, está hablando de poner un hombre en ese asiento que nunca ha juzgado un caso criminal, que nunca ha llevado a cabo una investigación criminal. Y te está diciendo que se hará cargo del departamento, 115.000 empleados, incluido todo el FBI, y cambiará el lugar en un santiamén y realizará investigaciones criminales en todo el país que producirán resultados en cuestión de días. Es imposible. Es absurdo. No va a suceder, y va a fallar”, continuó Donoghue.
Todos los presentes en la reunión del 3 de enero, incluyendo al propio Donoghue y Steven Engel, ex fiscal general adjunto, dijeron que renunciarían en masa si Trump reemplazara a Rosen con Clark. “Todos, sin dudarlo, dijeron que renunciarían”, aseguró Donoghue. El procurador general adjunto resumió la tónica general de las relaciones entre su departamento echando mano de las notas que había tomado durante una llamada con Trump, en las que el expresidente decía: “Solo diga que las elecciones fueron corruptas y déjeme el resto a mí y a los congresistas [republicanos]”.
Trump, Internet y el Italygate
De noviembre – mes en el que tuvieron lugar las elecciones – hasta enero, Trump presionó implacablemente al Departamento de Justicia para que investigara sus afirmaciones de fraude electoral, incluso después de haber sido investigadas y refutadas.
En un momento dado, cuando el Departamento de Justicia se negó a actuar sobre una teoría de conspiración que afirmaba que los satélites italianos estaban cambiando los votos en favor de Biden, el Departamento de Defensa entró en escena. De hecho, según varios testigos, el exsecretario de Defensa interino Chris Miller llegó a llamar al agregado militar estadounidense en Italia para investigar esta teoría. Kash Patel, quien llegó a Defensa a finales del mandato de Trump, llamó a Donoghe para preguntarle de qué trataba “este asunto de Italia”. Confrontado por los altos cargos de Justicia al respecto, Trump respondió que “Es posible que ustedes no estén siguiendo Internet como yo”.
Adam Kinzinger, único republicano junto a Liz Cheney del Comité del 6 de Enero encargado de dirigir la sesión del jueves, concluyó destacando el intento de involucrar a Italia en el proceso electoral de Estados Unidos “Es uno de los mejores ejemplos de hasta dónde llegaría el presidente Trump para mantenerse en el poder. Buscando en Internet para apoyar teorías de conspiración”.
Perdones presidenciales
El comité del Congreso reservó para el final la revelación de algunos de los nombres de quienes solicitaron el perdón presidencial durante los últimos coletazos del gobierno de Trump. En un testimonio inédito en vídeo, Cassie Hutchinson, asistente del exjefe de gabinete de la Casa Blanca Mark Meadows y el exabogado de la Casa Blanca, Eric Herschmann, confirmaron que los miembros republicanos de la Cámara de Representantes Matt Gaetz, Scott Perry, Andy Biggs, Louie Gohmert y Mo Brooks solicitaron o abogaron por indultos presidenciales para ellos y otros compañeros de gabinete.
Al acabar el vídeo, Kinzinger apuntó que “la única razón” por la que sabe pedir perdón es “cuando se cree o sabe que se cometió un delito”.
La audiencia de este jueves será la última de junio, ya que el comité ha decidido posponer las audiencias finales programadas hasta el mes que viene, lo que dará a la comisión de investigación del Congreso más tiempo para procesar nueva información.