Manassas, Ciudad de inmigrantes en Virginia, que se ha convertido en el hogar de una numerosa comunidad hispana en los últimos años, experimenta crecimiento económico y multicultural, con proyectos de expansión, llegada de grandes corporaciones, un impulso en los negocios (muchos de ellos hispanos) y planes de apertura de un aeropuerto regional para vuelos comerciales.
Por Sonia Vásquez Luna.
La ciudad, que en 2008 fue el epicentro de las políticas antiinmigrantes en el estado, con movimientos hostiles como Help Save Manassas que provocaron el éxodo masivo de hispanos, se ha transformado en un área floreciente y amigable a la diversidad, donde los latinos son cuatro de cada 10 residentes y han elegido a la primera concejal hispana en más de 150 años de fundación.
La empresaria de bienes raíces, Ruth Henríquez Campos ha sido testigo del cambio y ha experimentado en carne propia los momentos de crisis y prosperidad en Manassas.
Su familia fue una de las primeras familias hispanas en mudarse a la ciudad en 1989, cuando Manassas se consideraba una zona rural en las afueras del área metropolitana.
“En nuestro edificio éramos los únicos hispanos”, contó Henríquez Campos a El Tiempo Latino, el martes 22 de agosto”.
“Yo era la única niña latina que hablaba español en mi escuela”, añadió la empresaria. Ahora en la Yorkshire Elementary, los niños hispanos representan el 73% de los estudiantes, según el Departamento de Educación de Virginia.
En tres décadas la ciudad ha duplicado su población y ha sido transformada hacia la diversidad, tras experimentar serias crisis de rechazo al cambio y aceptación de nuevas culturas.
A principios de los 90s, Manassas era considerada una zona en las afueras del área metropolitana, con muy poca presencia hispana. Tras proyectos de revitalización en los condados de Arlington y Fairfax, que aumentaron el costo de la vivienda, un creciente porcentaje de hispanos dirigieron la vista a Manassas, atraídos por el bajo costo de los alquileres.
“Por algunos años éramos los únicos latinos en el edificio donde vivíamos; pero luego fueron llegando más familias”, dijo Henríquez Campos, de El Salvador. “Llegaron mexicanos, guatemaltecos, peruanos, hondureños y de otras nacionalidades”, dijo.
Cambio demográfico
En 1990, Manassas contaba con una población de 27 mil habitantes, según archivos del Censo, aunque no hay datos sobre el porcentaje de latinos en la ciudad.
En 2010, la población era de 37 mil personas, y ya se había experimentado un gran crecimiento en la comunidad latina, que representaba el 30% de la población. Los negocios latinos habían proliferado.
En 2022, el Censo estima una población de 42 mil 642 habitantes, de los cuales el 38.1% son hispanos. Mientras que las minorías han crecido en Manassas, los blancos no hispanos han disminuido drásticamente al 38.8%.
De políticas antiinmigrante y éxodo masivo a mayor tolerancia e hispanos electos
El crecimiento abrupto de la comunidad latina en menos de dos décadas provocó rechazo en la población de Manassas. “Hay que considerar que Manassas era una ciudad ‘racista’. Cuando nosotros llegamos, las casas tenían colgando en sus puertas las banderas confederadas”, dijo Henríquez Campos.
En 2008, movimientos como Help Save Manassas impulsaron una agenda contra los indocumentados. La ciudad implementó la normativa 287 (g) mediante la cual los policías podían ejercer como agentes de inmigración. Los jornaleros experimentaron una actitud hostil, que culminaba en arrestos. La ciudad intentó cambiar la definición de familia, a solo el núcleo —padres e hijos— para evitar un mayor número de personas en las viviendas.
Grupos activistas como Mexicanos Sin Fronteras lideraron batallas a favor de los inmigrantes.
Era un tiempo muy difícil de gran persecución, dijo Henríquez. “El éxodo masivo me impactó directamente. Las personas que estaban ya por comprar casas renunciaban a los contratos y otros dejaban sus casas y se iban de la ciudad por temor”, dijo Henríquez.
Las políticas se suavizaron y con el paso de los años más hispanos llegaron a la ciudad y quienes vivieron la hostilidad se lanzaron al activismo y al ambiente político. Hoy Manassas cuenta con su primera concejal latina, la salvadoreña Sonia Vásquez Luna, quien se mudó a la ciudad hace 12 años y experimentó de primera mano los cambios.
“Manassas ha cambiado y sigue cambiando. Hoy hay más tolerancia y se ve un gran progreso”, expresó Vásquez Luna, activista del sindicato de trabajadores de construcción, LiUNA.
La concejal ganó las elecciones en noviembre pasado.
Aeropuerto de Manassas, construcción y remodelación de edificios de gobierno
El anuncio de la expansión del aeropuerto regional para vuelos comerciales es una muestra del desarrollo en la ciudad. Hasta ahora el aeropuerto, con 50 años de existencia, ha funcionado para vuelos privados y clases de aviación. “La expansión es un hecho y ya en 18 meses es posible que tengamos los primeros vuelos comerciales”, dijo la concejal Vásquez Luna.
De hecho, el martes 22 de agosto se firmó el contrato de arrendamiento por 40 años entre Manassas Regional Airports y la compañía Avports.
Si la primera fase del acuerdo va bien, Avports tiene planes de ampliar el edificio de la terminal en aproximadamente 30 mil pies cuadrados y crear capacidad para hasta 30 vuelos por día.
Avports comenzará a pagar alquiler a la ciudad en 2024. Ese primer año le costará a la empresa $504 mil antes de aumentar gradualmente a más de $700 mil anuales para 2026 y durante el resto del contrato de 40 años.
“Además se crearán más de 250 puestos de trabajo, incluidos, quienes quieren ofrecer sus servicios de ventas”, añadió Vásquez Luna.
La salvadoreña Lourdes Chávez, quien se mudó a Manassas en 2010, aplaude la noticia de la ampliación del aeropuerto. “Esto va a valorizar mejor nuestras viviendas”, expresó al señalar que su townhouse ha incrementado su valor desde que lo compró hace 8 años. “Lo adquirí a $270 mil, ahora está mejor valorada. Quería venderla, pero voy a esperar más”, expresó.
Lourdes Chávez vive a una cuadra de la casa histórica Liberia, construida en 1825, y que sirvió como una casa de plantación, albergando a unas 90 personas esclavizadas.
La ciudad cuenta con un lado histórico atractivo al turismo, una estación de trenes, construida en 1914, que hoy día sirve como estación a lo largo de la línea Virginia Railway Express Manassas, así como como parada en las rutas de trenes Cardinal, Crescent y Northeast Regional de Amtrak.
Retos: crimen y educación
Pese al progreso, el índice de crimen es un tema que preocupa. Las autoridades lidian con la criminalidad en la ciudad implementando una estrategia de acercamiento a la comunidad, dicen los oficiales. Este año se culminó la construcción de la nueva sede de la Policía, en una zona estratégica que tenía una actividad delictiva bastante alta en el centro comercial de Grant Avenue.
“Desde que la policía empezó a tener mayor presencia aquí y construyó el nuevo edificio, todo está más tranquilo”, expresó Christian Flores, quien vende comida mexicana en un food truck en el Centro Comercial Grant Avenue.
En cuanto a educación hay mucho por avanzar. Escuelas como la Yorkshire con una alta presencia de latinos (73%) y una abrumadora mayoría de minorías (91%) cuentan con un pobre resultado académico.
Mientras tanto, la ciudad sigue haciéndose conocida y es sede de grandes festivales multiculturales, como el de Puerto Rico y de El Salvador. Pronto, el 30 de septiembre, será anfitriona del Festival Latino de Manassas.
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