Buenas noticias económicas, la agenda legislativa y los asuntos internacionales allanan el camino hacia la reelección.
Joe Biden estaba con ánimo de celebración cuando llegó al Jardín Sur de la Casa Blanca este mes luciendo sus características gafas de sol estilo aviador.
Esa mañana, los últimos datos mensuales sobre inflación habían mostrado que el aumento de los precios se ralentizaba a mayor velocidad de lo previsto en toda la economía estadounidense. Unas horas más tarde, luego de que Cyndi Lauper cantara “True Colors” y rodeado de congresistas de ambos partidos que lo aplaudían, firmaba una ley bipartidista que protege el matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el país.
“Ha sido un largo camino, pero lo hemos conseguido. Y vamos a seguir trabajando, se los prometo”, dijo Biden.
La ceremonia del 13 de diciembre al aire libre en la Casa Blanca coronó lo que ha sido un final de año notablemente positivo para Biden, que incluye unos resultados mejores de lo esperado para los Demócratas en las elecciones de mitad de mandato, la liberación de Brittney Griner –la estrella del baloncesto estadounidense detenida en Rusia– y el anuncio de una inversión multimillonaria para la fabricación de semiconductores en el estado pendular de Arizona.
Lo que podría haber sido un año devastador para la presidencia de Biden —con la guerra de Rusia en Ucrania, una inflación persistentemente alta, luchas internas entre los Demócratas en el Congreso y lo que muchos temían que sería una paliza en las elecciones intermedias— termina de muy buena manera para la Casa Blanca.
Esto ha puesto a Biden, quien cumplió 80 años el mes pasado, en una mejor posición para decidir si se presenta a la reelección en 2024. Se espera un anuncio del presidente sobre su futuro político a principios del próximo año, y sus recientes éxitos han acallado algunas de las voces Demócratas que le pedían que se hiciera a un lado debido a su edad.
“La productividad de su administración, que cuenta con la colaboración del Congreso, es innegable en el marco de una narrativa nacional que es una especie de versión de Todo se va a pique“, dijo Tina Smith, senadora Demócrata por Minnesota. Agregó que es de esperar que cualquier presidente con un “historial de logros” como el de Biden se presente para otro mandato, y que lo apoyaría si lo hiciera.
“Ha liderado el partido y ha luchado por temas que están mucho más alineados con los votantes del centro que el partido Republicano”, añadió Joel Benenson, encuestador Demócrata que trabajó para el expresidente Barack Obama.
Los índices de aprobación de Biden han mejorado en los últimos meses, aunque siguen siendo bajos. Según el promedio de las encuestas de Realclearpolitics.com, el 52 por ciento de los estadounidenses desaprueba su desempeño como presidente, mientras que el 43 por ciento lo aprueba. Esa diferencia de nueve puntos porcentuales es mucho menor de lo que era en el punto más bajo de la popularidad de Biden, en julio, pero seguirá siendo una preocupación para la Casa Blanca y el partido Demócrata.
“No hay un gran clamor entre el público estadounidense por este líder en particular, sino (solo) un clamor por la normalidad que aportó, hasta cierto punto”, afirmó Jeffrey Engel, director fundador del Centro de Historia Presidencial de la Southern Methodist University de Texas.
Algunas de las noticias más alentadoras para Biden en los últimos meses han llegado en el frente económico. Además de la desaceleración del índice de precios al consumo, el crecimiento del empleo en Estados Unidos ha seguido siendo sólido, lo cual ha atenuado el temor a que esté por venir una recesión provocada por el agresivo endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal.
En sus últimas proyecciones económicas publicadas este mes, los responsables de la Reserva Federal pronosticaron, para 2023, aumentos del desempleo, de la inflación y de las tasas de interés. Pero siguen estimando que la economía estadounidense continuará creciendo aunque a un ritmo lento del 0,5 por ciento, y que volverá a acelerarse en 2024.
“Las noticias económicas positivas nos demuestran que hemos ido por el buen camino y que las decisiones políticas han sido las correctas”, afirmó Smith, senadora por Minnesota.
En el frente de la política exterior, Biden concluyó el año acogiendo una visita de Estado del presidente francés, Emmanuel Macron, un emblema de la unidad occidental que había contribuido a forjar contra Vladimir Putin tras el ataque de Rusia a Ucrania. Aunque esto tuvo escasa repercusión política interna, ayudó a consolidar la confianza en su equipo de seguridad nacional tras la chapucera retirada de Afganistán durante su primer año de mandato.
“Joe Biden creció en la Guerra Fría, a la sombra de Harry Truman y de algunos de los logros que ayudaron a mantener la paz durante años. Él hizo lo necesario y se mantuvo firme aunque al principio tuviera algunas dudas”, afirmó Alvin Felzenberg, historiador y antiguo funcionario de la comisión del gobierno estadounidense encargada de investigar los atentados terroristas del 11 de septiembre. “Ha trabajado muy duro para recuperar la confianza con los aliados”, añadió Felzenberg.
De cara a la decisión de 2024, Biden querrá evitar dos precedentes inquietantes. El primero son las elecciones primarias que desencadenarían divisiones entre los Demócratas y pondrían en peligro sus posibilidades en las elecciones generales, como las que contribuyeron a condenar a Gerald Ford en 1976, a Jimmy Carter en 1980 y a George HW Bush en 1992. Pero si Biden decide hacerse a un lado, querrá hacerlo con la suficiente antelación para que los posibles sucesores Demócratas puedan armar campañas exitosas, a diferencia del tardío anuncio de Lyndon Johnson en 1968, que allanó el camino para que Richard Nixon ganara la Casa Blanca.
Pero tras un año en el que Biden desactivó y desconcertó a los críticos tanto dentro como fuera de su partido, en la Casa Blanca se cree que el presidente tiene las mejores cartas políticas que ha tenido en meses.
James Politi en Washington
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