A los 36 años, Mara Wilson trabaja como escritora, narradora y actriz. Todavía conserva esa sonrisa pícara que traspasaba la pantalla cuando en su niñez protagonizaba películas como Señora Doubtfire (1993), Milagro en la Calle 34 (1994) y Matilda (1996). En una entrevista con The Guardian, la artista confesó: “No quería convertirme en una estrella, sino ganar algo de dinero para la universidad“.
Hija de Mike Wilson, un ingeniero; y Suzie Shapiro, una ama de casa, nació en Los Ángeles, el 24 de julio de 1987. En su infancia vivía en la ciudad de Burbank, en California, donde están muchas productoras de entretenimiento. Siguió los pasos de uno de sus hermanos que había realizado comerciales, sin imaginar que se convertiría en un icono infantil de la década del 90.
A los seis años debutó en el filme Señora Doubtfire con Robin Williams. Su mamá se convirtió en su representante y la acompañaba a los sets. Años más tarde, recordó la importancia de la presencia de Suzie en una carta emotiva que escribió para The New York Times: “Yo estaba ahí para desempeñar un trabajo, y ella estaba ahí para asegurar que yo lo hiciera de manera segura y me lo tomara en serio. De todos nosotros, quizá ella y yo fuimos quienes pasamos más tiempo juntas. Estoy muy agradecida por ello, pero todos los días me arrepiento del tiempo con ella que le quité a mis hermanos”.
La fama de Matilda y una tragedia personal
La película Matilda, basada en la novela de 1988 escrita por Roald Dahl, marcó un antes y un después en la vida de Mara. Logró conquistar el corazón del público con el personaje de una niña inteligente con superpoderes que era incomprendida por sus padres, interpretados por Rhea Perlman y Danny DeVito. Durante el rodaje, la pequeña de nueve años enfrentó uno de los momentos más dolorosos de su vida cuando a Suzie le diagnosticaron cáncer de mama.
Fuera del set de filmación, DeVito y Perlman la acompañaron en esta triste etapa y la llevaban al teatro, al cine o a pasear. “Mientras mi mamá estaba enferma y en el hospital, me invitaban, me cuidaban y distraían mi mente”, recordó Wilson en ¿Dónde estoy ahora? Historias verdaderas de la fama accidental en la infancia, su libro autobiográfico publicado en 2016.
Lamentablemente, su mamá murió antes del estreno del filme en los cines, pero Danny le había llevado parte del material para que lo viera en el hospital. Incluso tuvo un emotivo gesto y dedicó el filme a la memoria de Suzie. “Me sentí perdida y sin rumbo. Mi madre era alguien omnipresente en mi vida, jamás pensé que pudiera morir”, confesó la actriz que hacía el duelo mientras pasaba por el momento de mayor popularidad en su carrera.
Adiós a Hollywood
A los 12 años, Wilson entró a la pubertad y no conseguía trabajo en Hollywood. Como consecuencia, sentía depresión y ansiedad. “Un día vi en una revista a actrices como Scarlett Johansson y Keira Knightley y pensaba: ‘No hay forma de que yo sea tan hermosa como ellas en dos años’. Me sentía molesta y aun a veces lo siento. Cada vez que conocía a alguien, muchos parecían decepcionados de descubrir que yo no era bonita”, explicó.
Además, el éxito también le trajo otros problemas como el estrés por la exposición que suelen tener los niños famosos. “No creo que puedas ser una estrella infantil sin sufrir daños”, afirmó a The Guardian. “No me sorprende que muchos de nosotros terminemos bebiendo, drogándonos y de fiesta”, señaló respecto al fracaso de algunas celebridades adolescentes.
Impulsada por su padre, en su adolescencia decidió bajar el perfil y con el dinero que ganó en las películas pudo pagar sus estudios en artes escénicas. Durante muchos años vivió bajo la sombra de Matilda y sintió miedo de que sus fanáticos la dejaran de querer por mostrar su verdadera personalidad.
“Notaba cómo las personas que me conocían se sentían decepcionadas porque yo no era tan inteligente, divertida o agradable como esperaban que fuera. Creo que esperaban que fuese Matilda, quien es maravillosa, pero no es real”, manifestó la artista que también participó en películas como Un simple deseo (1997), Un golpe de magia (1999) y Thomas y el Ferrocarril Mágico (2000).
También, Mara aseguró que fue “sexualizada” por la sociedad y los medios. La actriz solía recibir cartas de adultos “con contenido inapropiado”. Incluso cuando se buscó en Google quedó sorprendida al encontrar material retocado sobre ella en sitios pornográficos. Además, recordó que en algunas entrevistas los periodistas le hacían preguntas incómodas como qué actor encontraba más sexy o si sabía qué era un beso francés.
Wilson se ha manifestado en reiteradas oportunidades en contra de la sexualización de las niñas. En 2017 escribió una carta en la revista Elle para pedir a los medios que no opinen del cuerpo de Millie Bobby Brown. En ese momento habían salido unas fotos de la actriz de 13 años promocionado la segunda temporada de la serie Stranger Things.
“Hoy ya no soy tan famosa como lo fui. Si un extraño me dice a través de Internet que soy fea, o que quiere acostarse conmigo (algo que me dicen muchas veces por semana), puedo sobrellevarlo. Ya no soy una niña. Pero Millie Bobby Brown sí lo es. Someter a debate el físico de una niña, ya sea en un sentido positivo o negativo, ya sea para sexualizarlo o para burlarse, sigue siendo debatir sobre el cuerpo de una niña”, declaró.
La búsqueda de la felicidad
Mara analizó qué camino debía recorrer y encontró tres opciones: intentaba seguir en la industria del cine y se sometía a una cirugía estética; buscaba papeles que dieran con su physique du rôle sin operarse; o renunciaba a la idea de hacer una carrera en el cine. Luego de analizarlo, eligió la última opción. “Si iba a terminar mi relación con Hollywood, quería que fuese de mutuo acuerdo”, aseguró.
Al alejarse de los flashes, siguió estudiando y tuvo otros trabajos como barista y niñera. Descubrió que le apasionaba el teatro y la escritura fue una tabla de salvación. Wilson se graduó en la Universidad de Nueva York y a través de los textos pudo hacer catarsis con las experiencias buenas y malas que vivió por la inesperada fama.
Este año publicó Good Girls Don’t, un libro en el que reconoce haberse convertido en una “niña buena” para intentar agradar a todos y así evitar el rechazo. También cuenta que en su adolescencia tuvo una época de rebeldía en la que sentía frustración y enojo. Ya en su adultez se reconcilia con su pasado y descubre qué aspectos sí eran “buenos” para su vida.
A pesar de que fue un proceso difícil, Mara tuvo una metamorfosis y se animó a mostrar su verdadera personalidad. En 2016, tras la masacre homófoba en un club de Orlando, la actriz reveló en sus redes sociales que era bisexual. Sin embargo, aclaró que seguiría manteniendo un perfil bajo respecto a su vida amorosa.
En su cuenta de Instagram, ella comparte con sus más de 200 mil seguidores imágenes y videos de su vida personal y laboral. Aprovecha para promocionar sus trabajos de escritora y actriz de doblaje, así como los podcast y audiolibros que realiza. Recientemente participó en la huelga de guionistas y actores de Hollywood. Además, la suelen invitar a las convenciones de cómics, donde se reúne con sus fanáticos y rememora su pasado.
Ahora Mara Wilson es la protagonista de su propia vida. Al elegir este camino de aceptación, la escritora pudo encontrar la paz y alejarse de los estereotipos impuestos por la industria de Hollywood.
