La prohibición de libros en Estados Unidos está aumentando a un ritmo acelerado en los distritos escolares de todo el país. Así lo indica un nuevo informe de PEN América, una organización de libertad de expresión.
Siete estados ya han aprobado leyes en contra de libros
Siete estados del país, incluidos Florida, Tennessee, Oklahoma y Utah aprobaron durante 2022 leyes que imponen límites a los libros que se pueden conseguir en las bibliotecas públicas o de las escuelas.
De acuerdo con un estudio realizado por EveryLibrary, este año se han lanzado 113 proyectos de ley en todo el país que restringirían la libertad de lectura de las personas.
“Esto es mucho más grande de lo que realmente se cuenta”, le señalo Jonathan Friedman, director de libertad de expresión y educación de PEN América a The New York Times.
“La gente debe entender que no se está eliminando un libro en un distrito escolar, es un conjunto de ideas que están siendo amenazadas en todas partes”, prosiguió.
El análisis de PEN rastreó las prohibiciones en 21 estados y encontraron que estas afectaron a 66 distritos escolares.
- Texas tuvo el número más alto, con 438 retiros de libros, seguido de Florida, con 357, luego Missouri, donde se prohibieron 315 libros, y Utah y Carolina del Sur, donde se retiraron más de 100 títulos en cada uno.
“Tenemos mucho trabajo por hacer”
La Asociación Estadounidense de Bibliotecas publicó un informe que muestra que los esfuerzos por prohibir libros se duplicaron en 2022 respecto al 2021.
Además, señala que durante el año pasado la asociación recibió el mayor número de quejas por libros desde su creación, hace 20 años.
“Hemos tenido dos años récord, y aquellos de nosotros que luchamos contra la prohibición de libros realmente tenemos mucho trabajo por hacer”, afirmó Christopher Finan, director ejecutivo de la Coalición Nacional Contra la Censura.
¿Cómo empezó esta ola en contra de los libros?
Durante la pandemia y el confinamiento, se formaron grupos como Moms for Liberty y Utah Parents United para oponerse a las restricciones del covid-19 y la educación en casa.
Esto hizo que empezaran a enfocarse en el contenido de los currículos escolares y las bibliotecas públicas del país hasta tal punto que comenzaron a exigir que se eliminaran ciertos libros a través de una lista que circularon por internet.
El surgimiento de grupos como estos en todo el país supuso libros específicos, a menudo títulos que se centran en temas LGBTQ o que abordan la desigualdad racial, fueran atacados.
Y el debate sobre lo que constituye un material de lectura apropiado para los estudiantes se ha vuelto cada vez más politizado.
En Florida, la Legislatura estatal aprobó una ley que requiere que un especialista certificado en medios evalúe todos los libros en las aulas escolares y en los estantes de las bibliotecas. Además, algunos distritos aconsejaron a las escuelas que limitaran el acceso a todos los libros hasta que pudieran examinarlos, lo que resultó en estantes vacíos en algunas bibliotecas escolares.
En Tennessee, los legisladores aprobaron un proyecto de ley que somete a los editores y distribuidores de libros a enjuiciamiento penal y fuertes multas por proporcionar a las escuelas públicas material que consideren obsceno.
En un comunicado, PEN pidió al gobernador Bill Lee que rechace el proyecto de ley, argumentando que no tiene otro propósito que el de intimidar a los editores para que se autocensuren.
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