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Biden en la Oficina Oval, pero Trump en el centro del escenario

La Casa Blanca espera que el caos de los desafíos legales de Donald Trump refuerce a futuro las razones por las cuales los votantes prefirieron al presidente Biden en 2020.

El presidente de Estados Unidos dedicó el martes cuatro minutos a hablar al público estadounidense sobre las posibilidades y los peligros de la inteligencia artificial. No, no ese presidente, sino el que realmente ocupa la Oficina Oval.

Se podría perdonar a los estadounidenses si olvidaran momentáneamente a la persona más poderosa del país. Mientras los helicópteros y las cámaras seguían cada paso del drama legal de Donald Trump en Nueva York, a más de 200 millas al norte, con la intensidad de una Ford Bronco blanca, el presidente Joe Biden pasaba a segundo plano, cediendo el escenario a su predecesor acusado.

Parecía conforme con hacerlo, al menos por ahora. La Casa Blanca no hizo ningún esfuerzo por arrebatar la atención que atrajo la detención de un expresidente. La única aparición de Biden fue durante una reunión con sus asesores científicos. Los periodistas entraron a las 2:59 p.m., Biden, afónico y resfriado, pronunció unas palabras y los periodistas volvieron a salir a las 3:03 p.m. Diez minutos después, la Casa Blanca anunció que Biden había terminado sus actos públicos del día.

La historia de dos presidentes en esta tarde primaveral, uno centrado tranquilamente en la política tecnológica y el otro en la toma de sus huellas dactilares, puso de relieve el singular reto al que se enfrenta Biden desde que asumió el cargo hace más de dos años. Ningún comandante en jefe en más de un siglo se ha visto eclipsado de esta forma en la opinión pública por el líder al que reemplazó. Ahora, que existe el primer procesamiento penal de un expresidente en la historia de Estados Unidos, será mucho más difícil liderar el entorno mediático nacional.

Una pantalla de televisión desplegado en la sala de prensa de la Casa Blanca muestra la noticia sobre la imputación del expresidente Trump . FOTO: Sarah Silbiger – The New York Times.

Sin embargo, es un contraste que el equipo de Biden espera que acabe beneficiándolo. En la medida en que el resto del mandato de Biden sea una pantalla dividida entre el presidente 45 y el presidente 46, los funcionarios de la Casa Blanca están dispuestos a vivir con menos tiempo de emisión si eso significa que se verá a su presidente enfocado en la fabricación, la atención médica y el cambio climático, mientras que al otro se lo verá centrándose en las mociones previas al juicio, testigos hostiles y registros de dinero empleado para comprar el silencio de una estrella porno.

“2023 va a tratarse de Trump: sus problemas legales van a ser una historia que definirá el año”, expresó Jennifer Palmieri, quien fue directora de comunicaciones de la Casa Blanca para el presidente Barack Obama y asesora principal de campaña de Hillary Clinton. “¿Qué hace la Casa Blanca al respecto? A cierto nivel, todo está bien. Estas historias alcanzarán su punto álgido y luego desaparecerán. Lo que Biden tiene que ser es el presidente de la paz y tranquilidad cotidiana”.

Los giros salvajes del show de Trump, en esta opinión, solo refuerzan las razones por las cuales los votantes prefirieron a Biden en primer lugar: el atractivo de una mano firme contra la tormenta.

“Todo esto podría contribuir a la falta de confianza que hay en las instituciones, a una sensación de caos, de desorden, por lo que el equipo de Biden tiene que esforzarse al máximo para demostrar que el gobierno puede funcionar”, señaló Palmieri.

Aun así, el anticaos puede ser atractivo para los votantes agotados por la agitación trumpiana, pero históricamente no ha sido motivo de un gran índice de audiencia. “Supongo que el equipo de Biden dirá que el contraste de la pantalla dividida juega a su favor”, explicó Kevin Madden, un veterano estratega republicano. “El problema, sin embargo, es que con Trump puede haber días o semanas como esta en los que nunca tengan su mitad de pantalla”.

Ningún otro presidente querría el tipo de publicidad que Trump está recibiendo ahora, por supuesto, pero la fijación con el expresidente se extenderá incluso más allá de este procesamiento histórico. Fani T. Willis, fiscal de distrito del condado de Fulton, en Georgia, podría decidir pronto si acusará a Trump de intentar interferir en las elecciones de 2020, mientras que Jack Smith, abogado especial federal, podría buscar acusaciones vinculadas al ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio y al hecho de que el expresidente se negara a entregar documentos clasificados.

Por si estas situaciones no fueran suficientes para mantener el foco de atención centrado de lleno en Mar-a-Lago y no en la Casa Blanca, Trump ya tiene previsto ir a juicio el 25 de abril por una demanda interpuesta por E. Jean Carroll, una escritora que lo acusó de haberla violado. Y está previsto que el 2 de octubre se celebre un juicio civil sobre las acusaciones de fraude financiero presentadas por Letitia James, fiscal general de Nueva York.

En contra de todo eso, una reunión del Consejo de Asesores sobre Ciencia y Tecnología delpresidentepuede no parecer tan atractiva para los productores de televisión por cable o, de hecho, para sus audiencias. Cuando Biden voló a Minnesota el lunes para promocionar una fábrica de electrolizadores de hidrógeno, los canales de noticias mostraron el avión privado de Trump, el llamado “Trump Force One”, despegando hacia Nueva York.

“Estoy cambiando de canal en canal mientras disiento con la cabeza”, escribió en Twitter Michael Steele, expresidente del Comité Nacional Republicano que rompió con Trump. “¡No es de extrañar que no podamos recuperarnos de esta infección de Trump porque los medios de comunicación siguen alimentando la sed de Trump de ser todo en todas partes a la vez! En el avión, fuera del avión, en el coche. ¿Sí se enteran de que el actual @POTUS (presidente de los EE UU) viajó hoy?”.

El expresidente Donald Trump abandona la oficina del fiscal de distrito de Nueva York camino a la Corte Penal de Manhattan, ayer martes, 4 de abril, 2023. FOTO: Dave Sanders – The New York Times.

A la Casa Blanca le tocó aprovechar al máximo la situación. Jeffrey Zients, el nuevo jefe de gabinete, publicó una imagen de la portada de The Star Tribune de Minneapolis con el titular “Biden touts investment in Minn” (Biden promueve la inversión en Minnesota).

Ben LaBolt, director de comunicaciones de la Casa Blanca, no expresó preocupación alguna por la capacidad de conectar con el público. “Creemos que responder a las inquietudes que tienen los trabajadores estadounidenses es lo que se espera de un presidente”, afirmó.

El paralelismo más cercano a la situación de Biden puede ser el de William Howard Taft, que apenas podía competir por la atención con su predecesor, Theodore Roosevelt, quien finalmente montó una infructuosa campaña de regreso contra su exaliado en 1912. Eso, por supuesto, fue mucho antes de la era de las redes sociales y la televisión por cable.

Biden dejó que su secretaria de prensa, Karine Jean-Pierre, desviara las preguntas obvias sobre Trump. Durante su sesión informativa diaria, habló de la entrada de Finlandia en la OTAN, de la detención de un periodista estadounidense por parte de Rusia y de la reunión del presidente con asesores tecnológicos. Pero la primera detención de un expresidente y “todo lo que toque o se relacione con el caso”, declaró, no estaba abierto a preguntas.

No es que los periodistas de la sala de prensa de la Casa Blanca dejaran de presionarla. Preguntaron por los problemas de seguridad en Nueva York y el Estado de derecho. Preguntaron si el presidente vio los procedimientos televisados y si consideraría indultar a Trump, aunque el poder de indulto de un presidente no se extiende a casos estatales como el de Nueva York.

Cuando un periodista señaló que había “gran conmoción en Japón por la detención del candidato de la oposición”, Jean-Pierre pareció confundida por un momento, hasta que se dio cuenta de que era un intento más por que hablara de Trump.

“Me encanta que me lo preguntan de distintas maneras”, dijo Luego repitió lo que había dicho una y otra vez: “No voy a hacer ningún comentario desde aquí”, antes de dar por concluida la sesión informativa del día.

Por la noche, su sesión informativa tenía 12.000 visitas en el canal de YouTube de la Casa Blanca y las breves observaciones del presidente sobre la ciencia tenían 2.100. A las pocas horas, Trump hizo una declaración en horario de máxima audiencia sobre su detención que se esperaba que vieran millones de personas.

Peter Baker, Michael D. Shear – The New York Times

Lea el artículo original aquí.

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