Esta vez la moneda cayó sobre su borde, dejando al gobierno tan dividido como antes.
Los resultados completos de las elecciones aún no se saben y, dado que la contienda al Senado de Georgia se dirige aparentemente a una segunda vuelta, es probable que no los sepamos hasta dentro de un mes. Pero, por ahora, parece que el esperado “tsunami rojo” republicano no se ha materializado. El gran “cara o cruz” de las elecciones intermedias resultó en un cuasi milagro: la moneda cayó sobre su borde y dejó al gobierno tan dividido como antes.
Dada la ferocidad de las emociones en ambos lados de la división política y la turbulencia general en el sistema, con una protoguerra mundial en Ucrania, una inflación asombrosa, el alboroto por el aborto, el aumento de los precios de la vivienda, el caos climático entre otros, parece un milagro que el resultado pueda ser algo así como un empate. Así que me pregunto, Ed, ¿está EEUU ahora sujeto al equivalente político de la tercera ley del movimiento de Newton, por la cual toda fuerza en la naturaleza está sujeta a reacción opuesta equivalente?
No cabe duda de que vivimos en una época extraña en todos los aspectos, pero es casi única en cuanto a política electoral. Contando todas las elecciones federales desde la primera de 1789, sólo pocas veces las dos cámaras del Congreso han estado divididas de manera tan equitativa entre los dos partidos reinantes.
Más recientemente, la división 50-50 del Senado del 107º Congreso refleja la épica contienda presidencial entre George W. Bush y Gore del año 2000, cuando el resultado dependió de las infames boletas de papel mal perforadas en Florida, un asunto que requirió resolverse en la Suprema Corte. Desde el punto de vista estadístico, quizá no sea tan improbable que, dos veces en 117 intentos, el resultado sea tan reñido. Entonces, tal vez la pregunta no sea por qué sucede esto, sino por qué sucede cuando sucede. Más aún, ¿por qué se repite ahora? No fue como si la moneda electoral se vio sacudida por una brisa antes de caer sobre su borde. En cambio, me parece que los resultados electorales son el producto de fuerzas opuestas masivas y aparentemente inmutables, no muy diferentes a las que Newton citó en la naturaleza para encerrar toda la existencia en un equilibrio permanente.
Cada uno de los bandos está alimentado por un odio mutuo sin límites, respaldado por sumas de dinero aparentemente inagotables tras la fatídica decisión de la Suprema Corte en el caso Citizens United que permitió el financiamiento corporativo de las campañas. Un lado comienza a fortalecerse cuando ve que el otro también lo hace, lo que conduce a una carrera armamentista que solo puede terminar en un enfrentamiento, tal como sucede con las armas nucleares. En un contexto tan existencial, los problemas que podrían, lógicamente, inclinar una carrera hacia un lado u otro, de alguna manera se eliminan. La ansiedad por el aborto que despiertan los Demócratas se contrarresta con la amenaza de la delincuencia que suscitan los Republicanos; la angustia por la inflación se contrarresta con la tranquilidad por el bajo desempleo; el disgusto por Biden se equilibra con el odio por Trump.
Y cualquier defecto personal de los candidatos individuales se pierde en la confusión. Mitch McConnell se quejó de la debilidad de los candidatos al Senado de su partido. Al hacer esto, debió pensar en el ex corredor de fútbol americano Herschel Walker, ya que seguramente era inelegible para cualquier cargo público, y mucho menos al Senado de los Estados Unidos, si se sopesan justamente las numerosas demandas morales en su contra. En mi opinión, tenía que perder 100-0, pero su carrera contra el Demócrata titular, Raphael Warnock, es tan reñida que se dirige a una segunda vuelta, potencialmente para decidir el control del Senado.
Por desgracia, cuando la moneda cae sobre su borde de esta manera, nos deja a todos al borde también. Te invito Ed, y a todos los lectores de Apuntes desde el Pantano, a ofrecer predicciones sobre dónde puede caer la moneda en las próximas semanas.
Respuesta de Edward Luce
En efecto, Rana: todos estaremos al pendiente durante al menos un mes para ver quién controla el Senado, aunque es posible que Georgia no será una segunda vuelta decisiva esta vez si Catherine Cortez Masto retiene a Nevada y Mark Kelly retiene a Arizona. Por lo tanto, también es concebible que los Demócratas puedan terminar con 51 escaños en el Senado, lo que privaría a Joe Manchin de gran parte de su influencia reciente justamente en el momento en cual ya no importa tanto. Creo que hay muy pocas probabilidades de que surja algo bipartidista de una Cámara de Representantes Republicana. Pero, nuevamente, no estaremos seguros del resultado de la Cámara hasta dentro de un par de días. Si los Republicanos toman el control, su mayoría será escasa.
En cuanto a tu pregunta más amplia, se siente un sabor cuasi Einstein en la división casi uniforme del electorado estadounidense. Como señalas, eso significa que cada elección implica un posible cambio de control tanto de la Cámara como del Senado, lo cual significa que los dos partidos tienen cada vez menos incentivos para hacer acuerdos entre sí en el plazo absurdamente corto de dos años entre cada elección. Ahora es todo o nada en un sistema plagado de puntos de veto. Vale la pena recalcar que, hasta ahora, nunca se había dado este caso en la historia política de Estados Unidos. Por lo general, pasaban muchos ciclos en los que un partido controlaba la cámara baja. Por ejemplo, la victoria Republicana de mitad de mandato de 1994 rompió un monopolio Demócrata de 40 años en la Cámara de Representantes. Romper ese dominio monopartidista fue la principal motivación de Newt Gingrich para desatar las tácticas hiperpartidistas que ahora estamos cosechando.
¿Terminará alguna vez? Debe terminar en algún momento. Pero al escribir esto cinco días antes de que Donald Trump lance potencialmente su campaña presidencial de 2024 desde Mar-a-Lago, me siento abrumado por una mezcla de déjà vu y temor. Si mezclas las películas Nightmare on Elm Street con Groundhog Day, así es como me siento.
Rana Foroohar, Edward Luce
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