Los planes de un equipo pueden desmoronarse así, de golpe, debido a una acción intrascendente que saca de juego por un año entero a un jugador. Es lo que acaba de pasarle a los Dodgers con su shortstop Gavin Lux. Y es lo que ahora tratará de compensar el venezolano Miguel Rojas.
La gerencia de Los Ángeles adquirió a Rojas como un Plan B en enero. Sí, fue el torpedero titular de los Marlins hasta 2022. Y uno muy bueno. Pero la idea de su nuevo equipo era ver si Lux era por fin capaz de llenar las enormes expectativas que habían desde su salto al profesional.
Los esquivadores contaron en la posición con Corey Seager y luego con Trea Turner.durante largo tiempo. Son dos de los mejores campocortos del beisbol. No había espacio para nadie más allí, mientras uno de ellos siguiera a bordo.
Pero Seager está con los Rangers desde el año pasado. Y Turner se marchó en noviembre, también como agente libre, para finalmente pactar con los Filis. Lux, por fin, tenía vía libre para probar que no fue un prospecto de papel. Hasta esta semana.
El ahora lesionado infielder llegó a ser uno de los talentos emergentes más atrayentes de la MLB. Fue el número uno de los Dodgers y el segundo mejor de todo el Big Show en 2020, según MLB Pipeline. Y ojo, que todas las evaluadoras le consideraban así de bueno: para esa temporada aparecía en el tercer puesto en el ranking de Baseball Prospectus, y era el cuarto recluta más destacado para Baseball America.
Un tiro al piso, eso era Lux. Y cuando por fin tiene la oportunidad de demostrar su valía, sufre un percance aparentemente tonto, tontísimo, que sin embargo requerirá una cirugía de reconstrucción en la rodilla.
Solo trataba de esquivar el disparo del antesalista, mientras corría a la tercera almohadilla. Y ahora debe entrar al quirófano, rehabilitarse durante ocho meses y esperar a 2024 para volver a jugar.
Lux sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior. Es lo mismo que sacó de acción al venezolano Ronald Acuña Jr. a mediados de 2021.
“Traté de apartarme del tiro y creo que mis spikes se trabaron en la tierra de mala forma, y me retorcí el tobillo”, le dijo a la agencia The Associated Press y otros medios. “Ni siquiera creo que se hubiera podido evitar lo que pasó. Viendo hacia atrás, hubiera sido mejor que me dieran un pelotazo en la nariz”.
LA HORA DE ROJAS
“El sueño de todo pelotero tiene que ser convertirse en shortstop titular de los Dodgers”, expresó Lux con melancolía, citado por ESPN.com.
Puede que esté exagerando, pero hay algo de verdad en eso. El equipo de Los Ángeles es uno de los mejores de la última década, tiene una rica historia que se remonta a los años 40 del siglo pasado, cuando tenía sede en Brooklyn, y ha contado con estrellas inolvidables desde entonces en esa posición, comenzando por el inmortal Pee Wee Reese.
“Lux trabajó durísimo para ser el campocorto de todos los días en esta escuadra”, lamentó Rojas.
El torpedero nacido en Los Teques hace 34 años es un veterano de nueve campañas, que pasó de ser utility a convertirse en el paracorto titular de los Marlins a partir de 2019.
También es un líder, que juega duro en el terreno y sabe decir las palabras correctas cuando está fuera del campo. Un jugador a quien una vez su entonces piloto Don Mattingly homenajeó en 2021, nombrándolo manager de Miami para el último duelo de aquel torneo.
“Lux es una parte muy grande de este club”, lamentó el venezolano. “Me siento mal por él, que tiene que pasar por lo que ahora tendrá que pasar”.
Pero el infortunio de uno puede ser la gran oportunidad de otro. Y Rojas, que fue adquirido a cambio del prospecto Jacob Amaya para ser suplente en el infield, tendrá el chance de ser el dueño del short en Los Ángeles, dos lustros después de graduarse como bigleaguer precisamente con los Dodgers.
Porque el mirandino saltó a las Mayores en 2014 con los azules, antes de ser enviado a Miami como parte de un mega canje que le cambió la vida.
Desde entonces, Rojas ha crecido hasta convertirse en uno de los mejores defensores de la posición en la MLB.
Probablemente los fanáticos aplaudirán a su inesperado shortstop en el siempre atiborrado Dodger Stadium. Acaba de ser finalista por el Guante de Oro en la Liga Nacional y es un trabajador que nunca se queja.
También es un bateador discreto. No dará los tablazos que hasta hace poco repartieron Seager y Turner con el mismo uniforme.
Puede que ni siquiera aporte la ofensiva que se esperaba de Lux, líder en triples la justa pasada en el viejo circuito y quien bateó para .276, con .745 de OPS, contra .236 y .605 de su sustituto.
Pero en los medios californianos no están esperando una ristra de extrabases de su parte. Más bien recuerdan que en su tiempo como novato fue uno de los responsables de que el astro Clayton Kershaw entrara al libro de récords con un no-hit no-run.
En Los Ángeles hay otros artilleros llamados a producir las carreras. Y hay dinero para ir al mercado, en caso de ser necesaria una solución urgente.
Una acción desafortunada puede cambiar los planes de una divisa en apenas segundos. Acaba de pasarle a los Dodgers. Puede convertirse en la desdicha de un jugador que parecía predestinado. Y para otro se convierte en una oportunidad para brillar.