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La desvinculación pone fin a la opacidad empresarial

A medida que evolucionan las cadenas globales de suministros, una avalancha de nueva información podría utilizarse para asegurar que las empresas cumplan las reglas.

La desvinculación está en todas partes. En la última semana hemos recibido varios anuncios en este sentido, entre ellos la decisión de Apple de diversificar su producción fuera de la “ciudad iPhone” de China, una fábrica de Foxconn en Zhengzhou que llegó a producir el 85 por ciento de la línea de teléfonos Pro de la empresa. Luego salió a la luz que la fabricante de semiconductores TSMC triplicó su inversión en la manufactura local de chips en Estados Unidos, Bruselas anunció que ofrecerá sus propios subsidios para acelerar la producción local de tecnología limpia, y las acciones indias han registrado alzas derivadas de que los inversionistas de multinacionales buscan nuevos centros de producción baratos, en cualquier lugar menos en China.

Las razones de estos cambios van desde las protestas antigubernamentales y las interrupciones en las fábricas de China, hasta las preocupaciones por la seguridad nacional y cuestiones laborales internas, pasando por el costo del combustible o las emisiones que genera el transporte por largas rutas. Pero la conclusión es que la diversificación, regionalización y localización de las cadenas mundiales de suministro no han hecho más que empezar, y probablemente se ampliarán y profundizarán en los próximos años. No solo porque los legisladores lo incentivan o insisten cada vez más en ello, sino también porque hay un creciente grupo de empresas que ofrecen los servicios y los datos que lo hacen posible.

Desde consultoras de riesgo hasta grandes agencias de calificación crediticia, pasando por bufetes de abogados, sociedades de inversión y un sinfín de nuevas empresas diseñadas para ayudar a las empresas a trazar o incluso recrear cadenas de suministro alternativas, todo el mundo quiere una porción del pastel de la desvinculación.

Miles Arnone es el director ejecutivo de Re:Build, una empresa con sede en Massachusetts que invierte enempresas incipientes de manufactura localizada y ayuda a las compañías existentes a replantearse sus cadenas de suministro. Afirma que está trabajando con “un gran número de empresas que están desarrollando nuevos equipos en áreas como las tecnologías limpias, la industria automotriz, las ciencias de la vida y la construcción, y quieren fabricarlos localmente”. Esto no solo se debe al clima geopolítico, sino a que quieren evitar el robo de propiedad intelectual o aprovechar las ventajas de una innovación más rápida o el menor plazo de comercialización por producir “local para local”.

Luego están las grandes multinacionales que acuden a Arnone porque operan en sectores donde se está produciendo una desvinculación, como el tecnológico, pero que han “olvidado la receta de su propia salsa secreta”. Esencialmente, esto significa que han realizado tantas subcontrataciones complejas que, literalmente, ya no tienen ni idea de cómo fabricar sus propios productos.

De hecho, es posible que ni siquiera sepan quién fabrica esos productos ahora (o invierte en ellos) debido a la enorme magnitud de la globalización corporativa que se ha producido en el último medio siglo, especialmente entre Estados Unidos y China. Los líderes empresariales necesitan mapas de riesgo detallados para empezar a comprender en profundidad sus propias cadenas de suministro.

Aquí es donde intervienen los empresarios de datos. Una de las firmas más interesantes es WireScreen, que forma parte de The Wire Digital Inc. (The Wire), una plataforma estadounidense de noticias y datos focalizada sobre China y su relación con las cadenas de suministro mundiales. Realiza el seguimiento de 10 millones de empresas registradas para hacer negocios en China, y lo que revela dice mucho sobre lo lejos que tiene que llegar la desvinculación. La empresa, que ha recaudado $14 millones de inversionistas como Sequoia, fue cofundada por David Barboza, galardonado con el Premio Pulitzer en 2013 por sacar a la luz la corrupción en las altas esferas del Gobierno chino.

The Wire utiliza datos de código abierto provenientes del registro estatal de empresas de China y crea un mapa  de interconexiones a 360 grados de todas las grandes compañías públicas y privadas que operan en el país. Esto incluye no solo a las grandes empresas estatales chinas, sino también a proveedores medianos y multinacionales globales, desde Boeing hasta Google. Luego traduce, depura y cruza los datos con otras fuentes, para revelar los accionistas que a la larga se benefician, así como las redes y asociaciones comerciales de estas empresas.

Los resultados son escandalosos. Es bastante común, por ejemplo, encontrar evidencia de compañías sancionadas que se asocian con empresas estadounidenses, o empresas incluidas en una lista negra que controlan múltiples filiales no incluidas en esa lista negra, lo que significa que podrían importar legalmente bienes y servicios para su inversionista o firma controlante que sí han sido sancionados. Aunque The Wire no puede “ver” las infracciones porque no tiene registros de operaciones, sí hace demostraciones periódicas de la plataforma a funcionarios públicos. Hay muchas cosas que les preocupan, incluso más allá de la desvinculación. Por ejemplo, los datos empiezan a dibujar un panorama de externalización de la riqueza a lugares como las Islas Vírgenes Británicas.

Barboza afirma que la plataforma alberga actualmente menos del 10 por ciento de los datos recogidos por su equipo. Aun así, está claro que las cadenas de suministro son “la cuerda de la que se puede tirar para exponer la opacidad de las compañías globales”, como él dice. No es de extrañar que la mayor parte de los casi $3 millones en suscripciones de datos que recibe The Wire procedan hasta ahora de contratistas federales y organismos reguladores, bufetes de abogados, grupos de expertos y consultorías.

Todo líder empresarial o inversionista debería tomar nota. Quienes escriben las normas que dan forma al mundo posneoliberal, y aquellos que ayudan a las empresas a cumplirlas, están recopilando imágenes cada vez más detalladas de cómo operan las empresas más allá de las fronteras. Una cosa es que los políticos impulsen la desvinculación, o incluso aprueben leyes que la exijan. Otra es que todo el mundo tenga acceso a datos que demuestren si las empresas cumplen o no la letra de la ley. Sospecho que esta nueva transparencia sacará a la luz oportunidades y retos que los líderes empresariales y los políticos solo comienzan a imaginar.

Rana Foroohar

Derechos de Autor – The Financial Times Limited 2021.

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