Desde una posible pelea de lucha libre en jaula hasta el lanzamiento de Threads por parte de Meta, rival de Twitter, los dos contendientes se están enfrentando.
Si se cree en la reciente disputa en línea entre Mark Zuckerberg y Elon Musk, pronto los dos empresarios se enfrentarán en un “combate en jaula” en Las Vegas o Roma. El presidente del Ultimate Fighting Championship, Dana White, ha dicho que está intentando organizar este choque real entre los titanes de la tecnología, alegando que ambos están “completamente serios” sobre el evento, que fue promocionado por primera vez como una broma por Musk. “Esta sería la pelea más grande de la historia del mundo”, dijo White.
Una pelea entre multimillonarios marcaría, de hecho, el mayor acto de exhibicionismo hasta ahora de los líderes de las plataformas de redes sociales más poderosas del mundo. Pero esta semana, la pareja comenzó una batalla mucho más trascendental, una que podría remodelar dramáticamente el panorama de la industria de 231.000 millones de dólares.
Desde que compró Twitter por 44.000 millones de dólares en octubre de 2022, Musk ha desmantelado su fuerza laboral, ha reducido su moderación y ha hecho cambios impulsivos que han indignado a los usuarios y anunciantes, dejándolo al borde de la quiebra a principios de este año.
En un acto de oportunismo, esta semana Zuckerberg lanzó Threads, un clon de Twitter destinado a derrocar la aplicación de Musk y atraer a sus usuarios descontentos. Zuckerberg dijo que su objetivo era construir una “amigable aplicación de conversaciones públicas con más de 1.000 millones de personas en ella”, añadiendo: “Twitter ha tenido la oportunidad de hacer esto pero no lo ha logrado”.
El lanzamiento fue un éxito rotundo, con unos 70 millones de usuarios para el viernes. Un Musk enfadado amenazó con demandar a Meta por supuestamente robar a los trabajadores despedidos de Twitter y usar deliberadamente su conocimiento “confidencial” de la plataforma para construir Threads. “La competencia está bien, hacer trampa no”, escribió.
Pero es demasiado pronto para coronar a Zuckerberg como el vencedor de las redes sociales. Threads todavía carece de funcionalidad vital y de un plan para atraer a los periodistas, académicos y medios de comunicación que impulsan muchas de las conversaciones en Twitter. La pareja también puede luchar en cuanto al video y la inteligencia artificial. “En una saga de lucha libre [WWE] considero este espectáculo como un combate igualado, tanto a nivel de ego como a nivel técnico”, dice Greg Kidd, uno de los primeros inversores de Twitter.
La rivalidad entre Zuckerberg, de 39 años, y Musk, de 52, se remonta a muchos años, según sus asociados. “Siempre se han odiado”, dice un inversionista tecnológico de alto nivel que conoce a ambos, añadiendo que Zuckerberg estaba “furioso” cuando, en 2016, un cohete de SpaceX que llevaba un satélite vinculado a una iniciativa de Facebook explotó. En 2018, cuando #deleteFacebook comenzó a ser tendencia durante el escándalo de Cambridge Analytica, Musk bromeó “¿Qué es Facebook?”.
En general, Zuckerberg ha debido mucho a Musk últimamente. La percepción del manejo de Twitter por parte de este último, junto con constantes disputas con figuras de alto perfil, ha distraído del escrutinio de Meta: como fábrica de noticias falsas, violador de la privacidad y destructor de la democracia.
Y fue la brutal reducción de personal de Twitter por parte de Musk lo que allanó el camino para que Zuckerberg anunciara sus propios despidos masivos a principios de este año con poca resistencia, mientras intenta revivir la popularidad de Facebook. “Zuckerberg tiene un enorme problema estratégico, y Threads representa la mejor oportunidad para minimizar el daño”, dice Roger McNamee, un inversor temprano de Facebook que se ha convertido en un crítico vocal.
Mientras tanto, la fijación de los medios con Musk (que él a menudo fomenta) ha creado un espacio para que Zuckerberg se reinvente como un deportista con una afición por las artes marciales mixtas. “Zuckerberg tiene este deseo de ser la persona más importante del planeta… Siempre se trata de la escala”, dice una persona familiarizada con su pensamiento.
En Silicon Valley, el respeto se otorga a aquellos que innovan. Pero donde las mayores apuestas de Zuckerberg -en cripto y metaverso- no han logrado ganar mucho terreno, su otro modus operandi ha sido imitar descaradamente las características de los rivales, atrayendo enemigos y el escrutinio antimonopolio en el proceso.
En 2004, los gemelos Winklevoss demandaron a Zuckerberg, alegando que les había robado la idea de negocio y el código fuente de lo que luego se convertiría en Facebook. Desde entonces, el clon de la función de video corto desaparecido de Snap, en forma de Instagram Stories, se ha convertido en central para la plataforma, mientras que Reels, el equivalente de TikTok en Instagram, está ganando terreno lentamente.
Pero Zuckerberg, fanático de César Augusto y los emperadores romanos, tuvo un golpe de genialidad original en sus últimos esfuerzos. Al vincular Threads a Instagram, los usuarios han podido generar una red y el flujo de contenido atractivo que viene con ella. Esto hace que la aplicación sea instantáneamente atractiva. Cuando empiece a monetizarse, “Meta está bien posicionada para tomar toda la publicidad que abandonó Twitter”, dice un ejecutivo de una agencia de publicidad. “Twitter necesita hacer algo grande y rápido”.
La pareja tendrá más cosas por las que pelear, incluyendo el talento de los creadores. Ambos quieren integrar más pagos y compras en sus plataformas. Y ambos están luchando ahora para convertirse en dominantes en la inteligencia artificial. Musk está trabajando en una nueva empresa para rivalizar con OpenAI, que puede usar los datos de Twitter para alimentar sus modelos. Zuckerberg, con bolsillos más profundos, también está incrementando la inversión de Meta en IA internamente.
Aun así, hay quienes siguen siendo escépticos sobre las perspectivas de ambos, apuntando en cambio a plataformas como TikTok de ByteDance como los verdaderos innovadores. Otro inversionista fundacional de Twitter dice: “Es una pelea por el campeonato mundial de irrelevancia: ¿quién está muriendo más rápido, Twitter o Facebook? Ninguno de ellos va a ser una parte clave del futuro, pero es entretenido ver a los egos luchar”
Hannah Murphy
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