Cada 11 de noviembre, Estados Unidos honra a aquellos que han servido a las fuerzas armadas en el Día de los Veteranos. Son 19.5 millones de funcionarios que sirvieron por el país, según el Departamento de Veteranos, y del total, 1.5 millones son latinos.
Pero más allá del honor que se les rinde, el grupo espera más apoyo y atención por parte de los políticos, mientras el gobierno de turno espera servirles de la mejor forma bajo el Pact Act, una nueva ley que busca ampliar el cuidado de la salud y los beneficios para los veteranos expuestos a fosas para la quema de residuos a cielo abierto y otras sustancias tóxicas.
Dentro del grupo de millones de personas que sirvieron al país figura Francisco Cortés, puertorriqueño de nacimiento y actualmente presidente de la Cámara de Comercio de Veteranos de Nueva Jersey, donde hay al menos 400 mil efectivos retirados.
En entrevista exclusiva con El Tiempo Latino, el veterano de 46 años de edad y quien fue desactivado luego de sufrir un accidente, contó cómo ha sido su experiencia y qué espera que hagan los políticos de turno para ayudar al grupo.
Un amor que nació temprano
La vida militar pasó de ser una curiosidad a una necesidad. “Desde niño, mi sueño siempre fue ser soldado”, explicó. “Así como en Halloween un niño usa un disfraz de Superman y se siente poderoso, para mí era el mismo sentimiento, pero con el uniforme (militar)”.
Cortés empezó a servir en el ejército en 1999. En sus primeros pasos destacó como miembro de la Guardia Nacional hasta convertirse en comandante de tanque; sin embargo, se vio obligado a retirarse luego de sufrir un accidente en una misión.
Una vez ahí, recordó que la disciplina y el trabajo fueron clave para instalarse. “Cuando entras al ejército nunca sabes cómo te van a tratar ni la experiencia que vas a tener. (En mi caso) fue increíble, pero también difícil”. “Te hacen pasar lo peor”, insiste, para saber si el recién enlistado tiene las condiciones físicas y mentales para mantenerse.
La vida en el ejército cambió para bien la vida de Cortés, subraya. “Lo hizo tanto que ahora dedico mucho tiempo a mi organización para veteranos emprendedores”, se refiere a la Cámara de Comercio de Veteranos de Nueva Jersey, fundada hace cinco años, junto al coronel del ejército Jeff Cantor, quien se alistó en 1985 como soldado raso de primera clase y escaló hasta llegar a coronel.
La Cámara de Comercio de Veteranos de Nueva Jersey asiste y brinda apoyo a aquellos que formaron parte de las fuerzas armadas para crear sus propios negocios. También ayuda a crecer a quienes ya lo tienen.
En Nueva Jersey se estima que hay alrededor de 400 mil veteranos, mientras que en Nueva York viven unos 800 mil. Desde la Cámara se ha brindado apoyo en esos estados al organizar eventos mensuales para conocerlos y apoyarlos.
¿Qué es lo más difícil de la vida después del ejército?
— Soy apasionado con el tema de los veteranos porque somos personas impresionantes y fuertes, pero así como somos fuertes, no nos gusta hablar ni pedir ayuda y por las experiencias que pasamos, tenemos muchas dificultades como civiles cuando salimos. Por eso el alto número de suicidios. Es una tragedia.
Uno se siente fuerte, pero esa fuerza —cuando se pide ayuda— lo hace sentir vulnerable. A veces no queremos decir que estamos deprimidos o sin ánimos porque no queremos sentirnos menos que otros. Es difícil estar en el ejército y hablarle sobre lo que sucede a alguien que no ha estado ahí.
¿Considera que existen otros problemas que giren en torno al grupo?
— Hay muchos veteranos sin hogar. Hay varias razones detrás de esos: tal vez consiguen empleo y no logran tener una buena comunicación con otros empleados o lo que pasaron en el ejército les causa problemas en el trabajo. Por eso hacemos todo lo posible para que los empleen.
— ¿Los políticos les prestan atención?
En Estados Unidos, hay algunos estados en donde se brinda más apoyo a los veteranos. Pero durante el resto del año, siento que al veterano se le olvida.
Cuando llega noviembre, los políticos quieren tomarse fotos con ellos y visitar organizaciones. Por 30 días ponen ahí su atención, pero el resto del año no lo hacen y los veteranos vuelven a sentirse solos. Es ahí cuando empiezan los problemas.
Durante el gobierno Donald Trump se aplicó una política en la cual aquellos militares inmigrantes sin nacionalidad estadounidense que sirvieron por al menos tres años debían ser deportados. ¿Es justo que se apliquen leyes migratorias contra efectivos extranjeros que sirvieran en EEUU?
—Creo que si uno dedica su vida y la del país en el que está, debe tener la oportunidad de quedarse ahí con su familia.
¿Estima que seguirá el crecimiento de los latinos en el ejército?
—Mientras la comunidad latina crezca en el país, también lo hará en las fuerzas armadas.
En septiembre, un equipo de funcionarios de America’s Warrior Partnership (AWP) elaboraron un estudio conjunto con especialistas de la Universidad de Alabama y la Universidad de Duke.
El grupo revisó los datos de muertes del censo de 2014 a 2018 para ocho estados y encontraron miles de casos de suicidios sospechosos o confirmados no incluidos en los cálculos federales, los cuales revelan un aproximado de 17 suicidios al día en veteranos.
Bajo la nueva investigación, la cifra podría ascender hasta los 44 por jornada. Este conteo estaría ligado a las muertes por sobredosis de drogas, así como errores en los registros gubernamentales.
“Todas estas son muertes prevenibles”, dijo a Military Times Jim Lorraine, veterano y presidente de AWP. “El número es menos importante que la metodología de rastrearlos y asegurarnos de que tengamos un conteo preciso. Eso puede llevarnos a tomar medidas de prevención”.
La vida después del ejército
La necesidad por ayudar a otros veteranos llevó a Cortés a imponer condiciones al momento de trabajar. El latino explicó que desde su otra compañía, Setroc Group (enfocada en relaciones públicas), ha tenido contratos con el gobierno y el principal punto a seguir es emplear a otros veteranos. “Es algo que le digo a otros veteranos con empresas”, comentó.
Esa ayuda es más que obligatoria. A pesar de los esfuerzos de los recientes gobiernos, aún hay miles de veteranos que no tienen sustento, ni siquiera hogar.
El pasado 3 de noviembre, funcionarios federales confirmaron que el número de veteranos sin hogar cayó más del 11% desde principios del año 2020 hasta principios de 2022; sin embargo, los resultados del conteo nacional anual de Point-in-Time mostraron que cerca de 33 mil veteranos en todo el país no tienen hogar propio.
La respuesta del gobierno a los veteranos
En agosto de este año, el gobierno de Estados Unidos presentó el Pact Act. Dicha legislación, según se lee en el portal web del Departamento de Veteranos, proporcionará “a generaciones de veteranos, así como a sus sobrevivientes, el cuidado y los beneficios que se han ganado y que merecen”.
Sobre el tema, Rafael Ulloa, vicepresidente de Contenido de El Tiempo Latino, entrevistó a Mónica Rivera, jefa de Relaciones Públicas y Manejo de Cambio Organizacional del Departamento de Veteranos, quien confirmó que las compensaciones por discapacidad se van a manejar a través del gobierno y alertó a los veteranos y sus familiares para evitar ser víctimas de estafas.
“El Departamento va a comenzar estos reclamos bajo la nueva ley desde el 1 de enero de 2023”, explicó la funcionaria. “Usamos los mejores procesos estandarizados de tecnología para detectar, remediar y prevenir el fraude de pagos de beneficios para los veteranos”.
A su juicio, “para prevenir algún caso de fraude, los veteranos, si van a iniciar un reclamo, deben usar nuestra plataforma oficial. En esta hay información en español”.
Rivera advirtió que “se han visto casos de compañías que han atacado de manera muy agresiva prometiendo al veterano conseguir una cantidad de dinero específica (…). El Departamento nunca les cobrará dinero por reclamo de beneficios. También hay organizaciones acreditadas que brindan información a los veteranos y estarán disponibles para ellos”.