Si sólo tienes unos segundos, lee estas líneas sobre el yogur para la candidiasis vaginal:
- Algunos contenidos indican que el yogur puede ayudar a repoblar las bacterias vaginales sanas. Pero, en realidad, no hay evidencias de que sea una terapia efectiva.
- Las bacterias que proporciona no son las mismas que las propias de la vagina.
- Recurrir a “remedios naturales” no es lo más efectivo y puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
“El yogur es un remedio casero común para las infecciones vaginales por hongos”, sostienen artículos de diferentes páginas web. Pues no. Por ejemplo: ¿Te gusta condimentar tus recetas con ajo o vinagre? Perfecto, puede que así te resulten más sabrosas. ¿También sueles utilizar enjuagues bucales para tener un aliento refrescante? Okey, tiene sentido. Lo que no lo tiene es hablar de “beneficios” cuando nos referimos al contacto de ese vinagre, ese ajo o ese enjuague con la vagina. ¿Qué queremos decir con esto? Que, aplicados en la vagina, ni estos ni cualquier otro producto, objeto o sustancia que no esté destinado a ello, van a mejorar la salud de la misma. En este combo, también se incluye el yogur.
Por qué no es buena idea aplicar yogur en la vagina para eliminar la candidiasis (ni cualquier otra infección)
La mayoría de las mujeres contraerá una candidiasis vaginal en algún momento de sus vidas, según la Oficina para la Salud de la Mujer (OASH) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.
Las afectadas pueden experimentar síntomas como picor, escozor o ardor genital y dolor durante las relaciones sexuales. En ese caso, lo más aconsejable sería acudir a un especialista.
Jen Gunter, obstetra y ginecóloga que ejerce en California, explica al periódico The New York Times que hay quienes sugieren que el yogur puede ayudar a repoblar las bacterias vaginales sanas. Pero insiste en que, en realidad, no se trata de una terapia efectiva.
“Es posible que remedios como el yogur o el ajo fueran probados hace siglos como medicina, espermicida o costumbre sexual. Pero, ¿a quién le importa si algo se usó históricamente si desde entonces se ha considerado ineficaz o dañino?”, señala.
La farmacéutica y divulgadora Marián García (conocida como Boticaria García) señala en su blog que “existe la popular creencia de que el yogur aplicado en la vagina es un buen remedio para mejorar la mal llamada ‘flora’ (hoy microbiota) o para tratar la candidiasis”. Añade que, como todos los mitos, este se sustenta en alguna teoría “más o menos peregrina, pero con algo de ‘fundamento’”. En este caso, se alega que el yogur es eficaz porque contiene ‘bacterias beneficiosas’ que, en teoría, ayudan a aliviar los síntomas de la candidiasis.
Como indican los Institutos Nacionales de Salud (NIH), “los probióticos son microorganismos vivos que tienen la intención de tener beneficios para la salud cuando se consumen o se aplican al cuerpo”. Se pueden encontrar en el yogur y otros alimentos fermentados, suplementos dietéticos y productos de belleza.
Por muy lógica que parezca esta idea, “los probióticos de los yogures no son los mismos que necesita nuestra vagina”, ni los genitales, en general. Mientras que, para tal objetivo, algunos de los más estudiados con posibles efectos positivos son L. acidophilus, L. rhamnosus y L. reuteri, el yogur debe estar fermentado por obra y gracia de L. bulgaricus y S. thermophilus. Es decir, las bacterias necesarias para cada cometido son diferentes.
Es cierto que existen estudios prometedores sobre el uso de algunos probióticos vía vaginal, pero la última revisión Cochrane -una organización que realiza revisiones científicas de alta calidad- publicada en noviembre de 2017 arroja esta conclusión: “No hay pruebas suficientes para el uso de probióticos como adyuvantes (sustancias que ayudan a reforzar la respuesta) de los medicamentos antimicóticos convencionales o para usar aisladamente en el tratamiento de la candidiasis vulvovaginal en mujeres no embarazadas’”.
Otro estudio más reciente, publicado en la revista científica Frontiers en febrero de 2023, concluye que se ha demostrado que el uso de Lactobacillus (un tipo de bacteria que contienen los yogures) tiene cierto efecto en la prevención y el tratamiento de la candidiasis vulvovaginal en muchos experimentos in vivo (en animales) e in vitro (en condiciones de laboratorio). Pero también explica que los datos clínicos aún son escasos y deben explorarse más a fondo. “Se cree que con el avance de la tecnología, la composición del microbioma vaginal y los efectos preventivos y terapéuticos del microbioma vaginal sobre la candidiasis vulvovaginal sintomática” se podrá tener todo más claro , indican los autores.
¿Cuál es la forma correcta de abordar las infecciones vaginales?
Más allá del yogur, “más de la mitad de las mujeres que se automedican por candidiasis vaginal nunca tuvieron una candidiasis”. Así lo indica la ginecóloga Amèlia Acera, que insiste en que la irritación (en caso de tenerla) puede deberse a algo temporal y con rápida solución (repetimos, lejos de lo que guardamos en la nevera). También destacaba la posible entrada en escena de un viejo conocido: el efecto placebo. El placebo es un conjunto de efectos positivos para la salud que se produce cuando se nos administra un medicamento o terapia que estamos convencidos de que funciona aunque en realidad no tenga ningún efecto real.
Por lo general, según la OASH, la candidiasis se trata con medicamentos antimicóticos (también llamados antifúngicos, para combatir hongos). “Visita a tu médico o enfermera para asegurarte de que tienes candidiasis vaginal y no otro tipo de infección”, indica.
Después, es posible “comprar medicamentos antifúngicos para la candidiasis en una tienda sin receta”. Estos medicamentos vienen en forma de cremas, comprimidos, ungüentos o supositorios que se colocan en la vagina.
Para prevenir la candidiasis vaginal, la OASH recomienda evitar la ropa apretada y las duchas vaginales, ya que “eliminan algunas de las bacterias que se encuentran normalmente en la vagina, cuya función es protegerte de las infecciones”. Además, aconseja cambiarse con frecuencia tampones, toallitas o protectores de ropa interior, quitarse el traje de baño mojado y la ropa deportiva cuanto antes y evitar los jacuzzis y baños muy calientes.
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