La madre de una niña de 8 años que murió bajo custodia de la Patrulla Fronteriza (CBP) denunció el viernes que los agentes ignoraron sus súplicas para que llevaran al hospital a la niña médicamente frágil.
Mabel Álvarez Benedicks dijo que su hija tenía dolor en los huesos, no podía respirar y tampoco caminar. En cambio, los agentes le dijeron que el diagnóstico de gripe de su hija no requería atención hospitalaria, dijo Álvarez Benedicks. Su familia sabía que la niña tenía antecedentes de problemas cardíacos y anemia falciforme.
“Mataron a mi hija, porque estuvo casi un día y medio sin poder respirar”, dijo la madre. “Lloró y suplicó por su vida y la ignoraron. No hicieron nada por ella”, dijo la madre a AP en una entrevista telefónica.
La niña murió el miércoles en el que, según su madre, era el noveno día que la familia pasaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. Según la política de la agencia, las personas no pueden permanecer retenidas más de 72 horas, una norma que se incumple en épocas de gran afluencia.
Roderick Kise, portavoz de la agencia matriz de la Patrulla Fronteriza, Aduanas y Protección Fronteriza, dijo que no podía hacer comentarios más allá de una declaración inicial porque la muerte era objeto de una investigación abierta.
En ese comunicado, la CBP dijo que la chica sufrió “una emergencia médica” en una estación de Harlingen, Texas, y murió más tarde ese mismo día en un hospital.
Niña inmigrante de 8 años murió en custodia de la CBP
Álvarez Benedicks, de 35 años, dijo que ella, su esposo y sus tres hijos, de 14, 12 y 8 años, cruzaron la frontera hacia Brownsville, Texas, el 9 de mayo. Después de que un médico diagnosticara gripe a la niña de 8 años, Anadith Tanay Reyes Álvarez, la familia fue enviada a la estación de Harlingen el 14 de mayo. No estaba claro por qué se retuvo a la familia tanto tiempo.
Anadith se despertó su primer día en la comisaría de Harlingen con fiebre y dolor de cabeza, según su madre, que dijo que la comisaría estaba polvorienta y olía a orina.
Cuando informó a un agente del dolor de huesos de su hija, dijo que éste le respondió: “‘Oh, su hija está creciendo. Por eso le duelen los huesos. Dele agua”. “Me quedé mirándole”, dijo Álvarez Benedicks. “¿Cómo iba a saber qué hacer si no es médico?”.
Dijo que un médico le dijo que el dolor estaba relacionado con la gripe. Pidió una ambulancia para llevar a su hija al hospital por dificultades respiratorias, pero se la denegaron. “Sentí que no me creían”, dijo.
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Anadith recibió suero fisiológico, una ducha y antifebriles para bajar la temperatura, pero los problemas respiratorios persistían, según su madre, que añadió que el dolor de garganta le impedía comer y había dejado de andar.
En un momento dado, un médico pidió a los padres que volvieran si Anadith se desmayaba, dijo Álvarez Benedicks. Su petición de una ambulancia fue denegada de nuevo cuando se le tomó la tensión el miércoles.
Ese mismo día llamaron a una ambulancia después de que Anadith perdiera el conocimiento y le saliera sangre de la boca, según su madre. Insiste en que su hija no tenía constantes vitales en el puesto de la Patrulla Fronteriza antes de partir hacia el hospital.
Anadith, de padres hondureños, nació en Panamá con una cardiopatía congénita. Hace tres años se sometió a una operación que su madre calificó de exitosa. Esta operación inspiró a Anadith a querer ser médico.