Washington Report News
Sin categoría

Más de 1 millón de personas sin seguridad alimentaria en el DMV

José López espera su turno y tras haber recibido un café caliente y un trozo de pan se acerca a la fila en el estacionamiento de la iglesia Columbia en Falls Church, Virginia, para llenar su bolsa con una variedad de víveres, entre ellos alimentos frescos y carnes.

“Esto es una bendición. No puedo estar más agradecido con toda la gente aquí”, expresó a El Tiempo Latino, durante un sábado de marzo.

Por más de dos años, desde que lo golpeó la pandemia del COVID-19, el salvadoreño acude al banco de comida de la Iglesia Bautista Columbia en el vecindario de Culmore.

“Realmente el dinero no me ajusta y si no fuera por estos alimentos que recibo se me haría mucho más difícil la situación”, dijo López, quien emigró hace más de dos décadas al país y ha trabajado en la rama de construcción.

“Ésta ha sido una época muy difícil para nosotros. Primero me quedé sin trabajo, después ya hubo recuperación, pero ahora hay una nueva bajada. Nunca en los años que tengo en este país había vivido así”, dijo López al afirmar que llevaba 22 días continuos sin poder trabajar ni ganar un centavo.

Pese a que las nuevas cifras publicadas por la Oficina de Estadísticas Laborales muestran que la inflación disminuyó ligeramente en marzo, millones de personas en el país —como López, de 71 años— aún deben ajustarse en gran manera para que les alcance el dinero y hasta en ocasiones, deben endeudarse con sus tarjetas de crédito para cubrir las necesidades básicas.

Se endeudan para cubrir necesidades básicas

Un reporte de CreditCards.com publicado a fines de 2022, mostró que más personas acumularon deudas de tarjetas de crédito en medio de la inflación. El reporte indicó que el 60% de los titulares de tarjetas de crédito han tenido saldos en sus cuentas durante al menos un año, un 10% más que en 2021.

“Es aún más difícil salir de la deuda cuando es el gasto en necesidades lo que te llevó a esa posición. Estos son gastos que no se pueden evitar”, afirmó en una entrevista Ted Rossman, analista sénior de Creditcards.com.

La brecha entre ricos y pobres se profundiza. Mientras unos sobreviven, otros gastan en salidas y viajes 

Karina Abasto, quien vive en Burke, Virginia, no ha buscado víveres en el banco de comida, pero sí dice que ha usado su tarjeta de crédito para comprar alimentos y otros gastos básicos.

Ella es madre de cinco, pero tres de sus hijos son mayores y trabajan. “Ellos aportan algo a la casa; pero todo está demasiado caro”, expresó al señalar que el hijo más pequeño tiene 7 años. 

Sobreviven con bancos de comida. Otros, dejan de consumir carnes por el alto precio

La argentina Antonia Chamorro, de 74 años, también llena su alacena con víveres que recibe sábado a sábado en el banco de comida de la iglesia Columbia, por un valor aproximadamente de $100.

AGRADECIDA. Antonia Chamorro, de Argentina, está lesionada y agradece por los víveres que recoge en la Iglesia Columbia, de Falls Church, Virginia. | Foto: Milagros Meléndez para El Tiempo Latino

“Me dan verduras, pan, huevos, carnes, arroz, pastas, frutas, menestras, avena, conservas y a veces leche”, aseveró. “De otra forma no podría sustentarme”, expresó Chamorro, a quienes sus hijos mayores le ayudan con un monto de dinero, pero aún así, se le hace difícil llegar a fin de mes.

“Yo trabajaba cuidando niños hasta hace seis meses cuando me lesioné la rodilla y ya no pude trabajar más”, señaló.

La hondureña María García, de 66 años, también acude a recibir los víveres cada sábado a la iglesia Columbia; y a la vez, visita otros centros de repartición durante la semana. “Voy a diferentes bancos de comida para hacer que me alcance todo para la familia”, dijo.

DESEMPLEADA. María García, de Honduras y de 66 años, se quedó sin su empleo como niñera hace tres meses. | Foto: Milagros Meléndez para El Tiempo Latino

La inmigrante también se ha quedado sin trabajo. “Durante la pandemia, cuidaba niños en mi casa, pero hace dos meses que ya no tengo a nadie”, indicó.

García asegura que desde que aumentaron los precios de los comestibles se ha privado de comer carne de res. “Está demasiado cara”, sonrió. “La sustituyo con huevos, leche y pollo”, agregó.

Más que alimentos, una porción de amor y de esperanza 

Tanto José López, como Antonia Chamorro y María García no tienen un vehículo y caminan varias cuadras con sus carritos de mercado para llegar hasta el banco de comida con la esperanza de regresar con las bolsas llenas.

Hasta hace unos meses esperaban en fila en el estacionamiento de la iglesia, pero desde febrero el centro reabrió las puertas del comedor y desde entonces esperan adentro. “Hacía demasiado frío para que la gente estuviese afuera. Había ancianos y madres jóvenes que venían con sus niños y era triste verlos haciendo fila en pleno frío”, dijo el pastor Kerim Meoño, quien dirige una de las congregaciones hispanas de Columbia.

La mayoría de las personas que reciben los alimentos son hispanos.

El pastor Meoño asegura que además de proveer de alimentos, la misión de la iglesia es dar un aliento de esperanza. “Queremos mostrar el amor de Dios y traer una palabra de vida y esperanza, abrazando a las personas que vienen cada sábado”, comentó. 

Chamorro afirmó que “se siente en familia” cada sábado en el banco de comida.

Impacta la pérdida de beneficios de la era COVID, como SNAP

El pastor Greg Lower, director de servicios misioneros de la Iglesia Columbia resalta que el programa de distribución de alimentos ha experimentado un incremento en el número de personas que asisten cada sábado. “Hemos visto ese aumento desde septiembre cuando teníamos un promedio de 170 personas a la semana, luego 200, 250 y ahora estamos atendiendo a más de 300 personas cada sábado”, expresó.

“El alto costo de los productos tienen un impacto muy grande en las familias”, dijo. “Además sabemos que mucha gente está perdiendo el dinero extra que recibía por SNAP”, señaló refiriéndose al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés).

Desde el 1 de marzo, decenas de millones de personas que reciben dinero a través de este programa del gobierno federal perdieron un aumento en los pagos de la era de la pandemia.

En diciembre de 2020 se aprobó una ayuda de emergencia a quienes recibían dinero de este programa.

Aunque el Congreso dejó claro que el aumento en 2020 sería temporal, el corte de ahora se produjo cuando los factores económicos están presionando en gran manera a las familias más vulnerables.

En la región de Washington, el Capital Area Food Bank (Banco de Alimentos del Área de la Capital), estima que los beneficiarios locales están perdiendo un promedio de 23 comidas al mes.

En total, el banco de alimentos estima que el recorte de SNAP significa 7.5 millones de comidas menos cada mes para el área de D.C. 

Bancos de comida asumen reto

El Capital Area Food Bank es la organización más grande en el área metropolitana de Washington que trabaja para resolver el hambre y sus problemas asociados como desnutrición crónica, enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad.

El banco estima que en la región —que comprende Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia— existe alrededor de 1 millón 200 mil personas que no tienen una seguridad alimentaria. De ellos, casi la tercera parte son niños.

La iglesia Columbia recibe alimentos del Capital Area Food Bank para ser distribuidos cada semana. El banco trabaja con más de 400 organizaciones sin fines de lucro y distribuye un total de 50 millones de libras de alimentos al año.

Disminuye la inflación, pero los bolsillos no se alivian aún

En marzo la inflación llegó al nivel más bajo desde hace dos años. Disminuyó al 5%, un punto menos que en febrero, un indicativo positivo, pero que no alcanza al 2% anhelado de la Reserva Federal.

Y pese a que la inflación se está enfriando lentamente desde los máximos del verano pasado, los  precios altos continúan sintiéndose como una batalla cuesta arriba para los consumidores.

Algunos expertos creen que los avances recientes han sido demasiado irregulares para ofrecer gran alivio, incluso cuando el crecimiento anual de los precios llegó a un récord de 9,1%, desde hacía 40 años.

“La inflación está cediendo un poco, pero aún falta mucho para llegar a una etapa de post recesión. Los precios siguen siendo demasiado altos, impactando sobre todo a las familias de trabajadores obreros, que tienen bajos ingresos económicos”, expresó el economista Carlos Romero.

“Los números pueden estar bajando gradualmente, pero la gente aún no siente el alivio. Van a la tienda de comestibles, a la gasolinera, a los restaurantes y aún ven que los precios suben”, agregó.

Unos luchan por el alimento, otros sorprenden y gastan

Romero advirtió que la clase trabajadora obrera siente con fuerza el golpe económico y que la brecha entre ricos y pobres se profundiza. “Es una tristeza, pero estamos volviendo al período de la desigualdad con pobres que se hacen más pobres y ricos que se hacen más ricos”, observó.

El economista señala que mientras miles de familias deben lidiar para cubrir mes a mes sus necesidades básicas, millones de personas están gastando en gran manera.

“Está sucediendo algo inesperado. Hay gente que sigue gastando. Se va de vacaciones, viaja en avión y compra más cosas”, dijo.

De hecho, el  gasto personal aumentó un 1,8% en enero, según el Departamento de Comercio. Los consumidores derrocharon tanto en bienes como en servicios como salir a comer o al cine.

Mucha gente tiene dinero en sus bolsillos para gastar, en parte, gracias al crecimiento del empleo, el aumento de los salarios y los incentivos que recibieron durante la pandemia.

“Las personas que postergaron viajar durante lo peor de la pandemia están recuperando el tiempo perdido y salen a vacacionar más seguido”, dijo Romero.

En Stafford, Virginia, Zulma Martínez, quien tiene una compañía de decoración de fiestas y banquetes, se beneficia del comportamiento del consumidor. “Tenemos muchísimo trabajo. Las personas quieren hacer fiestas por todo. Es como si quisieran desquitarse del encierro”, manifestó.

OTRA CARA. Las hermanas Zulma y Glenda Martínez tienen un negocio de decoración de fiestas y banquetes. Dicen que hay una gran demanda. Economistas respaldan este hecho. | Foto: cortesía.

Si el gasto continúa creciendo a este ritmo, podría obligar a la Reserva Federal a subir las tasas de interés aún más agresivamente para controlar los precios.

“Cuánto más gaste el consumidor, más se elevan los precios. Por lo que la Fed ha estado aumentado la tasa de interés desde el año pasado a fin de frenar el gasto, pero nadie sabe cómo va a responder el consumidor”, dijo Romero.

Mientras tanto, al otro lado de la moneda, José López continúa sábado a sábado buscando alimentos en Falls Church. “Lo haré hasta que mejore mi situación”, expresó.

últimas noticias


¿Envejecer sin canas? Científicos descubren la clave biológica de por qué el pelo encanece


Narcotráfico y Venezuela: Petro y Biden intercambian guiños en visita oficial a la Casa Blanca


La Cámara de Representantes quiere prohibir a las deportistas trans practicar en categorías de mujeres


Biden enciende motores para la reelección


El Grand Chelem de la F1: la hazaña de los mejores pilotos


En vídeo


YouTube video

Sucesos


YouTube video

Política


YouTube video

Nacional

Enlace a la fuente

Notas relacionadas

¿Te gusta el pavo? Este Thanksgiving te podría salir más caro que nunca

Washinton Report News

Relacionan la app Discord con incidentes de explotación infantil

Washinton Report News

la droga natural que causa alarma en la FDA