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La nueva vida de Yadier Molina ya comenzó

La nueva vida de Yadier Molina lejos de los diamantes duró menos de una semana. Su nueva vida como manager profesional ya comenzó.

Y la leyenda boricua espera que esta etapa sea tan exitosa como lo fue la que acaba de cerrar en la MLB.

Molina apenas descansó del esfuerzo realizado durante su décimo novena temporada como uno de los más solventes receptores que han jugado en las Grandes Ligas. Colgó los spikes al caer el último out en las Series del Wildcard, el domingo 11 de octubre. Deseaba llegar más lejos. Quería irse después de la Serie Mundial.

Pero ese retiro anticipado –si es que puede hablarse del retiro anticipado de una figura con más de dos décadas como pelotero profesional– le permitió llegar a Venezuela a tiempo para tomar el timón de los Navegantes del Magallanes antes del Día Inaugural de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.

Molina es una de las principales atracciones de la LVBP en su campeonato 2022-2023. No va a disputar un solo encuentro. Pero confía dirigir al menos 76. Ese es el número mínimo de duelos que necesitará su nuevo club para conquistar el bicampeonato.

Sí. Porque el orgullo de Puerto Rico se reportó este sábado al estadio José Bernardo Pérez con la vara muy alta. Sin haberse estrenado como piloto en las Ligas Menores o en el Caribe, toma el testigo de un Willy Romero que en enero llevó a los turcos a su décimo tercera corona.

“Estoy bien emocionado de estar acá, y más con un equipo tradicional y ganador como el Magallanes”, sostuvo apenas terminó su primera sesión de trabajo en Valencia.

“Sé que no va a ser fácil el asumir esta oportunidad, viniendo de un campeonato”, agregó. “Pero voy a dar todo lo que pueda dar. Mi meta es ser campeón y ganar la Serie del Caribe”.

CORTESÍA DEL PANDA

El autor intelectual de la contratación de Molina con el Magallanes no estuvo presente en el José Bernardo Pérez durante la presentación del afamado boricua.

Fue Pablo Sandoval, con ayuda del Cafecito Martínez, quien propuso y motorizó la idea de traerlo a Venezuela para hacerle debutar como estratega.

El Panda, sin embargo, no podrá ayudarle en el terreno. Sus trámites de residencia en Estados Unidos le impiden jugar en su propio país, hasta tanto no haya completado su regularización consular.

Sandoval, vaya paradoja, actuará con los Cangrejeros de Santurce en Puerto Rico, la tierra de Molina. Si completara su documentación, se sumará al roster de los bucaneros. Pero nada asegura que eso pueda ocurrir a tiempo para esta misma campaña.

El ex catcher agradeció a su amigo por la iniciativa. Y en la directiva de los filibusteros le agradecen todos por haber dicho que sí.

“No crean que él se está incorporando ahora”, advirtió Luis Blasini, asesor de la presidencia de los Navegantes. “Hablábamos dos veces por semana desde abril. Incluso, en la postemporada de Grandes Ligas, le dije que se enfocara en jugar. Pero al día siguiente me estaba llamando antes (de cada) juego”.

“Siempre pensando en Magallanes”, añadió Blasini. “Y eso me dice que es una persona comprometida, que está pendiente y responsable del compromiso que adquirió”.

EL “DESAFÍO HORTON”

Seis managers han sido campeones con los turcos en su primer año al frente de esta novena, la más popular en la LVBP junto a los Leones del Caracas. La lista tiene un nombre que marca el único ejemplo a imitar por parte de Molina: Willie Horton.

Porque Horton es el único de esa media docena de técnicos que se tituló a pesar de no tener un solo encuentro de experiencia como piloto en el beisbol profesional. Los otros (el cubano Lázaro Salazar, Don Leppert, Tim Tolman, John Tamargo y Romero) tenían amplia trayectoria al subirse al barco.

“El Brujo”, como se le apoda desde entonces, se aferró al timón siendo todavía pelotero activo en 1979 por acuerdo con la directiva de la escuadra y los peloteros más influyentes de aquel entonces. Recuerda Oswaldo Olivares, prominente hiteador magallanero, que solo así hallaron remedio para reemplazar con éxito al cubano Cookie Rojas, en medio de una severa crisis de resultados.

La nave surcó con éxito las dificultades a partir de entonces. Horton dirigió con heterodoxia ganadora y terminó con el trofeo de la Serie del Caribe en sus manos. Pero que él lo haya hecho no significa necesariamente que otro sin recorrido alguno como timonel pueda imitarle.

“No he tenido experiencia como manager, pero he estado 19 años en Grandes Ligas, conduciendo a pitchers de gran nivel”, admitió Molina. “Y, para mí, el pitcheo y la defensa ganan campeonatos. “Me siento bien preparado y listo, junto con mis coaches, para este nuevo reto”.

Tendrá apoyo a su lado. Los eléctricos trajeron de vuelta al ex receptor Ramón Hernández para que sea su coach de banca. Es un antiguo favorito de la institución, que ha sido instructor y manager en la LVBP y México. Y junto a él también estará José Molina, el hermano mayor, miembro de la dinastía familiar que brilló detrás del plato en la MLB.

Cree haber aprendido de buenos estrategas, además. Especialmente de Tony La Russa, el miembro del Salón de la Fama que le dirigió durante más de una década con los Cardenales de San Luis.

“Con Tony aprendí mucho sobre cómo llevar el juego, a los lanzadores, y cómo tiene que ser la química en la ofensiva”, aseguró.

Molina llegó a Valencia el viernes en la noche. En abril pidió una semana de plazo para poner sus cosas en orden apenas terminara su carrera en el Big Show. No necesitó ni cinco días. Ya el sábado estaba de nuevo en el diamante. De nuevo como director de orquesta, solo que ahora en otro papel.

Su futura placa en Cooperstown probablemente destacará el hecho de que fue uno de los catchers más inteligentes de su época. En el Magallanes esperan que eso le sirva para hacer historia en esta nueva etapa de su vida.

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