El presidente deja callados a los críticos de su propio partido, pero la aprobación de leyes será más difícil con un Congreso dividido.
Desde un hotel Raffles de Phnom Penh, la capital camboyana, Joe Biden se apartó de los asuntos de la cumbre regional G-20 para celebrar la victoria en el Senado que mantiene el control de su partido en la cámara alta del Congreso estadounidense.
“Me siento bien, y espero con ansias los próximos dos años”, declaró el domingo el presidente estadounidense.
“Vamos a intentar hacer todo lo que podamos para seguir cumpliendo la agenda”.
Para Biden, el resultado de las elecciones intermedias (en las que los Demócratas lograron evitar una amplia derrota en la Cámara de Representantes y mantuvieron su ventaja en el Senado) aportó una mezcla de alivio y confianza en sus propios instintos políticos.
Y lo que es más importante, podría consolidar su posición, tanto a nivel nacional como internacional, como eficaz escudo político frente a Donald Trump y un partido Republicano todavía cautivo del radicalismo de extrema derecha del expresidente.
“Obviamente, [Biden] tuvo que enfrentarse a algunos pronósticos bastante sombríos sobre lo que esta elección significaría para él y para el partido”, mencionó Evan Osnos, biógrafo de Biden.
“En cambio, de hecho, Biden se presenta como el hombre que ha vencido a Donald Trump dos veces”.
Gobernar seguirá siendo complicado para Biden, dado que el Congreso va a estar dividido en partes iguales. Mantener el control del Senado es de gran ayuda porque le permitirá proceder a la confirmación de los nombramientos judiciales federales (lo cual es una prioridad teniendo en cuenta el dominio del Tribunal Supremo por parte de los conservadores) y le brindará más flexibilidad para conseguir la confirmación de otros nombramientos ejecutivos.
En la Cámara de Representantes, se espera que los Republicanos recuperen el control de un puñado de escaños, lo que seguirá siendo suficiente para bloquear cualquier intento por parte de Biden de conseguir logros legislativos adicionales en todo tipo de temas, desde el derecho al voto hasta las subvenciones para el cuidado infantil y la subida de impuestos a los ricos.
Sin embargo, los adversarios políticos Republicanos de Biden quedarán vulnerables tras las elecciones intermedias, y el ascenso de Kevin McCarthy a la presidencia de la Cámara ni siquiera está garantizado. No está nada claro si este estado de ánimo facilitará o dificultará el compromiso con las leyes que deben aprobarse para financiar el gobierno, aprobar cualquier ayuda adicional a Ucrania y elevar el límite de la deuda para evitar un incumplimiento, pero los funcionarios de la Casa Blanca esperan que sean menos hostiles.
“El pueblo estadounidense no votó para que se usara el Congreso para llevar a cabo venganzas políticas durante los próximos dos años. Votaron a favor de trabajar juntos para progresar en los temas que les preocupan”, indicó Anita Dunn, una alta asesora de la Casa Blanca, a la CBS el domingo.
“Esperaríamos que los Republicanos, que acaban de sufrir una considerable derrota tanto en términos de lo que eran sus expectativas como de lo que históricamente suelen ser los resultados de las elecciones intermedias, también escuchen al pueblo estadounidense, se centren en las prioridades del pueblo estadounidense”.
Biden salió de las elecciones intermedias mejor posicionado en cuanto a la decisión de lanzar una campaña para 2024 a finales de este año o a principios del próximo. Los resultados seguramente acallarán las voces dentro del partido Demócrata que pedían un nuevo liderazgo y le reprochaban la falta de mensajes, y al mismo tiempo reforzaban el apoyo de toda la izquierda.
“Donald Trump, con su pavoneo y su selección de candidatos verdaderamente horribles, no le hizo ningún favor a su partido”, aseguró Elizabeth Warren, la senadora Demócrata de Massachusetts, a la NBC.
“Pero esta victoria pertenece a Joe Biden. Pertenece a Joe Biden y a los Demócratas que salieron a luchar por los trabajadores”.
Lo más alentador para Biden es que dio buenos resultados su apuesta a insistir sobre la importancia de preservar la democracia frente a los negacionistas electorales de Trump y proteger el derecho al aborto frente a los ideólogos de la derecha. Los Republicanos e incluso algunos Demócratas pensaban que la inflación y la delincuencia serían los únicos campos de batalla.
“Él evaluó el momento político con más eficacia que sus críticos”, afirmó Osnos. “Todo su sentido de sí mismo siempre ha estado estrechamente ligado a su sensación de que lo estaban subestimando un poco”.
Desde el punto de vista geográfico, de cara a 2024, los Demócratas parecen haber reforzado partes cruciales del “muro azul”, especialmente Pensilvania y Michigan, donde ganaron elecciones a gobernador clave, además de la victoria de John Fetterman en las elecciones al Senado de Pensilvania.
En Georgia y Arizona, donde los Demócratas han ganado terreno recientemente, el partido obtuvo resultados más variados, pero aun así protegió un escaño en el Senado ocupado por Mark Kelly, con buenas posibilidades de hacer lo mismo con Raphael Warnock en Georgia durante una elección de desempate que se llevará a cabo a principios de diciembre.
“El mérito de Biden no es necesariamente el de ser el capitán del campo político, sino el de haber gobernado bien”, afirmó Simon Rosenberg, fundador de la Red de Nuevos Demócratas, un grupo de expertos liberal en Washington.
“La gente quería volver a la vida normal y Joe Biden nos hizo volver a la vida normal”.
Los sondeos de las elecciones intermedias que se realizaron a las personas que acababan de votar siguen mostrando que la mayoría de los votantes siguen sin aprobar el desempeño de Biden, y aproximadamente dos tercios no quieren que se postule a la reelección, lo cual sugiere que los vientos políticos no han girado decisivamente a favor de los Demócratas. No hay ninguna garantía de que las elecciones intermedias, que resultaron mejor de lo esperado, se traduzcan en una ventaja automática para 2024.
“Los Demócratas no deberían malinterpretar la lección que dejaron las elecciones. Fundamentalmente es un país dividido casi por igual y algunas elecciones son muy reñidas”, señaló Kenneth Baer, exfuncionario del gobierno de Barack Obama y director ejecutivo de la consultora Crosscut Strategies.
“Hay que ir pensando que, en el mejor de los casos, está todo empatado y hay que trabajar duro por cada uno de los votos”.
Sin embargo, no cabe duda de que Biden puede entrar en el segundo acto de su primer mandato como presidente con un poco del tan necesario impulso, tanto en el país como en el extranjero.
“La gran noticia para el mundo es que el extremismo fue rechazado aquí y que la democracia vivió para luchar un día más”, afirmó Rosenberg.
James Politi en Washington
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