No es una sorpresa que, el mayor defensor público de la ley “No digas gay” en Florida, esté generando impulso de campaña durante el Mes del Orgullo LGBTQ. Durante su liderazgo, ha usado a las comunidades LGBTQ, inmigrante, afroestadounidense, y las personas de color como un blanco para sus ataques políticos. Ese nivel de persecución es fatal y no podemos permitirlo.
El Mes del Orgullo es, para las personas LGBTQ y nuestros aliados, un momento para celebrar nuestra diversidad, reunirnos en solidaridad y hacer que nuestras voces se escuchen. El Orgullo LGBTQ siempre ha tenido que ver con un acto de protesta y política, ya que nuestra comunidad sigue siendo un objetivo, incluso a medida que avanzamos en los reclamos y defensa de nuestros derechos. Pero para casi 1 millón de floridianos LGBTQ, el Orgullo ha adquirido un nuevo significado este año, pues ha dado un giro drástico y no para bien. Ciudades como Saint Cloud, Port St. Lucie y Tampa, están cancelando eventos del Orgullo LGBTQ debido a un “clima de miedo y hostilidad”.
Esta hostilidad es impulsada por la retórica y los ataques legislativos propulsados por el gobernador DeSantis. Su estrategia política es empleada por la extrema derecha para intimidar y reprimir a las personas de género diverso para borrar nuestra existencia en vez de enfocarse en crear soluciones a los problemas verdaderos en el estado, como la violencia armada impulsada por el odio que va más allá de la comunidad LGBTQ. Ha construido una amplia ofensiva para criminalizar a los inmigrantes y la comunidad negra. Son acciones devastadoras para los residentes y la economía de Florida. Estamos indignados al punto que muchas familias están mudándose del estado en busca de un refugio que les acoja.
Pero no llegamos a esta situación de la nada. La trayectoria de DeSantis incluye la firma hace unas semanas pasadas de cinco proyectos de ley, conocidos como la “Lista del odio”, el mayor paquete de proyectos de ley anti-LGBTQ aprobado en la historia del estado. Las leyes restringen el uso de pronombres en las escuelas públicas, amplían las prohibiciones de educación sobre orientación sexual e identidad de género, castigan a las empresas por permitir que los menores participen en “entretenimiento para adultos” como espectáculos de drag, y requieren que los edificios públicos designen baños y vestuarios basados en el género biológico de las personas.
DeSantis también firmó una ley que penaliza a las empresas con más de 25 empleados que no verifiquen el estatus migratorio de sus trabajadores mediante una base de datos federal. Incluso llega a criminalizar a los ciudadanos que transportan a personas indocumentadas. La reacción no se hizo esperar: puede verse a trabajadores y traileros inmigrantes en redes sociales como TikTok rechazar ir a trabajar en Florida, usando el hashtag #NoMasFlorida. El clima que impera ha alcanzado un nivel tóxico nunca antes visto, creando desasosiego en el estado y entre aquellos que tienen que viajar hasta allí.
Varias organizaciones nacionales y locales como FLIC y el NAACP han advertido que puede ser inseguro viajar a la Florida debido a los ataques a los derechos civiles y a la educación y por el “riesgo de acoso, posible detención y posible separación familiar basada en perfiles raciales.” Incluso nosotros, el Fondo de Acción del Task Force Nacional LGBTQ, apoyamos el aviso de peligro de viaje que emitió Equality Florida para nuestra comunidad en el estado. Estas alianzas expresan colectivamente que estamos en peligro, y por eso estamos creando contra-estrategias para fortalecer nuestro poder político y ponerle fin a estos ataques.
Como latina criada en Florida, he visto de primera mano la alienación causada por la guerra cultural de DeSantis. También como una mujer queer y como inmigrante previamente indocumentada e hija de inmigrantes que siguen viviendo en Florida. Es una estrategia política que se alimenta de una ola sin precedentes de más de 500 proyectos de ley anti-LGBTQ en todo el país, que perpetúa aún más la historia de supresión de la diversidad racial y de género para restringir los derechos y la autonomía corporal de las personas queer.
DeSantis no tiene una agenda fuera de la persecución de nuestras comunidades trabajadoras. No ha demostrado nada sobre su plan económico. Estamos enfrentando inflación, violencia de armas con más incidentes de tiroteos y no ha articulado ningún plan para resolver esto como gobernador. Por eso él no es un gobernador para todos los floridanos y no espero que sea un verdadero líder para todos los estadounidenses como candidato presidencial. Al Fondo de Acción del Task Force Nacional LGBTQ nos indigna que un candidato presidencial esté usando nuestra vidas como una baza de las negociaciones políticas, y estamos preparados para luchar.Redoblamos esfuerzos para generar poder político en ciudades clave dentro del estado; estamos en Florida con organizadores y activistas en Polk County Pride, también en Nueva York, Washington, DC y todo el país, apoyándolos directamente para garantizar que nuestra comunidad tenga recursos y herramientas para luchar contra estos ataques políticos. Haremos lo mismo por todo el país, activando nuestra influyente comunidad LGBTQ de cara a las elecciones presidenciales. No nos vamos a dejar intimidar.
Mayra Hidalgo Salazar es directora ejecutiva adjunta del Fondo de Acción del Task Force Nacional LGBTQ.
