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cifras de vacunación, hospitalizaciones y muertes

Si solo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • Desde que comenzó la pandemia, en Estados Unidos se han registrado más de 99.2 millones de casos de COVID-19, más de 5.6 millones de hospitalizaciones y más de 1 millón de muertes.
  • La población hispana o latina tiene más riesgo de infectarse, ser hospitalizada y morir por esta enfermedad, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
  • En este país, se han administrado más de 655 millones de dosis de vacunas. El 66.2% de la población hispana o latina ya ha recibido, al menos, la primera dosis, según los CDC.

Las personas hispanas o latinas tienen un mayor riesgo de infección, hospitalización y muerte por COVID-19 que los blancos no hispanos en Estados Unidos, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Te explicamos a qué se debe, cómo está afectando la enfermedad a esta población y qué sabemos sobre la vacunación.

Por qué las personas hispanas o latinas tienen un mayor riesgo de infectarse

Desde que comenzó la pandemia y hasta el 7 de diciembre de 2022, se han registrado 99,241,649 casos de COVID-19 en Estados Unidos (458,986 en la última semana), según los CDC.

El riesgo de contagiarse de las personas hispanas o latinas es 1.5 veces mayor que el de las personas blancas no hispanas, según los CDC. El por qué es que esta población es más propensa a exponerse al virus, como indican varios expertos al periódico The New York Times: muchos no pueden teletrabajar desde casa (y pertenecen al rubro de ‘trabajadores esenciales’), dependen del transporte público o viven en apartamentos pequeños u hogares multigeneracionales.

Además de que los hispanos tienen más probabilidades de retrasar la implementación de comportamientos preventivos para evitar contagiarse, trabajan más a menudo fuera del hogar, según señala una investigación publicada en la revista JAMA Network.

“El problema es que las personas tienen que salir de su casa para ir a trabajar, salir de un apartamento hacinado, subirse al transporte público abarrotado e ir a trabajar a un lugar repleto de personas, y nos hemos negado a aceptar que quienes tenemos el privilegio de poder seguir trabajando desde nuestro hogar no enfrentamos dichos riesgos”, explicaba Mary Bassett, directora del Centro de Salud y Derechos Humanos FXB en la Universidad de Harvard, a The New York Times en julio de 2020.

Esta población también es más propensa a enfermar gravemente por COVID-19

Las personas hispanas o latinas, además de ser más propensas a exponerse al virus, tienen una mayor probabilidad de enfermar gravemente y morir por el COVID-19. Así lo señalan los CDC, que destacan que, según la estadística, su riesgo de ser hospitalizados es 1.9 veces mayor que el de los blancos no hispanos. 

Una investigación publicada por los CDC en agosto de 2020 indica que los niños de esta población tienen aproximadamente 8 veces más probabilidades de ser hospitalizados con COVID-19.

Las diferencias en el acceso a la atención médica influye en la mortalidad por COVID-19

Desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia (marzo de 2020) y hasta el 8 de diciembre de 2022, en Estados Unidos se han registrado un total de 1,080,472 muertes por complicaciones con COVID-19, de las que 166,790 corresponden a la población hispana, según los CDC.

El riesgo de morir de la población hispana o latina es 1.8 veces más alto que el de los blancos no hispanos, según los CDC. Un artículo publicado en la revista científica PLOS ONE concluye que los adultos hispanos en estado crítico con COVID-19 tienen más probabilidades de fallecer a pesar de que sean más jóvenes y tengan una menor carga de comorbilidad (varios trastornos o enfermedades) que los pacientes blancos no hispanos.

Las diferencias en el acceso a la atención médica y el riesgo de exposición al virus pueden ser la causa de las tasas más altas de infección y mortalidad en los hispanos, según una revisión publicada en la revista Annals of Internal Medicine.

El impacto de la brecha educativa, de ingresos y de atención médica en la vacunación

“Las vacunas contra el COVID-19 disponibles en Estados Unidos son eficaces para proteger a las personas de la enfermedad grave, la hospitalización y la muerte”, afirman los CDC. Hasta el 9 de diciembre de 2022, en Estados Unidos se han administrado 655,280,140 dosis de vacunas, según la Universidad Johns Hopkins. Unas 267,346,533 personas ya han recibido al menos la primera dosis. O lo que es lo mismo, el 81.15% de la población. Pero esa cifra baja cuando miramos la población hispana o latina.

Entre el 14 de diciembre de 2020 -cuando comenzó la vacunación en EE. UU.- y el 7 de diciembre de 2022, el 66.2% de la población hispana o latina recibió al menos 1 dosis de la vacuna contra el COVID-19, según los CDC. Mientras que el 56.5% recibió la pauta completa, solo el 6.1% recibió un booster (1 dosis de refuerzo). En el caso de los blancos no hispanos, el 56.2% ha recibido al menos una dosis.

En este momento, están disponibles las dosis de refuerzo bivalentes, que se llaman así porque protegen contra el virus original causante del COVID-19 y los linajes en circulación de la variante ómicron (BA.4 y BA.5).

Las dosis de refuerzo previas son monovalentes porque estaban pensadas para proteger contra el virus original. “También brindan protección contra la variante ómicron, pero no tanto como las dosis de refuerzo actualizadas (bivalentes)”, afirman los CDC.

El organismo aconseja a las personas mayores de 6 meses que reciban 1 dosis de refuerzo bivalente si han pasado al menos 2 meses desde la última dosis de la vacuna contra el COVID-19, ya sea la última dosis del esquema principal de vacunación o el booster original (monovalente).

Los CDC han advertido de la baja tasa de vacunación contra el COVID-19 en la población infantil. Hasta el 7 de diciembre de 2022, solo el 6.5% de los niños menores de 2 años y el 9.4% de los que tenían entre 2 y 4 años habían recibido al menos una dosis, frente al 39.2% de los menores entre 5 y 11 años y el 71.6% entre 12 y 17 años.

La apertura a la vacunación es mayor entre los padres de niños hispanos o latinos (66.2%), negros no hispanos o afroamericanos (61.1 %) y asiáticos (83.1%) que entre los de niños blancos no hispanos (52.9%), según un informe publicado por los CDC el 18 de noviembre.

Existen numerosos factores sociales, geográficos, políticos, económicos y ambientales que pueden influir en el acceso a la vacuna de distintas poblaciones y su aceptación. Así lo indican los CDC, que mencionan las brechas educativas, de ingresos y de atención médica, las condiciones laborales e incluso el racismo.

“Debido a estos y otros retos, es menos probable que algunas personas de raza negra o afroamericana y algunas personas hispanas o latinas se vacunen contra el COVID-19 en relación con otros grupos de minorías raciales y étnicas y personas blancas no hispanas”, señalan.

Hay que tener en cuenta que cada área geográfica tiene una composición étnica y racial diferente y no todas se encuentran en la misma fase de vacunación, como señalan los CDC. Estos datos, por consiguiente, “no pueden generalizarse de la misma forma para toda la población de Estados Unidos”.

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