El 6 de mayo, Mauricio García, mexicano-estadounidense de 33 años, mató trágicamente a ocho personas en un centro comercial de Allen, Texas, antes de ser abatido por un policía fuera de servicio. Las creencias supremacistas blancas de García, documentadas en su diario y en Internet, provocaron el asombro y la incredulidad de muchos que no podían comprender que una persona latina adoptara tales opiniones extremistas.
Sin embargo, la realidad es que la supremacía blanca latina no es un fenómeno nuevo. La implicación de latinos en tiroteos masivos se está convirtiendo en un hecho cada vez más habitual en Estados Unidos. Hasta mayo de 2023, más de 17 mil personas habían muerto por armas de fuego en Estados Unidos. Los latinos, que suponen más de 60 millones de individuos en el país, compran armas en número creciente debido a una serie de factores, como el extremismo y el miedo, de acuerdo con un reportaje de The New Yorker.
En su libro de 2004, “¿Quiénes somos? The Challenges to America’s National Identity”, el difunto politólogo Samuel P. Huntington expresaba su preocupación por el modo en que la inmigración mexicana estaba alterando la “cultura anglo-protestante dominante” de Estados Unidos. Sostuvo que los inmigrantes mexicanos no se estaban asimilando como lo habían hecho los anteriores inmigrantes europeos, y que sus descendientes no cumplían los criterios de asimilación.
Adaptación completa
Sin embargo, parece que las preocupaciones de Huntington estaban fuera de lugar, ya que muchos latinos sí se han asimilado a la sociedad estadounidense, adoptando no sólo su lengua y su cultura, sino también su política, incluidas sus formas más extremas y violentas.
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Las anotaciones del diario de García revelaban su creciente fascinación por la ideología del poder blanco, que abarcaba creencias en la superioridad de los individuos blancos no latinos y la oposición a la inmigración no blanca. También se informó de que tenía tatuajes nazis, opiniones misóginas y un parche en el chaleco en el que se leía “RWDS” (Escuadrón de la Muerte de Derecha).
Este término hace referencia a los grupos paramilitares anticomunistas y antiindígenas de América Central y del Sur durante las décadas de 1970 y 1980, y ha ganado popularidad entre los grupos de derecha de Estados Unidos en la actualidad, en particular los ultranacionalistas Proud Boys.
A pesar de sus creencias supremacistas blancas, García seguía identificándose como latino y se enorgullecía de su herencia no blanca. Esta postura aparentemente contradictoria tiene una larga historia entre los latinos, ya que la clasificación de “latino” ha sido un tema muy debatido en términos de raza y etnia. Un artículo de opinión en el New York Times de la historiadora Cecilia Márquez destacaba el linaje de supremacistas blancos latinos anteriores a García, citando a individuos como Pete García, George Zimmerman, Alex Michael Ramos, Enrique Tarrio y Nick Fuentes.
“Blancura aspiracional”
Aunque estos latinos se identificaban como no blancos, sus acciones y afiliaciones apoyaban a los supremacistas blancos y su ideología. Se ha descrito a algunos latinos como buscadores de una “blancura aspiracional” o una “blancura multirracial”, conceptos que ayudan a explicar cómo los latinos pueden ser tanto potenciales perpetradores como víctimas de la creciente violencia racial en Estados Unidos.
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En los últimos años, los latinos se han armado cada vez más en respuesta a amenazas percibidas e incidentes de violencia. Por ejemplo, el trágico tiroteo ocurrido en 2019 en un Walmart de El Paso (Texas), que se saldó con la muerte de 23 personas, en su mayoría latinas, provocó un aumento de la compra de armas entre los latinos. La propagación de la pandemia del coronavirus y los temores asociados de crímenes violentos también desencadenaron un aumento en las ventas de armas.
Una encuesta realizada por la National Shooting Sports Foundation, la asociación comercial para la industria de armas de fuego, encontró que los latinos compraron armas en 49%, tasa más alta en 2020 que en 2019. También encontró que 40% de los minoristas de armas informaron un aumento en las ventas a los latinos en 2021. El año pasado, otro tirador latino usó un AR-15 que compró para su decimoctavo cumpleaños para matar a veintiuna personas e hiriendo a otras diecisiete en Escuela primaria Robb, en Uvalde, Texas.
Según Harel Shapira, sociólogo de la Universidad de Texas en Austin y autor de un próximo libro sobre cultura armamentista estadounidense que se centra en Texas, El hecho de que la posesión de armas en los Estados Unidos se haya vuelto cada vez más diversa es “algo de lo que a la gente le encanta hablar, especialmente grupos conservadores como el N.R.A. y organizaciones de armas. Nadie tira la bandera de la diversidad más que ellos”.
Errada asimilación
Shapira piensa que, cuando el N.R.A. dice que le importa la diversidad, “están siendo a la vez cínicos y genuinos. Están siendo cínicos cuando expresan preocupación solo en el contexto del apoyo a los derechos de armas, pero no, por ejemplo, la acción afirmativa u otras políticas que beneficien a los estadounidenses no blancos. Están siendo genuinos en la medida en que realmente creen que la mejor manera para que las poblaciones minoritarias obtengan igualdad es estar armados”.
Solo en Texas, ha habido 21 tiroteos masivos en lo que va del año. Han dejado 34 personas muertas y otras 82 heridas. En al menos cuatro de ellos, los tiradores eran latinos. Vivimos en un país donde todos, desde decanos universitarios hasta ejecutivos corporativos, ensalzan las virtudes de la asimilación y la diversidad, pero la creciente diversidad de propietarios de armas que infligen la muerte en masa debería hacernos repensar los supuestos subyacentes de la inclusión.
También lo debería ser el pensamiento latino-supremacista blanco — otro marcador de asimilación latina en un momento en que la ideología del poder blanco se está extendiendo rápidamente en el país y en el extranjero. Expresar sorpresa o incredulidad por el hecho de que existen tiradores latinos de supremacía blanca los marca como extraños, como muchos latinos antes que ellos han sido marcados. Pero deberían ser los tiroteos que vemos como no estadounidenses, no los tiradores mismos.
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