Un nuevo grupo de inmigrantes proveniente de Texas llegó al centro de Los Angeles el miércoles en un nuevo traslado de personas que el alcalde angelino calificó de maniobra despreciable.
Un total de 42 personas, entre ellas algunos niños, fueron dejados en Union Station alrededor de las 4:00 p.m. y fueron atendidos por agencias de la ciudad y organizaciones caritativas, dijo la oficina del concejal de Los Ángeles Kevin de León.
“Salieron ayer y fueron 23 horas en el autobús y no tuvieron oportunidad de comer ni de tener agua”, dijo Jorge Mario Cabrera, de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes, quien habló con varios migrantes.
“Están siendo alimentados; están tomando refugios; están hablando con abogados”, dijo. “Son migrantes a los que Estados Unidos ha permitido entrar porque tienen temores creíbles. Todavía no han recibido asilo”.
Muchos eran de países latinoamericanos, entre ellos Honduras y Venezuela, y una persona tenía una cita con inmigración en Nueva York, dijo.
La alcaldesa Karen Bass dijo que dio instrucciones a los departamentos de la ciudad de que se preparen para aceptar inmigrantes. “Esto no nos cogió desprevenidos, ni nos intimidará”, dijo Bass en un comunicado. “Los Ángeles no es una ciudad motivada por el odio o el miedo y absolutamente no seremos influenciados o movidos por políticos mezquinos que juegan con vidas humanas”.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo que los migrantes fueron enviados a Los Ángeles porque California se había declarado un “santuario” para los inmigrantes, extendiendo protecciones a las personas que viven en el país ilegalmente y permitiéndoles solicitar algunos beneficios estatales.
“Nuestras comunidades fronterizas están en la primera línea de la crisis fronteriza del presidente Biden, y Texas continuará proporcionando este alivio tan necesario hasta que dé un paso adelante para hacer su trabajo y asegurar la frontera”, dijo Abbott en un comunicado.
La semana pasada, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, llevó en avión a Sacramento (California) a grupos de inmigrantes procedentes de los estados fronterizos, a expensas de los contribuyentes. El otoño pasado, Florida llevó a 49 venezolanos a la lujosa isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts.
Los inmigrantes de Los Ángeles recibían ayuda en la iglesia católica croata de San Antonio, cerca del centro de la ciudad.