El cubano Aroldis Chapman viste un nuevo uniforme en las Grandes Ligas. Por primera vez desde 2017 no lleva los colores de los Yanquis de Nueva York. Y por primera vez en más de una década, no llega al nuevo año siendo uno de los principales cerradores de la MLB.
Chapman comenzó a prepararse con los Reales, hace días. Y aunque el alto mando de su nuevo equipo espera verle salir avante en muchos juegos, este 2023 representa un desafío enorme para él.
El zurdo está en una encrucijada. Y puede que de este campeonato dependa su futuro como jugador de élite en el Big Show.
305 SALVADOS
Chapman es un antiguo súper prospecto que se acostumbró a la fama desde su firma con Cincinnati, cuando apenas era un veinteañero que asombraba por sus rectas sobre las 100 millas por hora.
En aquel entonces no era común ver esa velocidad en la Gran Carpa. Y la única duda con él fue decidir si sería un relevista o un abridor.
Los Rojos lo hicieron cerrador. Y él se encargó del resto. En 2012 salvó 38 juegos y dio comienzo a su leyenda. Fue llamado al primero de sus siete Juegos de Estrellas. Y desde entonces fue el líder del bullpen de tres escuadras: los propios escarlatas, los Yanquis y los Cachorros, con los que solo estuvo tres meses en 2016, el tiempo suficiente para ayudarles decisivamente a conquistar su única Serie Mundial en más de un siglo.
En aquel 2016 quedó demostrado cuánto le querían en Nueva York. Había llegado al Bronx justo a tiempo para reemplazar al gran Mariano Rivera, retirado tres años antes, y en julio fue embarcado a Chicago, en un canje que era todo un acto de premeditación. En esa transacción llegó a los Yanquis el venezolano Gleyber Torres, y meses después, tras verle declararse agente libre, el gerente general Brian Cashman lo firmó por 86 millones de dólares y cinco campañas más.
Fueron buenos años. De sus 305 rescates, 153 ocurrieron con el uniforme a rayas, más que con cualquier otra divisa.
ADIÓS AL BRONX
Pero todo tiene su final. El tiempo de Chapman en el Bronx acabó incluso antes de expirar su contrato con los Yanquis. Y fue entonces, a comienzos de octubre, cuando empezó esta encrucijada en la que ahora se encuentra.
Aunque realmente comenzó un poco antes, mientras iba perdiendo dominio frente a los bateadores contrarios, con una recta que ya no viajaba a la velocidad de siempre y constantes dolencias físicas que le limitaron a solo 43 juegos y 9 salvados en 2022.
Chapman fue desplazado de su rol con los Bombarderos por la fuerza de los hechos. Y cuando fue dejado fuera del roster de postemporada por el manager Aaron Boone, decidió abandonar el equipo. Se marchó, rechazando ser parte de la reserva y quedarse practicando con vistas a las siguientes fases de los playoffs.
Allí se quebró definitivamente la relación con el club con el que tanto brilló.
Tres meses y medio después, firmó como agente libre con los Reales. Y con ellos anda ahora, en busca del tiempo perdido, aunque todavía sin la garantía de ser el cerrador.
“UNA OPORTUNIDAD”
“Es alguien que siete veces ha sido All-Star, un campeón de la Serie Mundial, que sigue subiendo en el escalafón de los mejores cerradores de todos los tiempos”, resumió J.J. Picollo cuando anunció la firma de Chapman, a finales de enero. “Estaba claro para nosotros que era alguien a quien necesitábamos buscar. Él y su agente estaban buscando una oportunidad para recuperarse”.
Picollo es el gerente general de Kansas City. Y sus palabras en el sitio MLB.com explicaron el mes pasado un movimiento con gran sentido para ambas partes. Los Royals no tienen mucho que perder en 2023. Y el cubano encontrará un ambiente con menos presión donde reencontrar su confianza y el aprecio de las Grandes Ligas.
Si lo consigue, su valor en el mercado crecerá. Y su nueva escuadra podría enviarle a otra novena durante los cambios de julio, obteniendo algunos prospectos por lo que hasta ahora es solo una pequeña inversión.
Esa inversión es de 3,75 millones de dólares garantizados. Es menos que el salario promedio en el Big Show, que en 2022 llegó a ser de 4,1 millones de dólares, según el sitio Statista.com.
Ni siquiera tiene asegurado el rol de cerrador. Scott Barlow es el cerrojo de los Reales. Viene de preservar 24 victorias el año pasado, con 77 ponches en 74.1 entradas y 2.18 de efectividad.
Pero si Chapman pudiera reemplazarle, si pudiera acumular rescates al ritmo de antaño, podría ganar más de 5 millones de dólares adicionales en incentivos.
Para eso tendría que demostrar primero su valía. Y si lo hace, podría terminar lanzando el noveno inning con un contendor que decida apostar por su regreso a mitad de campeonato.
Para eso también tendrá que ser paciente y laborioso. Necesita hacer olvidar su capítulo final en el Bronx.
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“Trabajamos mucho con Aroldis, sus antecedentes y su carácter”, reconoció Picollo durante el anuncio de su firma con los Reales. “Tenemos bastante claro lo que sucedió a finales del año pasado. Es lamentable, pero esas cosas pasan en el deporte. Él está tan decepcionado con la forma como terminó su temporada como lo estaban los Yanquis. Y realmente está buscando dejar eso atrás”.
Chapman cumplirá 35 años de edad este 28 de febrero. La velocidad promedio de su recta es la más baja de su carrera desde que se convirtió en estrella, de acuerdo con Fangraphs.com. Pero esa media todavía es de 97,7 millas por hora. Y eso es más rápido que la mayoría de pitchers que hacen vida en la Gran Carpa.
Se encuentra en una encrucijada, es verdad. Y le toca superar este desafío, para volver a ser uno de los relevistas más temidos en la MLB.