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Altuve, Gurriel y Bregman, los reyes en la dinastía de los Astros

¿Qué tienen en común los Astros de 2017 y esta edición de 2022, que disputará su cuarta Serie Mundial en los últimos seis años?

Una estupenda gerencia, podrá decirse. Houston combina con maestría la vieja detección de talentos y el nuevo análisis del beisbol. Un sólido sistema de Ligas Menores, también. Y un roster balanceado para cada uno de estos campeonatos, claro que sí…

Todo eso es verdad. Pero hay tres nombres que han servido como línea de continuidad, tres sólidas columnas sobre las que se ha levantado la organización más consistente y competitiva en los últimos años de la MLB.

José Altuve, Alex Bregman y Yuli Gurriel. Los tres eran fundamentales en 2017 y han seguido siéndolo hasta hoy.

Justin Verlander es el as indiscutible, el sueño de toda rotación. Yordan Álvarez es el cañonero con más poder en las campañas recientes. El cerrador Ryan Pressly lidera un bullpen devastador. Framber Valdez y Jeremy Peña simbolizan las sucesivas generaciones de relevo, que no han dejado de llegar…

Los Astros son una divisa balanceada y resiliente. Y Altuve, Bregman y Gurriel representan lo mejor de todo eso en esta organización.

El muy bien pensado proyecto de Houston comenzó formalmente cuando George Springer llegó a la novena en el Draft Colegial de 2011. Luego siguió Carlos Correa. Y llegaron firmas instrumentales, como la de Carlos Beltrán o Martín Maldonado, y cambios que trajeron a Pressly y Verlander.

Muchos de ellos se fueron. Otros llegaron luego de haber empezado la dinastía. El trío de bastiones, en cambio, ha seguido allí.

La marcha de Springer generó pesimismo, por todo lo que aignificaban su bate y su guante en la franquicia. Muchos temieron lo peor cuando Correa le siguió los pasos, 12 meses atrás.

Pero Houston siempre ha tenido una respuesta para tales pérdidas. La última –y una de las más brillantes– ha sido Peña, el gran prospecto dominicano que venía apretando en las Ligas Menores, soñando con pronto poder adueñarse de las paradas cortas.

Y, por supuesto, siempre ha tenido a sus tres piezas claves en la cueva y el lineup.

Altuve es el alma, el rostro más emblemático de los Astros. Por eso es el más abucheado en los estadios rivales, a pesar de que todas las investigaciones de prensa –la más reciente, en un periódico de Nueva York– respaldan lo dicho en 2020 por sus compañeros, en cuanto a que él se negó a utilizar la ayuda ilegal mientras duró el polémico episodio del robo de señas.

El venezolano es una roca, por su rendimiento. Es un adecuado segunda base, con velocidad para hacer daño entre las bases y producción de slugger.

Acaba de batear para .300 en una temporada donde eso fue una hazaña. Solo lo pusieron out robando en una de las 20 veces que se fue a la siguiente almohadilla. Disparó 28 jonrones y 39 dobles. Y cerró con .921 de OPS. Brillante.

Su historia todavía es inspiradora. Un pelotero con 1,64 de estatura (erróneamente aparece listado con 1,68) que reparte batazos como los mejores, cuya actitud e inspiración son el pegamento que mantiene junto al clubhouse.

Bregman es el trabajador denodado, el que une talento, esfuerzo y callado liderazgo. Es el shortstop natural que aceptó mudarse a la tercera base para poder jugar al lado de Correa, que ya estaba establecido. El que volvió a las paradas cortas cuando el boricua perdió muchos meses por lesión. Y que hoy es uno de los antesalistas más reputados en la MLB por su guante, su bate y su determinación.

Gurriel es el venerable veterano, el bateador natural que todavía rinde a tope, aunque ya tiene 38 años de edad. Dicen sus compañeros que tendría una hoja de servicios digna del Salón de la Fama si hubiera salido de Cuba más joven, no a los 30 años de edad. Que su cosecha en la MLB habria sido aun más admirable si no la hubiera comenzado a los 32. Es muy probable que sí.

El inicialista y designado de los Astros está cerca del final de su carrera. Acaba de terminar un torneo regular discreto, el más flojo de su trayecto. Algo así le ocurrió en 2020, antes de rebotar con el título de bateo de la Liga Americana en 2021. Y en estos playoffs ha vuelto a ser una máquina, con .367 de average y 2 cuadrangulares.

Esta etapa de Houston, tan bien diseñada por Jeff Luhnow y continuada con igual tino por James Click comenzó en 2015, con su primer viaje a la postemporada. Pero en ese roster todavía faltaban Bregman y Gurriel. Solo estaba Altuve.

Desde 2017, en cambio, han avanzado seis veces consecutivas a los playoffs. Nunca han ido menos lejos que las Series de Campeonato. Suman cuatro presencias en la Serie Mundial. Y a partir de este viernes buscarán un segundo anillo para la colección.

Esa fantástica carrera tiene tres bates, tres nombres, tres personalidades en común. Y ahora le plantarán cara a los Filis. Altuve, Bregman y Gurriel todavía tienen logros que conquistar.

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