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Inmigración

“Estoy viva por misericordia de Dios”

Rosmary González, una mujer de 45 años que vivía en la región central de Venezuela y decidió migrar por la selva del Darién junto a su esposo, sus cuatro hijos y una nieta de solo meses, en busca de una mejor calidad de vida. Su destino, Estados Unidos.

La familia se alistó para salir en un grupo de 26 personas, todos familiares y amigos. Cuando llegaron a la entrada del Darién, ninguno de ellos imaginó lo que enfrentarían en los próximos días.

El municipio colombiano Necoclí fue el punto de partida para el grupo, que luego de un viaje de dos horas que pasó por el Golfo de Urabá y llegó al municipio de Capurganá, perteneciente al departamento (estado) colombiano de Chocó; fronterizo con la provincia panameña del Darién.

Empieza el calvario. El “guía” encargado de acompañar a los viajeros por el recorrido, los abandonó al tercer día, pese a que cada uno de ellos pagó 80 mil pesos colombianos por adulto ($23 aproximadamente).

  • Miembros de los grupos irregulares que opera en la zona se les acercaron y les robaron la poca comida, el agua, el dinero y los documentos, dijo la mujer que se quedó completamente indocumentada.
  • Luego de siete días, terminó el recorrido, pero de los 26 que salieron de Colombia, solo 23 llegaron a Panamá. “Nos arrastró el río, a mí me salvó un haitiano, perdí a mi esposo, a mi bebé de cuatro años y a un sobrino de seis años”, relató Rosmary a El Tiempo Latino. Tras una pausa para tomar fuerzas, comentó que para ella la peor pesadilla que para ella la peor pesadilla que pudo vivir fue pasar por esa selva.
  • “Son ya 10 meses y para mí no es fácil. A mí me parece todo esto una mentira. Pasar por la selva del Darién es lo peor que hay”, lamentó.

La fe como refugio. González se encuentra actualmente en Panamá junto a sus tres hijos de 23, 17 y 7 años de edad; también con su nieta de un año y medio.

  • Para ella la fe se ha convertido en un refugio, considera que el haber salido de la selva luego de la travesía “es un milagro, porque no es fácil”. Aún siendo hipertensa asegura que pudo soportar la caminata y salir viva de allí “por la misericordia de Dios”.
  • Luego de llegar a Panamá, el grupo se dispersó. Su hermano, quien también perdió a su pequeño hijo de seis años, se trasladó a Costa Rica, mientras que otros siguieron hacia Estados Unidos.
  • Ella, sus hijos y su nieta, que también sobrevivieron al viaje por el Darién, decidieron quedarse en Panamá. Hasta ahora ni el gobierno de Venezuela ni el de Panamá les han brindado algún tipo de apoyo.

Registros de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) contabilizan que durante el año 2021, al menos 133 mil personas atravesaron el territorio de 575 mil hectáreas, la mayoría de los caminantes en ese entonces eran haitianos.

En 2022, los datos han cambiado pero no para mejor; Migración Panamá contó 48 mil 430 migrantes hasta julio. De ellos el 58% eran venezolanos.

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