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“EEUU ya no sabe en quién confíar dentro de México”

Con la aprobación de la ley de reforma de la Guardia Nacional, México da un paso más hacia la militarización de la seguridad pública. Expertos temen por los derechos humanos, y por las relaciones con Estados Unidos.

En una sesión maratoniana, el Congreso de Diputados de México aprobó en la madrugada del sábado pasado (03.09.2022) la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de integrar la Guardia Nacional en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Recibida con fuertes polémicas, la decisión tendrá que ser sometida a la aprobación del Senado.

En 2019, la Guardia Nacional reemplazó a la Policía Federal como el principal cuerpo policial de seguridad pública a nivel nacional. Está compuesta en parte por miembros de la Policía Federal, pero en su mayoría por militares y miembros de la Marina. Su misión principal es combatir los cárteles del narco y el crimen organizado, pero durante este período legislativo, la Guardia Nacional ha asumido varios proyectos civiles como la construcción del Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles o la vigilancia aduanera.

Número de efectivos dedicados a las diferentes tareas.

“La Guardia Nacional se ha convertido en maestro de nada, realmente no tienen una misión en particular. Y como no tienen una misión en particular, son realmente ineficaces,” dice Gary Hale, experto en política sobre drogas del Baker Institute en Houston.

AMLO rompe sus promesas electorales

La Guardia Nacional ha sido objeto de debate por, a pesar de recibir aumentos en presupuesto, no lograr combatir el crimen organizado con la eficacia esparada. De integrarse a la Sedena, México perdería la única institución policial no militar con presencia a nivel nacional encargada de la seguridad pública. AMLO establecería así un sistema similar al de Colombia y rompería su promesa frente a los partidos de oposición de garantizar que las funciones de la Guardia Nacional serían civiles, un compromiso que en 2019 abrió el camino para establecer esta institución.

Aunque actualmente no se reportan, en términos absolutos, los mismos niveles de graves violaciones de derechos humanos por parte de las Fuerzas Armadas que hace diez años, activistas observan con preocupación esta cesión de poder al ejército.

“Los miembros de la Guardia Nacional no están entrenados para respetar los derechos humanos como lo harían las fuerzas del orden”, dice el experto Gary Hale. “Por supuesto, tan pronto como capturan a sospechosos, los entregan a las autoridades. Pero no hay cadena de custodia, no hay pruebas, no hay testigos, no hay testimonios. Y por eso se acaban produciendo abusos de los derechos humanos.”

Graves consecuencias para las relaciones con EEUU

López Obrador continúa así, en un proceso que expertos han calificado como acelerado, la militarización de la seguridad pública, iniciada ya bajo el mando de sus predecesores. Aparte de que, en la práctica, la Guardia Nacional ya se encuentra bajo el mando de la SEDENA, el despliegue militar y el gasto en defensa son los más altos en la historia reciente.

La evaluación de Gary Hale es que López Obrador está consolidando el poder del ejército intentado ganarse el favor del mismo para tenerlo de su parte.

Duncan Wood, experto en México y EE.UU. del Mexico Institute del Wilson Center en Washington D.C. teme que “la preocupación por los derechos humanos, la preocupación por la corrupción y la cooptación por parte del crimen organizado, va a impactar en la cooperación bilateral en materia de seguridad bajo el marco del Entendimiento Bicentenario”, un acuerdo que ambos Estados pactaron a principio de este año para intensificar la lucha conjunta contra el narcotráfico.

Según Wood, la política de AMLO está deteriorando los niveles de confianza por parte de EE.UU., que de por sí no eran demasiado altos. “Estados Unidos no sabe quién es de confianza en México y ha tenido una relación muy problemática con el ejército mexicano hasta hace poco. Las relaciones mejoraron durante los años de Calderón y Peña Nieto. Pero se han enfriado mucho desde que AMLO llegó al poder”.

Esto significa que EE.UU. no compartirá su inteligencia con México, algo, como dice Wood, crucial en la lucha contra el crimen organizado. Su conclusión: “Creo que esto va a exacerbar las tensiones que ya existen entre ambos países.”

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