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No hay evidencias científicas de que la vacunación contra el COVID-19 cause daños

Si solo tienes unos segundos, lee estas líneas sobre la vacunación contra el COVID-19:

  • Retsef Levi, profesor del MIT, tuiteó que hay que dejar de administrar las vacunas contra el COVID-19 porque causan daños graves y muertes.
  • Los estudios que cita Levi para apoyar su afirmación han sido criticados por varios científicos debido a sus limitaciones.
  • Según la evidencia científica disponible, los beneficios de la vacunación contra COVID-19 superan ampliamente los posibles riesgos. 

Retsef Levi, profesor del grupo de gestión de operaciones de la Escuela de Administración y Dirección de Empresas Sloan del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), tuiteó el pasado 30 de enero que el suministro de vacunas contra el COVID-19 de ARN mensajero debe suspenderse, ya que, en teoría, estarían causando “un nivel de daño sin precedentes”, incluida la miocarditis y la muerte de jóvenes y niños.

El portal conservador en español The Epoch Times recogió las declaraciones y el link circula también en grupos de WhatsApp.

Para respaldar esta afirmación, Levi menciona algunos estudios que han sido criticados por varios expertos debido a sus limitaciones.

De acuerdo con la evidencia científica disponible, los beneficios de las vacunas superan ampliamente los posibles riesgos asociados a las vacunas contra el COVID-19. Te lo explicamos.

La vacunación contra el COVID-19 es seguras y eficaz, según los CDC

En un video que ha compartido en Twitter y que tiene más de 1.7 millones de visualizaciones, Levi asegura que las vacunas contra el COVID-19 están causando muertes y “un nivel de daños sin precedentes”. 

Pero, en realidad, no hay evidencias de que sea así. En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se encargan de revisar las notificaciones que se envían al Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS), un programa de vigilancia posterior a la comercialización de estos fármacos que recopila información sobre posibles efectos secundarios dañinos que ocurren después de la administración de vacunas para determinar si la relación riesgo-beneficio es lo suficientemente alta como para justificar el uso continuo de una vacuna en particular.

En este sentido, los CDC afirman en su web que las vacunas contra el COVID-19 que están en uso en Estados Unidos son eficaces y seguras.

Los beneficios de estas vacunas superan los riesgos

Levi asegura también que las vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19 causan miocarditis.

Aunque es cierto que tienen como efecto secundario reconocido casos muy raros de miocarditis (la inflamación del músculo cardíaco) y pericarditis (la inflamación del revestimiento exterior del corazón) en población joven, los beneficios de vacunarse superan a los riesgos, según destacan varios organismos como los CDC y el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de Estados Unidos.

Para empezar, es importante tener en cuenta que estas vacunas nos protegen frente al desarrollo de la enfermedad, los síntomas graves, la hospitalización y la muerte por COVID-19.

El Colegio Americano de Cardiología asegura que existe un riesgo pequeño de miocarditis asociada con las vacunas de ARN mensajero: “En casi 250 millones de pacientes estudiados en 3 continentes, el riesgo individual de miocarditis asociada a la vacuna en la población general está entre el 0,002% y el 0,004%”.

El curso clínico de la miocarditis “es generalmente leve y la mayoría de los síntomas se resuelven antes del alta hospitalaria”.

Así lo indica la organización, que insiste en que el efecto protector de la vacuna supera claramente el riesgo de sufrir una miocarditis.

Un estudio en Dinamarca con casi 5 millones de participantes publicado en el British Medical Journal concluyó que la tasa absoluta de miocarditis o miopericarditis (inflamación simultánea del músculo cardíaco y de la membrana que rodea el corazón) tras la vacunación con ARN mensajero “fue baja, incluso en los grupos de edad más jóvenes” y que los beneficios de la vacunación deben tenerse en cuenta al interpretar estos resultados. 

Desde el MIT también subrayan los beneficios de la vacunación contra el COVID-19

Retsef Levi es profesor del Grupo de Gestión de Operaciones de la Escuela de Administración y Dirección de Empresas Sloan del MIT.

La Oficina de Noticias del MIT ha afirmado al medio de verificación Health Feedback que “las opiniones representadas por el profesor Retsef Levi son suyas” y que los miembros de la facultad “son libres de expresar sus puntos de vista sobre temas de su interés”. 

“Los líderes sénior del MIT, el liderazgo del MIT Sloan y los profesionales de la salud pública de MIT Medical han subrayado constantemente los beneficios de la vacunación y estar al día con todas las vacunas contra el COVID-19 recomendadas”, señala.

Algunos estudios citados por Levi han sido criticados por varios científicos

Levi ha publicado varios tuits que, en teoría, respaldan sus afirmaciones. En uno de ellos, hace referencia a un ensayo clínico publicado en la revista Vaccine titulado “Eventos adversos graves de especial interés después de la vacunación con ARN mensajero COVID-19 en ensayos aleatorios en adultos”. 

El artículo en cuestión, que analiza los datos de la fase tres de los ensayos clínicos de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y Moderna, indica que estas se asociaron con un exceso de riesgo de eventos adversos graves. 

Pero este artículo ha recibido varias críticas. Algunos científicos aseguran que tiene un sesgo conocido como p-hacking, que se caracteriza por un mal uso de los datos para hacer que la evidencia parezca estadísticamente significativa cuando no lo es, como recoge AFP.

“El (p-hacking) ha sido un problema generalizado incluso en circunstancias normales en la literatura científica, pero un aspecto menos conocido es que puede utilizarse como un arma para presentar vacunas, en este caso las de COVID-19 basadas en ARN mensajero de Pfizer y Moderna, como más peligrosas de lo que son”, afirmó David Gorski, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Wayne, en la web Science Based Medicine.

Health Feedback revisó el documento cuando todavía era un preprint (antes de someterse a una revisión por pares) y el 21 de octubre de 2022 reportó que la versión preliminar se había publicado en la revista Vaccine. Este medio de verificación encontró varios fallos en la investigación y concluyó que su metodología era defectuosa, además de que no proporciona evidencia para afirmar que es más peligroso vacunarse contra el COVID-19 que no vacunarse.

Otro de los estudios citados no tiene en cuenta el estado de vacunación de los participantes

Levi también tuiteó un enlace a un estudio publicado en la revista Scientific Reports, del que él mismo es autor y que también ha sido criticado por varios expertos. De hecho, una nota del editor adjunta advierte a los lectores que sus conclusiones “están sujetas a críticas que están siendo consideradas por los editores”

Esta investigación, que se titula “Aumento de eventos cardiovasculares de emergencia entre la población menor de 40 años en Israel durante el lanzamiento de la vacuna y la tercera ola de COVID-19”, utiliza datos de los servicios de emergencia israelíes.

Pero no prueba que las vacunas contra el COVID-19 causen problemas cardíacos, al contrario de lo que indican algunos usuarios en redes sociales.

Para empezar, en el estudio se usan datos a nivel de población, pero no se tiene en cuenta el estado de vacunación de las personas que desarrollaron problemas cardíacos

De hecho, los autores del estudio reconocen en el mismo que la principal limitación es que “se basa en datos agregados que no incluyen información específica sobre los pacientes afectados, incluidos los resultados hospitalarios, las comorbilidades subyacentes, así como la vacunación y el estado positivo de COVID-19”.

El propio Levi dijo a la agencia Reuters que la correlación que encontraron no prueba la causalidad.

“Permítanme enfatizar que no apoyo ninguna interpretación del documento como prueba de que la vacuna haya causado este aumento en las llamadas a los EMS (los Servicios Médicos de Emergencia Nacionales de Israel)”.

Deepti Gurdasani, epidemióloga clínica de la Universidad Queen Mary de Londres, explicó a Reuters que es “bastante extraño estudiar eventos cardíacos a nivel de población, sin una evaluación individual de si estaban relacionados con el COVID o con la vacunación”.

“Este estudio no agrega nada y, con su diseño ecológico, no podrá asignar causalidad a ningún factor, a diferencia de otros estudios que han investigado esto a nivel individual teniendo en cuenta el COVID previo y la vacunación en individuos”, afirmó la experta, que insiste en que los beneficios de las vacunas superan con creces los riesgos.

El investigador Kyle Sheldrick ha explicado a Health Feedback que los autores de este estudio “presentan un diseño inapropiado, invitando tácitamente a los lectores a concluir falsamente que las vacunas contra el COVID causaron un gran aumento de paros cardíacos en los jóvenes (a pesar de no haber recolectado realmente ninguna información sobre si los afectados estaban vacunados)”.

Las notificaciones registradas en VAERS no son efectos secundarios confirmados

Levi también afirma que los propios sistemas de vigilancia de los CDC registran “más de 700 eventos adversos graves, incluidos los cardiovasculares”. En ese mismo tuit enlaza a una web en la que se indica que estos datos provienen del sistema VAERS de Estados Unidos. 

Hay que tener en cuenta que el VAERS es “un sistema de notificación pasivo” que recibe notificaciones “no verificadas” de reacciones adversas que se dan tras la vacunación, según ha explicado la FDA a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado. Es decir, que exista una notificación de una reacción adversa no significa que la vacuna la haya causado.

“VAERS recibe informes de muchos eventos que ocurren después de la vacunación. Algunos de estos eventos pueden ocurrir de manera coincidente durante el período de tiempo posterior a la vacunación, mientras que otros pueden ser causados ​​por la vacunación”, explica la agencia de Estados Unidos. Además, cualquiera puede notificar una reacción adversa al sistema, no solo los sanitarios.

Estas notificaciones “en ningún caso implican causalidad pero sí coincidencia temporal”, como explicó a Maldita.es el pediatra José Antonio Navarro Alonso.

Según los CDC, “casi siempre se requieren investigaciones científicas adicionales” para establecer una relación causa y efecto entre una vacuna y una reacción adversa. Además, como hemos explicado antes, los CDC aseguran que los beneficios de estas vacunas superan los riesgos de padecer miocarditis y pericarditis después de recibirlas.

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Leer más: Qué sabemos sobre el video del supuesto empleado de Pfizer que afirma que la farmacéutica está explorando mutar el coronavirus para desarrollar nuevas vacunas

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