La inmigración es un tema que ha marcado la política y la sociedad de Estados Unidos en los últimos años.
Uno de los personajes que más ha polarizado la sociedad americana con sus posturas antiinmigrantes es el expresidente Donald Trump, quien en su discurso de aceptación de la precandidatura al partido republicano en el año 2015 centró su mensaje en hablar mal de los mexicanos con frases tales como “están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores”.
Trump que al igual que otros líderes, de los denominados movimientos de la ultraderecha, han hecho de la inmigración una especie de pozo de dónde sacan baldes de votos, se encuentra en un episodio de su vida donde su destino en lo que respecta a la legalidad de los procesos judiciales en su contra, están en manos de dos jueces de origen inmigrante.
Es como si la diosa Tique de la mitología griega, se empeñara hoy en poner a girar la rueda de la suerte de uno de los más connotados representantes de la ola, usando para ello a un par de jueces colombianos. No parece casualidad que Tique luce sosteniendo el trigo de la abundancia y la prosperidad, mientras que al mismo tiempo aplasta a un náufrago en su infortunio.
La jueza Aileen Cannon es la encargada de llevar el caso de los documentos clasificados que involucran al expresidente Donald Trump. Cannon nació en Cali, Colombia, de madre cubana y padre estadounidense. Se graduó como abogada en la Universidad de Michigan y fue nominada por el propio Trump para ser jueza federal en el Distrito Sur de Florida.
Su imparcialidad ha sido cuestionada debido a su nombramiento y a un fallo anterior en el que favoreció al expresidente en una disputa sobre la designación de un administrador especial para revisar los documentos. Dicho fallo fue posteriormente revertido por una Corte de Apelaciones, generando críticas por su errada interpretación legal
Por otro lado, tenemos al juez Merchán, también de origen colombiano, quien se encuentra a cargo del proceso contra Trump por el supuesto soborno a una actriz porno. La fiscalía de Nueva York acusa al expresidente de violar las leyes sobre el financiamiento de las campañas electorales.
Merchán emigró a Estados Unidos cuando tenía 6 años y creció en Nueva York. Su trayectoria incluye experiencia como fiscal en Manhattan y en la fiscalía general del Estado. En 2006, el entonces alcalde Michael Bloomberg lo nombró juez de familia, y posteriormente fue destinado al Tribunal Supremo de Nueva York.
Su padre, que en Colombia se desempeñaba como militar y había hecho parte de los servicios de inteligencia, se dedicó a lavar platos en Manhattan, mientras que su madre trabajó en fábricas de cremalleras y juguetes.
Merchán trabajó cargando alimentos, lavando platos en restaurantes y repartiendo carne. Luego, fue gerente nocturno de un hotel, según reseña el diario El Tiempo de Colombia.
“El juez asignado a mi cacería de brujas me odia”. Esto fue lo primero que expresó Donald Trump a través de su red social Truth Social, cuando supo que Merchán era el juez asignado para llevar a cabo la imputación de cargos.
Estos dos jueces colombianos, una señalada de estar a favor y el otro en contra, ahora enfrentan una gran responsabilidad en cuanto al futuro político y legal del expresidente Trump.
Resulta irónico que aquel que ha atacado a los inmigrantes y ha cuestionado la legitimidad
