El cambio de velocidad de Kyle Hendricks se hundió brúscamente al llegar al plato. La pelota pasó fuera de la zona de strike, buscando el tobillo izquierdo del receptor Miguel Amaya. Pero la enredada serpentina no engañó al dominicano Gary Sánchez. El swing rápido, de abajo hacia arriba, castigó esa pelota con fiereza.
La línea salió a toda velocidad por el left, para empujar las primeras dos carreras de los Padres. Fue el primer jonrón de Sánchez en San Diego, su nuevo hogar, el lunes.
El slugger nacido en Santo Domingo está buscando su revancha. Tiene largo rato en eso. Y por fin, luego de varios intentos, empieza a mostrar lo que de él tantos esperan.
Sánchez llegó a tres jonrones en 2023 con esa conexión. Y no ha parado.
Este miércoles volvió a desaparecer la bola. Produjo tres rayitas más y llegó a 9 en sus 9 cotejos con los californianos.
Los cuatro bombazos son pocos, tratándose de alguien que dos veces superó la treintena de cuadrangulares durante su etapa más positiva en las Grandes Ligas. Pero, vista su lucha, esto puede ser lo mejor que le ha pasado desde que salió de Nueva York.
Porque el quisqueyano llegó a ser figura habitual del Juego de Estrellas. Dos veces asistió al choque estelar y casi gana el premio al Novato del Año en 2016. Pero su deriva defensiva y el profundo bajón que sufrió su ofensiva, especiamente en 2022, le convirtió en carne de liga menor.
No pudo consolidarse con los Mellizos, después de llegar a Minnesota en un sonado cambio que involucró a cinco peloteros. No pudo convencer a los Gigantes para subir al equipo grande en abril. Se declaró agente libre por segunda vez este mismo año, para firmar con los Mets, y finalmente pasó a los Padres vía waivers.
Tras pertenecer a cuatro equipos distintos en poco más de seis meses, de pronto pareció definitivo que había comenzado a recorrer el camino de salida. Y de pronto, también, ya no se ve allí.
“Todos saben cuánto poder tiene y qué le aporta al equipo”, exclamó su compatriota Juan Soto, citado en ESPN.com.
Soto y otros estelares dominicanos, como Manny Machado y Fernando Tatis Jr., conocen muy bien al antiguo súper prospecto de los Yanquis. Y quizás hayan influido en su regreso al rol estelar. El mismo careta lo dice.
“Es realmente la forma en que me han tratado aquí”, aseguró a The Associated Press sobre la razón de este resurgir. “Son mis compañeros, los coaches… siento que he estado jugando durante mucho tiempo aquí”.
Para Sánchez, estos días han resultado ser una verdadera liberación. Pasó demasiado tiempo sin jugar el papel de estrella. Recibió demasiadas críticas por su defensa del plato, lo que le ha llevado a trabajar mucho más, buscando convertirse en un catcher competitivo. Fue demasiado tiempo en duda.
“Ha sido un poco difícil, para ser honesto”, admitió. “Estoy agradecido por la oportunidad de poder jugar aquí”.
El beisbol tiene estas cosas. A menudo ofrece segundas oportunidades. Y terceras, también.
Sánchez está aprovechando la quinta. Después de brillar en Nueva York, finalmente vuelve a hacerlo en San Diego. Sea como catcher o como bateador designado, hoy parece improbable que se quede fuera del lineup. No mientras pueda batear como sabe, y mientras siga cobrándose esta revancha durante tanto tiempo esperada.