En los dos últimos años, más de 250 mil niños migrantes han llegado solos a Estados Unidos. Miles de ellos terminan sometidos al trabajo infantil alrededor del país: desde trabajar durante la noche en mataderos hasta ser operarios de maquinaria en fábricas.
Estos niños sufren una y otra vez las violaciones de las leyes de trabajo infantil, según mostró una investigación reciente de The New York Times, que descubrió que, a pesar de los anuncios de cambios de políticas contra las empresas que contratan niños, la administración de Biden ha ignorado el crecimiento acelerado de esta fuerza laboral (e ilegal).
Poco después de que el presidente Biden asumiera su cargo, el creciente número de niños migrantes desató la tensión entre la nueva administración y algunos miembros del gobierno.
A la suerte de un patrocinante que los explota para el trabajo infantil
En ese entonces, el presidente había prometido acatar una ley contra la trata de personas de 2008, la que exige que el gobierno federal acepte el ingreso al país de niños que viajan solos.
Esta Ley también les permite permanecer en los Estados Unidos durante el proceso de solicitud de estatus legal, que, además, lleva varios años.
Sin embargo, la administración de Biden no podía prever que la pandemia del covid-19 golpearía duramente las economías de los países centroamericanos.
Por lo que los padres, en situación de pobreza, cada vez más comenzaron a enviar a sus hijos Estados Unidos para ganar dinero, parte de un fenómeno que algunos defensores de la inmigración llaman “separación familiar voluntaria”.
Cuando los niños migrantes llegan solos a la frontera, generalmente son reclamados por un patrocinador que ya vive en el país.
De acuerdo con la ley, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HSS, por sus siglas en inglés) es responsable de examinar a los patrocinadores para garantizar que proporcionen el bienestar de los niños y los protejan del tráfico o la explotación.
Todos se quejaron, pero hubo pocas respuestas
A medida que los refugios se llenaron de niños, durante la pandemia, el HSS comenzó a relajar algunas restricciones de investigación e instó a los administradores de casos a acelerar el proceso.
A partir de ahí, comenzaron quejas que la Casa Blanca ignoró repetidamente:
- Primero, el personal del HSS se quejó de los cambios, alegando que ponían en peligro a los niños.
- A lo que la Casa Blanca no respondió pensando que estos trabajadores se aferraban a los protocolos que mantenían a los niños en refugios cuando era mejor para ellos estar en un hogar con un adulto.
- Luego, empleados gubernamentales veteranos y contratistas externos le dijeron al Departamento de Salud y Servicios Humanos, incluso en informes que llegaron al secretario Xavier Becerra, que los niños parecían estar en riesgo.
- A esto, el Departamento de Trabajo respondió con emisiones de comunicados de prensa que señalan un aumento en el trabajo infantil. Además, se escudaron declarando que no son una agencia de asistencia social.
- Estas organizaciones también se encargaron de demostrarle a altos funcionarios de la Casa Blanca evidencia de explotación, como grupos de niños migrantes que habían sido encontrados trabajando con equipos industriales o productos químicos cáusticos.
- A lo que estos funcionaron reconocen que si bien los dos departamentos habían transmitido información sobre el trabajo infantil migrante, los informes no se marcaron como urgentes y no aclararon el alcance del problema.
Además, los funcionarios del HHS afirman que investigan a todos los patrocinadores, pero que no pueden controlar lo que les sucede a los niños después de que se van con ellos. Esa parte, resaltan, es trabajo del Departamento de Trabajo.
Robyn M. Patterson, una vocera de la Casa Blanca, afirma en un comunicado que la administración estaba aumentando el escrutinio de los empleadores y revisando la investigación de antecedentes de los patrocinadores.
“Es inaceptable que las empresas utilicen trabajo infantil, y esta administración continuará trabajando para fortalecer el sistema para investigar estas violaciones y responsabilizar a los infractores”, se lee en el comunicado.
Menores que trabajan en lugar de ir a la escuela
Algunas de las advertencias más persistentes son las que los niños están siendo obligados a realizar trabajos peligrosos de los que el gobierno no tiene supervisión.
El HHS entrega a la mayoría de los niños a los patrocinadores sin atención de seguimiento, pero contrata organizaciones para brindar a miles de niños de alto riesgo servicios de apoyo durante varios meses.
La primavera pasada, Matt Haygood, director sénior de servicios para niños en el Comité de EE. UU. para Refugiados e Inmigrantes envió un correo electrónico con el asunto “Preocupaciones sobre trata” a varios funcionarios del HHS.
“Hemos identificado algunas tendencias preocupantes en el área metropolitana de Chicago”, escribió, incluidas las camionetas que recogen a los niños a horas intempestivas, lo que sugiere que los llevaban a lugares de trabajo en fábricas.
Haygood preguntó si el HHS consideraría agregar el vecindario a una lista de vigilancia, para que los posibles patrocinadores fueran investigados más de cerca.
Un miembro del personal del HHS respondió que más de 200 niños, la mayoría de ellos guatemaltecos, habían sido liberados recientemente en el vecindario y confirmó que muchos de esos casos se habían marcado como sospechosos: los adultos patrocinaban a varios niños y los menores trabajaban en lugar de asistir a la escuela.
“Ciertamente, hay muchas otras señales de alerta relacionadas con el tráfico”, declaró el Haygood, quien esperaba que la agencia añada más medidas de seguridad para los niños liberados en el área. En cambio, HHS decidió que no eran necesarios.
Una portavoz del HHS le respondió a The New York Times que el departamento ya había establecido protecciones para que los niños fueran liberados en algunas calles de la ciudad y en ese momento consideró que expandir esas medidas era una extralimitación.
Además, el mismo portavoz admitió que sabía que algunos niños migrantes trabajaban muchas horas porque estaban bajo una intensa presión para ganar dinero, pero la responsabilidad legal de la agencia por los niños termina una vez que son liberados.
Por ahora, la mayoría de los niños entregados a patrocinadores tienen poco apoyo aparte de una línea de teléfono del HHS. Según documentos internos obtenidos por The Times, los informes de tráfico a esa línea directa aumentaron en aproximadamente 1300% en los últimos cinco años.