El fentanilo es un opioide sintético, es decir, una droga que se crea en laboratorios imitando la estructura química de los opioides naturales, que se extraen de la planta de amapola o adormidera. Los opioides son sustancias que actúan sobre los receptores del cerebro y producen efectos analgésicos y eufóricos.
El fentanilo se usa como medicamento para tratar el dolor intenso, especialmente después de una cirugía o en pacientes con cáncer. Se administra por inyección, parche o pastilla. Cuando lo receta un médico, el fentanilo se conoce como Actiq®, Duragesic® o Sublimaze®.
Pero el fentanilo también se consume ilegalmente por su efecto placentero y estimulante. El fentanilo ilegal se vende en forma de polvo, gotas, rociadores o pastillas falsificadas. A veces se mezcla con otras drogas como heroína, cocaína o metanfetamina, sin que los consumidores lo sepan.
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Cómo afecta el fentanilo a las personas
El fentanilo es una droga muy potente y peligrosa. Es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más que la morfina. Una dosis muy pequeña puede causar una sobredosis, que puede provocar la pérdida del conocimiento, la depresión respiratoria y la muerte.
Los síntomas de una sobredosis de fentanilo son:
- Respiración lenta o superficial
- Pulso débil o irregular
- Labios y uñas azulados
- Piel fría y húmeda
- Pupilas muy pequeñas
- Náuseas y vómitos
- Mareos y confusión
- Convulsiones
Una sobredosis de fentanilo puede revertirse con un medicamento llamado naloxona, que bloquea los efectos de los opioides. La naloxona se puede administrar por inyección o por rociador nasal. Es importante actuar rápido y llamar al 911 si se sospecha de una sobredosis.
El consumo de fentanilo también puede causar otros problemas de salud, como:
- Dependencia física y psicológica
- Tolerancia (necesidad de consumir más cantidad para lograr el mismo efecto)
- Síndrome de abstinencia (malestar físico y mental al dejar de consumir)
- Infecciones (por compartir agujas o usar material no estéril)
- Problemas respiratorios, cardíacos, hepáticos o renales
- Trastornos mentales, como depresión, ansiedad o psicosis
Por qué se expande el fentanilo en EEUU
El fentanilo ha provocado una crisis sanitaria en EEUU, donde ha causado la muerte de 129.000 personas en 2020 y 2021, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los opioides sintéticos, como el fentanilo, son la principal causa de las muertes por sobredosis en el país.
El fentanilo se ha expandido en EEUU por varias razones, entre las que se encuentran:
- La facilidad de producción y distribución. El fentanilo se fabrica en laboratorios clandestinos, principalmente en México, donde los carteles de la droga lo producen y lo envían a EEUU por la frontera o por correo. El fentanilo no requiere de cultivos ni de comunidades rurales para su elaboración, como la heroína. Además, es más barato y más potente que otras drogas.
- La falta de regulación y control. El fentanilo ilegal es difícil de detectar y de medir. Los consumidores no saben qué cantidad ni qué pureza tiene la droga que compran. Tampoco saben si está mezclada con otras sustancias. Esto aumenta el riesgo de sobredosis y de intoxicación.
- La demanda de los consumidores. El fentanilo ofrece un efecto más intenso y duradero que otras drogas. Algunos consumidores lo buscan por curiosidad, por placer o por escapar de sus problemas. Otros lo consumen porque son adictos a los opioides recetados y no pueden acceder a ellos o porque han desarrollado tolerancia a otras drogas.
Por qué el fentanilo es tan grave y aterrador
El fentanilo es una droga muy grave y aterradora porque puede matar con una dosis muy pequeña, porque se consume sin saber lo que se está consumiendo y porque genera una adicción muy fuerte y difícil de superar.
El fentanilo es una amenaza para la salud pública, para la seguridad nacional y para el bienestar social. Su consumo afecta no solo a los individuos, sino también a sus familias, a sus comunidades y a la sociedad en general.
El fentanilo requiere de una respuesta urgente y coordinada por parte de las autoridades, los profesionales sanitarios, las organizaciones sociales y la ciudadanía. Es necesario prevenir el consumo, educar sobre los riesgos, ofrecer tratamiento a los adictos, reducir el daño, combatir el tráfico y salvar vidas.