El equipo del presidente se ha movilizado para contrarrestar la rebaja de la deuda del Tesoro por parte de la agencia Fitch Ratings, apresurándose a defender la historia de una perspectiva económica mejorada.
Cuando la agencia Fitch Ratings anunció esta semana que estaba rebajando su calificación crediticia a largo plazo de Estados Unidos de AAA a AA+, los funcionarios de la administración Biden estaban preparados, y enojados.
Los funcionarios de la administración habían estado presionando a Fitch en contra de la rebaja, lo que desconcertó a muchos economistas, pero se convirtió en una munición inmediata para los republicanos del Congreso y los defensores del presupuesto no partidistas para criticar la dirección fiscal actual del país.
Cuando la agencia de calificación siguió adelante con el movimiento de todos modos, el equipo del presidente Joe Biden se movilizó rápidamente, con pesos pesados económicos dentro y fuera de la administración criticando el momento y el contenido del anuncio.
La rápida respuesta fue un esfuerzo para evitar que la rebaja empañara el historial económico de Biden en medio de una serie de buenas noticias sobre parámetros clave de la salud económica estadounidense. Y su agresividad reflejó la importancia crítica de una perspectiva económica en mejora para la campaña de reelección de Biden.
“Lo importante para el presidente fue señalar que la decisión de Fitch no solo fue arbitraria y desactualizada, sino que su administración ha tomado medidas para lograr cosas que van en sentido contrario a la rebaja”, dijo Jared Bernstein, el presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, en una entrevista, mencionando un acuerdo bipartidista para aumentar el límite de deuda y reducir modestamente el gasto federal.
“Una de las razones por las que respondimos con fuerza es porque Fitch ignoró por completo los logros bajo este presidente, tanto en política fiscal como en crecimiento económico”, agregó.
La Casa Blanca tuvo suerte en un aspecto. La cobertura de la rebaja fue inmediatamente opacada por la tercera acusación penal al expresidente Donald Trump.
Fue una extensión de una tendencia que ha ayudado y perjudicado a Biden hasta ahora este año: durante los últimos seis meses, según una base de datos de la Universidad de Stanford, las cadenas de televisión se han enfocado tanto en noticias sobre su predecesor como en noticias sobre Biden.
También ayudó a Biden que los inversionistas en su mayoría ignoraron el movimiento de Fitch Ratings. Analistas de Goldman Sachs escribieron el miércoles que “la rebaja debería tener un impacto directo limitado en los mercados financieros”.
La rebaja se produjo justo después de las 5 p.m. del martes. Fitch publicó una declaración que atribuyó el movimiento al “deterioro fiscal esperado en los próximos tres años, una carga de deuda gubernamental general alta y creciente, y la erosión de la gobernabilidad” en Estados Unidos en las últimas dos décadas.
Sobre todo, los funcionarios de Fitch citaron una serie de enfrentamientos de alto riesgo sobre el aumento del límite de endeudamiento de la nación. “Los repetidos enfrentamientos políticos por el límite de la deuda y las resoluciones de último minuto han erosionado la confianza en la gestión fiscal”, escribieron.
La agencia también expresó preocupaciones sobre los crecientes costos de los beneficios de Medicare y Seguro Social a medida que más estadounidenses se jubilan, que se prevé serán los principales impulsores del aumento de la deuda federal en la próxima década. Fitch predijo que el país se encaminaba hacia una leve recesión para fines de año. Fue la segunda rebaja de crédito en la historia de Estados Unidos, ambas directamente relacionadas con luchas por el límite de la deuda.
Momentos después del anuncio, los funcionarios de la administración Biden respondieron.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo en una declaración que estaba en total desacuerdo con un cambio de calificación que calificó de “arbitrario y basado en datos desactualizados”.
Poco después, los funcionarios de la administración organizaron una llamada para que los reporteros criticaran el movimiento con más detalle. Cuestionaron por qué Fitch no había rebajado la calificación cuando Trump era presidente, según sus propios modelos de calificación, y por qué lo había hecho ahora, poco después de un compromiso con los republicanos en el Congreso que había evitado una crisis fiscal.
Rechazaron la predicción de la agencia de que habría una recesión, citando sólidos datos económicos recientes. Dijeron que el presidente estaba comprometido con más recortes de gastos, junto con aumentos de impuestos a las corporaciones y a los más ricos, para reducir aún más los déficits presupuestarios en el futuro.
Los funcionarios también señalaron a una serie de economistas y analistas externos que criticaron la decisión.
Los republicanos aprovecharon rápidamente la rebaja para criticar a Biden.
“Con déficits anuales camino de duplicarse y costos de intereses que se espera se tripliquen en solo 10 años, la salud financiera de nuestra nación se está deteriorando rápidamente, y nuestra trayectoria de deuda es completamente insostenible”, dijo el representante Jodey Arrington (R-TX) y presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara. “Esta es una llamada de atención para ordenar nuestras cuentas fiscales antes de que sea demasiado tarde”.
Los halcones fiscales han estado advirtiendo durante más de una década que la deuda de Estados Unidos podría volverse insostenible. Esas advertencias aumentaron a medida que los legisladores tomaron prestados millones de millones para ayudar a las personas, empresas y gobiernos a sobrellevar la pandemia de COVID-19. El costo del endeudamiento federal aumentó bruscamente durante el último año cuando la Reserva Federal elevó las tasas de interés para combatir la inflación.
Jim Tankersley – The New York Times
Lea el artículo original aquí.
