Los trabajadores estadounidenses se resisten al aumento de los precios del transporte, la comida y el cuidado de los niños.
En su esfuerzo por atraer a los empleados de vuelta a las oficinas este otoño, los empresarios estadounidenses se han topado con un obstáculo inesperado: la inflación.
Los costos del transporte, la alimentación y el cuidado de los niños han aumentado más rápido que los salarios, y algunos empleados dicen que no solo es más cómodo, sino también más barato, seguir trabajando desde casa.
Cuando la crisis de Covid-19 desencadenó un cambio generalizado hacia el trabajo remoto a principios de 2020, muchas empresas ofrecieron salarios a los empleados que se quejaban del costo de instalar oficinas en casa y de que los recibos de electricidad llegaban con sumas mucho más elevadas.
Pero ahora, algunos trabajadores afirman que la opción de trabajo remoto es más económica, ya que los precios para el consumidor en EEUU siguen aumentando. “Pierdo dinero cada vez que salgo de mi casa”, señala Lina Tumanyan, una agente inmobiliaria cuya oficina está en Manhattan.
Incluso con un trabajo que requiere tiempo para mostrar propiedades fuera de la oficina, Tumanyan mencionó que debía ir un par de veces a la semana para realizar tareas como revisar el correo electrónico y publicar anuncios. “Es realmente frustrante que en muchos lugares se esté exigiendo que la gente esté en la oficina, porque todos hemos visto que todo el mundo puede funcionar desde casa y todo está bien”, indicó.
Los precios al consumo en EEUU subieron un 8,3 por ciento año sobre año hasta agosto, y el índice de alimentos fuera del hogar aumentó un 8 por ciento. El precio de la gasolina que utilizan los viajeros que se desplazan en automóvil sigue siendo un 17 por ciento más alto que hace un año, alrededor de $3,70 el galón, incluso después de un reciente descenso, según la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA por sus siglas en inglés).
Las grandes empresas, desde Apple hasta NBCUniversal y Goldman Sachs, han presionado al personal para que vuelva a la oficina, con un éxito variado. Los índices de ocupación de oficinas en 10 grandes ciudades de Estados Unidos alcanzaron la semana pasada sus niveles más altos desde que comenzó la pandemia, según datos de la empresa de seguridad Kastle Systems. El número de pasajeros diarios del metro de Nueva York alcanzó los 3,9 millones la semana pasada, también el mayor número desde marzo de 2020.
Sin embargo, los datos de Kastle publicados el lunes mostraban que la tasa de ocupación promedio de las oficinas seguía siendo de solo el 47,3 por ciento, un poco menos que la semana pasada. El metro de Nueva York funciona a menos de dos tercios del tráfico de un día normal antes de la pandemia, y los viajes son especialmente pocos los lunes. Alrededor del 60 por ciento de los empleados encuestados por el sitio de empleo ZipRecruiter aseguran que prefieren trabajar de forma remota.
“Los empleados siguen mostrándose bastante reacios a volver a la oficina y bastante más inclinados hacia el trabajo remoto”, señaló Julia Pollak, economista en jefe de ZipRecruiter. “Las motivaciones para querer trabajar de forma remota han cambiado con el tiempo. Así que, aunque los problemas de salud eran la preocupación principal al principio, ahora los costos de transportarse son la mayor preocupación”.
Los trabajadores estadounidenses a tiempo completo afirman que gastan el doble de dinero en promedio en un mes cuando trabajan en una oficina, es decir, unos $863, frente a los $432 que gastan cuando trabajan en casa, según una encuesta realizada por Owl Labs, un fabricante de equipos de videoconferencia que se beneficia del trabajo híbrido.
Los trabajadores de oficina señalaron que sus mayores gastos diarios eran, en promedio, de $15,11 por trasladarse al trabajo, $14,25 en el almuerzo y $8,46 en el desayuno y el café. Los que tienen mascotas también declararon haber gastado $16,39 más en servicios como paseadores de perros.
Por eso Megan Zuckerman limita sus viajes a la oficina a una vez al trimestre. Zuckerman, una gerente de relaciones públicas de 28 años, dejó Manhattan para mudarse con sus padres a Nueva Jersey en junio de 2020. En ese momento, su empresa aún planeaba operar de forma remota “indefinidamente”.
Sus jefes anunciaron más adelante que tendrían que ir a la oficina dos días a la semana. Mientras tanto, los precios de los alquileres de apartamentos en Nueva York habían subido tanto que Zuckerman no podía solventar volver a mudarse. La media de los alquileres mensuales de los nuevos contratos en Manhattan alcanzó máximos históricos durante seis meses consecutivos antes de bajar a $4.100 en agosto, según el tasador Miller Samuel y la correduría Douglas Elliman.
Zuckerman calcula que su viaje desde Nueva Jersey (que incluye un ferry y un autobús y dura casi dos horas) le cuesta $45 ida y vuelta. Al final encontró un nuevo empleo que le permitía trabajar principalmente desde casa.
“Estoy muy contenta de haber podido conseguir cierta flexibilidad, porque dos días a la semana en la oficina habría sido realmente caro”, declaró Zuckerman.
Algunos empresarios han ampliado las prestaciones en un intento por compensar el aumento de los costos. El fabricante de aperitivos saludables That’s It, que el año pasado obligó a sus empleados a volver a la oficina, obsequió a cada uno tres tarjetas de regalo de $100 para gasolina cuando los precios superaron los $5 por galón.
La empresa biofarmacéutica Urovant, con sede en California, ha ampliado los usos aprobados para una asignación de $500 para salud y bienestar que se da a los empleados, para poder usarla en gastos que van desde el gimnasio hasta los de transporte, almuerzo y cuidado de los niños.
“Ofrecemos esto a nuestros empleados como reconocimiento, pero también para ayudar a proporcionar incentivos y compensaciones adicionales, ya que entendemos que el costo de la vida sigue aumentando”, aclaró Betzy Estrada, directora de Recursos Humanos de Urovant.
Los directivos no son los únicos que están desesperados por que los trabajadores de cuello blanco vuelvan a las oficinas. Dirigentes municipales como el alcalde de Nueva York, Eric Adams, han instado a las empresas a traer de vuelta a los trabajadores para apoyar las economías locales. Las industrias que dependen de las visitas regulares de los trabajadores de oficina, como las cafeterías, las tintorerías, los salones de uñas y los aparcamientos, siguen empleando a 347.000 personas menos en todo el país que antes de la pandemia, según un análisis de ZipRecruiter.
Ese es el tipo de gastos que disuade a trabajadores como Tumanyan, la agente inmobiliaria. Entre el boleto de metro, el café, la ensalada del almuerzo y las cosas que se siente tentada a comprar mientras está en Manhattan, señaló que puede gastar $75 los días que va a la oficina.
“A menos que quieran pagar nuestros almuerzos y nuestro transporte, no vendré a la oficina todos los días”, aseguró.
Taylor Nicole Rodgers en Nueva York
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