La obesidad infantil es un problema que afecta a casi 15 millones de niños y adolescentes en Estados Unidos. Uno de cada cinco niños tiene obesidad, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Entre estos niños se encuentra el hijo de la mexicana Rosario Estrada, quien resolvía la alimentación de su hijo con comida chatarra hasta que el médico le dijo “Esto es un 911. Señora, usted tiene que hacer cambios con su hijo ya”. Desde es momento Emmanuel asiste a un gimnasio para niños llamado Healthy Kids Gym e hizo cambios radicales en su estilo de vida.
La obesidad es un problema principalmente hormonal
El doctor Moisés Roizental, que estudia la relación entre la obesidad y las hormonas, explicó que el proceso hormonal de una persona con obesidad es diferente al de una persona saludable.
Roizental expresó que existe una hormona de la saciedad llamada leptina, esta se produce en las células grasas (adipositos) y al llegar al cerebro produce una señal en el hipotálamo que hace saber a la persona cuando está llena. Sin embargo, las personas obesas tienen resistencia a la leptina y esto hace que la hormona no actúe con normalidad, por lo que no se sienten saciadas, explicó.
Existen otras hormonas que participan en el proceso de hambre y saciedad, como por ejemplo la grelina, conocida como la hormona del hambre. Uno de los roles más importante de esta hormona es activar el deseo de comer cuando el estómago está vacío.
La insulina es otra hormona importante que tiene un rol clave porque regula la cantidad de glucosa o azúcar en la sangre. Cuando hay mucha insulina en el cuerpo, se acumula más grasa y es más difícil eliminarla.
Enfermedades son cada vez más comunes en niños
“Ya tengo niños de nueve años con hígado graso, alto colesterol,, alta presión y problemas del corazón”, explicó Adriana Saenz, dueña de Healthy Kids Gym, el primer gimnasio para niños en Las Vegas, Nevada.
Saenz explica que estas enfermedades solían padecerlas personas de entre 50 o 60 años, pero que ya se están viendo en niños de tan solo nueve o diez años de edad.
Rebeca Pastor, nutricionista infantil y familiar, señala que se debe a que a los se les está dando comida chatarra que incluye generalmente alimentos ultraprocesados cada vez más temprano. Pastor explica que estos alimentos (que incluye galletas, bollería y dulces) provocan una alteración hormonal y a su vez:
- Acumulación de grasa.
- Aumento del apetito hacia este tipo de alimentos excesivamente palatales e incitan a no parar de comer.
- Estos alimentos también provocan subidas grandes de insulina que luego bajan enormemente y dan mucha más hambre.
Estos picos de insulina que señala Pastor son responsables de la aparición temprana de la diabetes.
Ser inmigrante contribuye al problema
Según los CDC, los latinos son el grupo más afectado por la obesidad infantil. Y es que las condiciones económicas de los inmigrantes no suelen ser favorables. Muchos padres tienen horarios agotadores que les dificultan llevar una rutina tanto para ellos como para sus hijos.
Estrada es el ejemplo de una inmigrante que entre tanto trabajo duro descuidó la alimentación de ella y de su familia.
“Cuando empecé a trabajar limpiando casas pasábamos por un seven eleven y pues agarrábamos una pizza, agarrábamos un pedazo de pollo, lo que encontrábamos hecho ya entonces pues era más fácil”, relató Estrada.
La pediatra Kimberly Edwards señaló diferentes factores que condicionan e impiden que las familias latinas puedan tener una buena alimentación:
- La situación socioeconómica hace difícil para los latinos acceder o pagar opciones de alimento saludable.
- Entornos físicos inseguros pueden limitar las oportunidades para la actividad física.
- El estrés tóxico, como la exposición al racismo, puede afectar las hormonas que regulan el peso.
¿Cómo puedes ayudar a tu hijo con obesidad infantil?
La obesidad es un problema principalmente hormonal que puede tener un origen genético, y ser causado por enfermedades o factores externos. Pero la causa más común de la obesidad son los malos hábitos, como no comer sano, no hacer ejercicio y no dormir suficiente. Así que su tratamiento, en la mayoría de los casos, comienza por cambiar el estilo de vida.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) publicó nuevas directrices para el tratamiento de la obesidad infantil que puedes seguir. A pesar de tener un enfoque audaz y un poco controversial, los expertos es la mejor forma de atacar el problema.
Los expertos entrevistados también dejaron sus recomendaciones. Entre ellas Pastor señaló que no se debe obligar a comer a los niños, ya que el hambre es un instinto natural, y que es mejor que los padres se centren en la calidad de los alimentos.
“Tenemos que darnos cuenta es centrarnos en la calidad del alimento y hacer que cada bocado sea lo más nutritivo posible y hacer que la alimentación sea a demanda, porque ellos mismos sabrán pautar su punto de saciedad”, expresó.
Algo que debe existir en la rutina de cada niño es al menos 1 hora diaria de ejercicio de intensidad alta o moderada. Hacer ejercicio lo ayudará a convertir la grasa en energía en lugar de acumularla.
No dormir lo suficiente también contribuye a aumentar el peso. Perder el sueño puede desencadenar cambios cerebrales y hormonales, como el aumento de grelina, que estimulan los antojos de comida. Los CDC indican que los niños entre 6 y 12 años necesitan dormir entre 9 y 12 horas diarias.
La doctora Pastor insiste mucho en que las verduras estén siempre presentes en el plato de los niños. Incluir más verduras en las comidas mejora la salud intestinal, por lo tanto, hay una mejor respuesta ante la producción de hormonas.
Pastor también señaló la importancia de involucrar a los hijos en el cuidado de su salud, específicamente en la elección de los alimentos y así crear un estilo de vida. “Llevarlos a la compra y que empiecen a conocer los diferentes alimentos, verduras, hortalizas y frutas. También que ayuden a la hora de preparar la comida”, especificó.
Se debe dejar de lado el premiar el buen comportamiento con chucherías, tampoco se debe hacer como recompensa si el niño se ha comido un plato saludable. La doctora Pastor advierte que recompensar con comida distorsiona nuestra relación con la alimentación.
En cuanto a las situaciones sociales donde abunda la comida chatarra, como los cumpleaños, la nutricionista dice que lo mejor es relajarse porque se trata de una excepción.”Si lo negamos, lo único que va a provocar es incitar a que ellos mismos quieran comerlo más”, señaló.