El aumento de las tasas hipotecarias en Estados Unidos a niveles récord, que no se veían desde hace más de 20 años, pone en jaque el sueño de miles de familias de clase media de acceder a uno de sus mayores anhelos: la casa propia. La semana pasada, los índices llegaron a 7,23%, según datos publicados por la compañía de finanzas Freddie Mac. El año pasado, la hipoteca de tasa fija a 30 años era de 5,55%.
Desde finales de mayo, las tasas hipotecarias han estado por encima del 6,5% y su aumento fue progresivo hasta agosto. La explicación del incremento es porque la Reserva Federal implementó medidas para frenar la inflación, como subir las tasas de interés, lo que llevó a un nivel muy bajo de acceso a viviendas. Las estimaciones indican que el crecimiento económico que registra la economía hagan que los niveles se mantengan iguales o incluso por arriba.
El primer impacto es que desde ahora será más difícil comprar una casa. Si bien no será una tarea imposible, el camino sí será más cuesta arriba. Es decir, adquirir una vivienda en el país será más caro debido al mayor costo de la hipoteca y al aumento de los precios de las casas.
La falta de inventario es otro gran problema
Hay otro problema que suma más peso a la situación. La oferta de propiedades en el mercado es insuficiente. El aumento de la tasa ha hecho que aquellos que querían vender para mudarse desistan de hacerlo. Entonces, al haber poco inventario, los precios también se encarecieron.
“Al subir la hipoteca hay una diferencia grande entre comprar una casa con el 7% cuando la compraban con 5%, 3% o 2%. Muchos se están desanimando porque, por ejemplo, antes tenían que pagar por una casa de unos 500.000 dólares una hipoteca de $3.000. ahora van a tener que pagar $3.500 o $3.600. Eso les queda muy apretado”, explicó a El Tiempo Latino, Ángela Vargas, agente de bienes raíces de Re/Max One Solutions, con más de 20 años de experiencia en el mercado en la zona de Washington DC, Maryland y Virgina.
Explicó que quienes hace unos tres años refinanciaron sus casas a tasas del 2,5% hoy tendrían dificultades para hacerlo si quisieran vender para luego comprar una nueva propiedad.
“Si ellos fueran a vender sus casas ahora porque pudiesen llegar a tener una buena ganancia o creen que es tiempo de vender y quisieran salir a comprar, van a tener una tasa de interés más alta. Entonces, optan por no hacerlo. La gente que está vendiendo es la gente que tiene necesidad de hacerlo”, agregó.
¿Quiénes consideran necesario desprenderse de una propiedad? Vargas sostiene que primordialmente quienes tienen que mudarse por trabajo fuera del estado o del país: o aquellos que están pensando en su retiro, vivir los últimos años de vida en lugares más económicos, como por ejemplo Florida o Texas. La falta de viviendas encarece los precios y sólo quienes cuentan con capacidad de ahorro o buenos ingresos pueden pensar en adquirir una casa.
“La gente que puede comprar, en cambio, está en competencia, ya que si ven una casa, tienen que ofrecer 50.000 o 60.000 dólares más del valor para ganarla. Eso está pasando hasta con las personas que están comprando en efectivo”, añadió. La situación es cada vez más compleja y golpea de lleno a la clase media o los que piensen en comprar por primera vez.
La tormenta perfecta que frustra el sueño
La agente de bienes raíces explica que hoy se combinan tres factores que crean un coctel explosivo que da en el corazón de la clase trabajadora del país. Es decir, el motor económico estadounidense. Por un lado, las tasas hipotecarias que vienen subiendo sin tregua. Segundo, la poca oferta de viviendas para comprar y, por último, los bajos sueldos afectados por la inflación del último año.
Antes -resaltó la experta- un comprador que ganaba 50.000 dólares al año y su conyugue una cifra igual o apenas superior, podían aspirar una propiedad de medio millón. Pero como ahora no hay oferta, las casas son más caras.
“Hoy cuando los ingresos son combinados (un matrimonio) tienen que ser mínimo de 180.000 o 200.000 al año. Por ejemplo, si hay una casa de 500.000 y hay 10 compradores, esos 10 van a pelear; y el que tenga mejor poder adquisitivo es el que la va a terminar comprando. Todo el que tiene capacidad de comprar va a poder, pero en realidad quien la va a tener más difícil es la clase media”, lamentó.
Vargas recordó por ejemplo que cuando comenzó en el negocio inmobiliario, a inicios de la década del 2000, la tasa estaba en un 7%. La diferencia con la actualidad es que cuando ofrecía casas de, por ejemplo, 400.000 dólares, podía mostrar entre 20 o 30 propiedades. “Hoy por ese precio le puedo exhibir a un cliente unas cinco”, dijo.
Los jóvenes son los más afectados
Si esta situación deja en mejor posición a los más ricos o a las personas que quieren vender porque piensan en retirarse y ya tiene prácticamente pagadas todas las cuotas de una hipoteca, en contraposición las expectativas no son las mejores para la gente joven o los matrimonios que recién comienzan.
“Con ingresos de 60.000 dólares al año, un trabajador no puede aspirar a más de un condominio de 280.000 en el área de Arlington o Fairfax. Es muy difícil. A una persona joven o un matrimonio que recién arranca le va a costar 10 veces más adquirir una casa con este panorama porque los sueldos medios si no están organizados, les va a ser imposible. Si no tienen un ahorro de al menos un 6%, será imposible”, vaticinó.
Finalmente, como consejo, Vargas dijo que en caso de tener que comprar con una tasa alta, lo recomendable es que apenas baje se trate de refinanciar la hipoteca. “Si no la gente sólo vive para pagar una casa”, concluyó. La tasa hipotecaria a 30 años para esta semana bajó levemente al 7,08%. Sigue siendo elevada.