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OTAN denuncia “sabotaje” del gasoducto mientras evalúa su impacto ambiental

Las explosiones suscitaron tensiones en el norte de Europa, así como preocupaciones por el impacto ambiental de las fugas.

La OTAN emitió este jueves su declaración más contundente hasta el momento sobre las grietas de los gasoductos Nord Stream en el mar Báltico, y describió los daños como el resultado de “actos de sabotaje deliberados, imprudentes e irresponsables.”

Las explosiones suscitaron tensiones en el norte de Europa y temores con respecto a que la guerra en Ucrania se extienda al ámbito de la infraestructura energética vital, así como preocupaciones por el impacto ambiental debido a las fugas.

Las imágenes publicadas el jueves por la Guardia Costera Sueca muestran una gran masa de burbujas de metano en la superficie del mar que emana de la fuga en los dos gasoductos que componen el Nord Stream 1 y una masa más pequeña sobre el único gasoducto del Nord Stream 2. El comunicado señala que hay cuatro fugas en los tres gasoductos, no tres como se informó inicialmente.

La declaración de la OTAN dijo que cualquier ataque deliberado contra la infraestructura de un miembro del bloque de 30 países “se enfrentaría con una respuesta unida y decidida”, y repite la advertencia de la Unión Europea del día anterior sobre una “respuesta sólida y unida” a cualquier ataque contra la infraestructura energética.

Un funcionario de la UE reiteró el jueves que los daños en los oleoductos “no son una coincidencia”. Cuando se le preguntó qué haría Europa en respuesta al sabotaje, el funcionario dijo que hubo “mucha coordinación y discusión entre los estados”, pero se negó a entrar en detalles. El funcionario habló bajo condición de anonimato para poder informar a la prensa.

Las autoridades danesas y suecas descartaron que las explosiones detectadas el lunes provocaron las fugas por causas naturales. La Red Sísmica Nacional Sueca (SNSN, por sus siglas en inglés) registró dos explosiones distintas en las cercanías de la isla danesa de Bornholm y dijo que eran de naturaleza similar a las explosiones de los ejercicios militares suecos que monitorean periódicamente.

“Esto se parece a las otras explosiones”, dijo Bjorn Lund, director de la red, al Washington Post. Al advertir que se trataba de una estimación preliminar, dijo que la fuerza de la segunda explosión más grande era equivalente a 100-200 kilogramos (220-440 libras) de TNT. La primera fue más pequeña y por ello, más difícil de medir.

Con el consenso entre los líderes europeos de que hubo sabotaje, las sospechas recaen cada vez más sobre Rusia, la cual usó el suministro de energía como palanca contra Europa desde la invasión de Ucrania.

El lunes y el martes se avistaron barcos de la Armada rusa cerca de las filtraciones, según dijeron funcionarios de inteligencia occidentales a CNN. No está claro si esos barcos tuvieron algún tipo de relación con las explosiones del gasoducto. El Kremlin respondió a la acusación, señalando que había una mayor presencia de la OTAN en la zona.

Es común que los buques de guerra de los países de la OTAN y Rusia estén presentes en una región estratégicamente importante del mar Báltico.

El Kremlin negó la responsabilidad del incidente, sugiriendo el jueves que los incidentes deben ser investigados como “un acto de terrorismo” y que es necesaria una investigación internacional coordinada, ya que Rusia es la propietaria mayoritaria de ambos gasoductos.

Aunque los expertos afirman que la fuga de gas que se originó a raíz de esto podría suponer la mayor emisión de gas metano hacia la atmósfera, es posible que no haya sido suficiente como para tener un efecto importante en el cambio climático.

Las estaciones de control suecas que miden las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero informaron sobre la existencia de picos inusuales desde la explosión del gasoducto, incluida una concentración de metano entre un 20 y un 25 por ciento más alta de lo habitual, “lo cual es bastante notable en comparación con nuestras series de datos a largo plazo”, dijo Thomas Holst, investigador de la Universidad de Lund en Suecia, al Post por medio de un correo electrónico.

Sin embargo, añadió que no era suficiente para suponer un riesgo para la salud.

Los nuevos datos publicados ayer miércoles por la Autoridad Energética Danesa permitieron a los científicos elaborar estimaciones preliminares de la cantidad de metano liberada como consecuencia de los gasoductos.

En el peor de los casos, un cálculo realizado por Thomas Lauvaux, investigador del Laboratorio de Ciencias Climáticas y Ambientales de Francia, lo comparó con lo que emiten aproximadamente un millón de automóviles en un año, por lo que es un aumento comparativamente menor de la cantidad generada actualmente por los 250 millones de coches que operan en la UE en 2020.

Washington Post – Meg Kelly, Ellen Francis

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