Norma Orcí dejó de estar entre nosotros, pero al mismo tiempo sigue tan presente como nunca porque logró, en sus propias palabras, su misión en la vida: “capturar nuestro corazón”.
Cofundadora junto con su esposo Héctor de la agencia publicitaria Orcí, una empresa familiar 100% de propiedad de minorías étnicas o raciales, Norma Orcí ha dejado una huella profunda en una industria que por décadas consideró al mercado latino como un plato de segunda mesa.
“Norma Orcí no fue sólo una veterana de la industria, una pionera o una líder publicitaria que rompió fronteras y destrozó techos… ¡era eso y mucho más! Norma fue una matriarca cuyo legado perdura en el trabajo exhibido en el Instituto Smithsonian, en los caminos que allanó para las latinas en la publicidad y en las agencias duraderas que ella y su familia construyeron”, destacó el Hispanic Marketing Council.
Norma relata en su biografía que cuando comenzó como redactora principiante en Noble & Asociados, la agencia de publicidad más grande de México en ese momento, lo más importante que aprendió fue que el objetivo último de cada anuncio era “construir y fortalecer la relación entre la marca y la audiencia”, describe.
Para lograr su meta, Norma descubrió que su trabajo era “encontrar la mejor manera de conectarme con la audiencia cómo la marca encajaba y mejoraba su vida”.
Y además se dio cuenta que para conseguir ese objetivo, debía trazar su propio camino creando su propia agencia en el oeste de Los Ángeles en 1986, un año emblemático porque en noviembre de ese año fue promulgada por el presidente Ronald Reagan la Ley de Reforma y Control (Simpson-Mazzoli) para regularizar a millones de migrantes indocumentados.
“Cuando mi esposo Héctor y yo comenzamos a abordar el mercado hispano de los Estados Unidos, expresamos esta filosofía como ‘Capturing Share of Heart®. Esto no solo guía a nuestro equipo creativo, sino que también ayuda a nuestros clientes a comprender su audiencia hispana y el importante papel que juegan las emociones y las relaciones en la selección y percepción de la marca”.
Ese año de 1986, el gobierno de Estados Unidos escogió a una pequeña agencia emergente para convencer a millones de migrantes de la necesidad de regularizar su situación migratoria y convertirse en miembros plenos de la sociedad estadounidense: la agencia Orcí.
Una de las imágenes más memorables de la del símbolo nacional, un águila calva con las alas abiertas abrazando a hombres y mujeres de diferentes orígenes raciales y étnicos. A juzgar por los resultados –más de 3 millones de migrantes aplicaron y 2.7 millones fueron aprobados—la campaña publicitaria fue un éxito.
Aunque en sus inicios la agencia estuvo dedicada exclusivamente al mercado latino, las tendencias demográficas han llevado a Orcí a transformarse en una agencia multicultural, de la mano de las nuevas generaciones de la familia Orcí.
Además de cofundadora, Norma fungió como directora Creativa y Presidente de la agencia Orcí. Durante su gestión fue merecedora de innumerables premios y reconocimientos no sólo por su obra profesional sino filantrópica.
Pero quizás para ella su legado más valioso fue la semilla que dejó en las personas cuyo corazón tocó con su talento y humanismo, todo lo cual valida su filosofía de la vida: “Nadie recuerda lo que dices; ellos recuerdan cómo los hiciste sentir”.
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