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Ni la diabates se puede contagiar ni tiene cura: mitos y datos

Si solo tienes unos segundos, lee estas líneas:

  • Los hispanos o latinos tienen un mayor riesgo de presentar prediabetes y diabetes tipo 2, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC.
  • Las personas con esta enfermedad no necesitan comer alimentos especiales ni evitar todos los carbohidratos.
  • La diabetes no se puede curar, pero en muchos casos es posible prevenirla o retrasar su aparición.

Más de 37 millones de adultos en Estados Unidos padecen diabetes y, de ellos, 1 de cada 5 no es consciente de ello, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Esta enfermedad crónica, que afecta a la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía, surge por la producción insuficiente de insulina (una hormona que permite que el azúcar en la sangre pase a las células) por parte del páncreas o por la ineficacia con la que el organismo la utiliza. 

El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que puede causar daños en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. A continuación desmontamos algunas desinformaciones y mitos relacionados con esta enfermedad.

Tipos de diabetes

Es importante tener en cuenta que existen principalmente 2 clases de diabetes: la tipo 1 y la tipo 2.

La diabetes tipo 1 ocurre cuando el organismo no genera insulina (o, si lo hace, es en una cantidad insuficiente). No se conoce exactamente por qué aparece, pero sí se sabe que existen factores genéticos, inmunitarios y ambientales que predisponen a tener el trastorno. Es más común desarrollarla antes de los 30 años y sus pacientes tienen una dependencia de la insulina, por lo que necesitan administrársela.

La diabetes tipo 2, la mayoritaria en el mundo, ocurre cuando el organismo desarrolla una resistencia mayor a la insulina. El factor principal que favorece su aparición es el estilo de vida (una ingesta excesiva de alimentos, dieta poco saludable, sobrepeso, obesidad, tabaquismo y poca actividad física), aunque el factor hereditario también importa. Es más frecuente desarrollarla después de los 30 años y, aunque puede ser necesario en algunos casos, no siempre obliga al paciente a administrarse insulina, ya que existen otros tratamientos disponibles.

Hay además otros tipos de diabetes con menos prevalencia que las anteriores, como la gestacional, que aparece en el embarazo y que afecta a cómo las células emplean la glucosa durante la gestación; la MODY, con características similares a la tipo 2, pero en población más joven y asociada con alteraciones genéticas; o la prediabetes, cuando los niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal y empiezan a generar daños en el organismo, pero no lo suficientemente elevados como para dar un diagnóstico de diabetes.

Por qué la diabetes afecta más a los hispanos o latinos: genética, alimentación, peso y actividad

Existen ciertas poblaciones con mayor probabilidad de presentar prediabetes y diabetes tipo 2, según los CDC. El organismo indica que, en general, los adultos en Estados Unidos tienen una probabilidad de un 40% de padecer diabetes tipo 2 a lo largo de su vida. Pero esta cifra aumenta hasta el 50% en el caso de los hispanos o los latinos.

Las complicaciones de esta enfermedad también afectan “más fuertemente” a este grupo. Como indican los CDC, los hispanos o latinos tienen tasas más altas de insuficiencia renal, así como de ceguera y pérdida de la vista relacionadas con la diabetes.

Pero, ¿por qué estas personas tienen un mayor riesgo de experimentar diabetes tipo 2 y algunas complicaciones? Entre los factores que pueden influir, los CDC mencionan la genética, la alimentación, el peso y la actividad.

El organismo sugiere que los hispanos o latinos podrían tener genes que aumentan sus probabilidades de presentar diabetes tipo 2. A ello se suma que en algunas culturas, “las comidas pueden tener un alto contenido de grasas y calorías”. 

“Además, los festejos familiares pueden implicar presión social para comer en exceso, y negarse a comer algo podría interpretarse como ser descortés”, afirman los CDC. También hay quienes “consideran el sobrepeso como un signo de salud en lugar de un problema de salud”.

No obstante, según reconocen los CDC, es importante tener en cuenta que estos factores de riesgo son generales y podrían no aplicar a personas hispanas o latinas de manera individual ni a grupos hispanos o latinos específicos.

El peso no es el único factor de riesgo para la diabetes tipo 2

Existe la falsa creencia de que sólo las personas con sobrepeso pueden desarrollar diabetes tipo 2. Si bien es cierto que se trata de un factor de riesgo, no es el único. La Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) explica que también influyen otros factores, como la cantidad de actividad física que realiza, los antecedentes familiares, el origen étnico y la edad.

“Desafortunadamente, mucha gente piensa que el peso es el único factor de riesgo para la diabetes tipo 2, pero muchas personas con esta enfermedad tienen un peso normal o un sobrepeso moderado”, sostiene el organismo.

Las personas con diabetes no necesitan comer alimentos especiales

La ADA insiste en que las personas con diabetes no necesitan comer alimentos especiales. Hay algunos que vienen envasados y dicen ser “aptos para diabéticos”. Pero, según destaca la asociación, pueden elevar los niveles de glucosa en sangre, ser más caros y contener alcoholes de azúcar con un posible efecto laxante.

Un plan de alimentación saludable para personas con diabetes normalmente es igual que el de alguien que no padece esta enfermedad, señala la ADA. En general, “incluirá muchas verduras sin almidón, limitará los azúcares añadidos, cambiará los cereales refinados por integrales y priorizará los alimentos integrales sobre los altamente procesados cuando sea posible”.

Los CDC aseguran que “manejar el nivel de azúcar en la sangre es la clave para vivir bien cuando se tiene diabetes”. Por ello, una persona con esta enfermedad debe comer alimentos saludables en las cantidades correctas y a la hora correspondiente. Por lo tanto, lo más aconsejable es que fije ciertas pautas con un nutricionista.

No hay evidencias de que las personas con diabetes deban evitar los carbohidratos

Pese a que algunas personas con diabetes evitan los carbohidratos en su dieta, no hay evidencias científicas de que hacerlo sea beneficioso, según la ADA. De hecho, “incluir las cantidades correctas de carbohidratos, proteínas y grasas puede ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre”. 

Pero entonces, ¿qué cantidad de carbohidratos debería comer una persona con diabetes? No hay una respuesta única que sea válida para todos, ya que cada cuerpo es diferente. Los CDC explican que, en promedio, alrededor del 45% de las calorías que consumen las personas con diabetes deben provenir de carbohidratos. Pero hay que tener en cuenta que las cantidades dependen de la edad, el peso, el nivel de actividad y los medicamentos que se tomen. Lo ideal, como hemos comentado anteriormente, sería consultarlo con un nutricionista.

Ni la diabetes se puede contagiar ni quienes la padecen son más propensos a contraer enfermedades

No es cierto que la diabetes se pueda contagiar a través del contacto sexual, la saliva o la sangre. “Aunque no sabemos exactamente por qué algunas personas desarrollan diabetes y otras no, sabemos que no es contagiosa”, aseguran desde la ADA. 

Como destaca esta organización, tampoco hay evidencias de que las personas con diabetes tengan más posibilidades de resfriarse o contraer otra enfermedad. Pero, si se contagian de gripe, sí pueden desarrollar complicaciones graves. Por ello, la ADA les aconseja vacunarse contra esta enfermedad.

La diabetes no se puede curar, pero es posible prevenirla y retrasarla

La diabetes es una enfermedad crónica (excepto en el caso de la diabetes gestacional). Esto quiere decir que, al día de hoy, no existe una cura para revertirla. No obstante, sí se puede tratar, convivir con ella limitando sus repercusiones en la salud y, en muchos casos, prevenir o retrasar su aparición, según Medline Plus, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Para prevenir la enfermedad, es aconsejable tener una vida más activa y realizar más ejercicio, evitar el consumo de alcohol y tabaco, controlar el peso corporal para evitar el sobrepeso y la obesidad, y mantener una dieta saludable, que limite la ingesta de azúcares añadidos, carnes rojas y procesadas y grasas poco saludables.

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