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Llegó el 2024 anticipadamente

Los candidatos están visitando los estados en los que se celebraron las primeras elecciones primarias, asistiendo a convocatorias públicas y celebrando cumbres de donantes. La emergente campaña parece estar ganando impulso.

Desde las pequeñas ciudades en estados como Iowa y New Hampshire hasta los grandes escenarios de las convenciones de los grupos de interés, la campaña presidencial de 2024 está en marcha, estén o no preparados los estadounidenses.

La semana pasada, al menos cuatro probables candidatos o declarados acudieron a New Hampshire, tres a Iowa y uno a Carolina del Sur. Nueve intervinieron en el foro anual de la Asociación Nacional del Rifle en Indianápolis, y tres asistieron a un retiro de donantes republicanos en Nashville, Tennessee.

La coreografía formal de la campaña se está desarrollando. El martes, el Comité Nacional Demócrata eligió a Chicago para celebrar su convención del próximo mes de agosto. El miércoles, el Comité Nacional Republicano, como era de esperarse, eligió a Fox News como anfitrión del primer debate del partido en agosto.

Los candidatos declarados presentaron sus informes trimestrales de recaudación de fondos a finales de esta semana, revelando el primer gran error de financiamiento de campaña de la temporada. La campaña de Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y antigua embajadora ante las Naciones Unidas, exageró su recaudación total en más de $2 millones al contabilizar dos veces las sumas transferidas entre distintos comités.

Cinco grandes candidatos anunciaron oficialmente sus campañas: cuatro republicanos (el expresidente Donald Trump, Haley, el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson y Vivek Ramaswamy, empresario multimillonario y autor) y una demócrata (la autora de libros de inspiración y candidata en 2020 Marianne Williamson).

Pero pareciera que fueran muchos más.

El senador Tim Scott, de Carolina del Sur, que anunció el miércoles la creación de un comité exploratorio, tuvo una semana especialmente ajetreada, con viajes a Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur. El viernes, una visita a Alex’s Restaurant en Goose Creek, Carolina del Sur, parecía y se sentía como un acto de campaña en toda regla, en la que partidarios mostraban carteles y el número de periodistas era casi el mismo que el número de comensales.

Scott habló con los votantes y con el personal del restaurante antes de salir para responder a las preguntas de los periodistas.

“El mensaje está resonando”, señaló, subrayando su convicción de que sus argumentos conservadores con connotaciones religiosas atraerán a una amplia franja de votantes republicanos. Cuando se le preguntó si había decidido postularse para la presidencia, respondió: “Me estoy acercando. Sin duda alguna”.

Añadió que volvería a Iowa y New Hampshire en los próximos días y que tenía previsto hacer una parada en Nevada, otro estado de votación anticipada.

Mientras Scott estaba en Carolina del Sur, el gobernador Ron DeSantis, de Florida (el principal contendiente de Trump en las primeras encuestas, aunque no oficialmente en la contienda) habló en la Liberty University en Virginia y luego voló a New Hampshire. DeSantis se dirigió a una multitud de 500 personas en una cena del Partido Republicano estatal en Manchester, importante ciudad de ese estado.

El evento recaudó $250.000 para el partido estatal, y el presidente del partido dijo que DeSantis había indicado a sus propios donantes que dieran $132.000 adicionales.

Tras su discurso de casi 40 minutos, DeSantis pasó el mismo tiempo abriéndose paso metódicamente entre la multitud, visitando las 50 mesas para saludar, darse palmadas en la espalda, tomarse fotos y charlar. “¿Salió bien?”, preguntaba a los fotógrafos.

Sus interacciones poco arriesgadas parecían tener el objetivo de disipar las críticas de que DeSantis no estaba dispuesto a participar en la campaña tradicional en la que se interactúa directamente con la gente y que tanto valoran los activistas políticos en los estados de votación temprana como Iowa y New Hampshire. El sábado también visitó un restaurante del aeropuerto.

El gobernador de New Hampshire, Chris Sununu, estaba en Nashville, lejos de casa, ensayando su posible campaña en un retiro privado de donantes del Comité Nacional Republicano. Allí habló en un almuerzo el sábado y culpó implícitamente a Trump de los decepcionantes resultados del partido en las elecciones de mitad de mandato. (Los datos lo respaldan: según un análisis del New York Times, los candidatos que Trump apoyó en las elecciones primarias obtuvieron unos 5 puntos porcentuales menos que otros republicanos en las elecciones generales).

Trump también estuvo en el retiro, presentándose contra esa evidencia como el único candidato que podría ganar unas elecciones generales. También estaba su exvicepresidente, Mike Pence, a quien los partidarios de Trump, según declararon, deseaban ahorcar cuando irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021.

“El viejo Partido Republicano se ha ido, y nunca va a volver”, declaró Trump en un discurso el sábado, menos de dos semanas después de ser procesado en Nueva York por 34 cargos de falsificación de registros comerciales. “En lugar de ser el partido de la clase dirigente, ahora somos el partido de la clase trabajadora, el partido de todos los estadounidenses”.

El domingo, Hutchinson, el ex gobernador de Arkansas que anunció su campaña este mes y que estuvo en Iowa hace unos días, participó en otro acto básico de la campaña: la entrevista en un programa de entrevistas los domingos por la mañana.

En su participación en el programa “Face the Nation” de CBS News, Hutchinson dio la respuesta habitual a la pregunta de por qué se postulaba: “porque necesitamos un liderazgo que saque lo mejor de Estados Unidos y no apele a nuestros peores instintos”. A continuación, la presentadora, Margaret Brennan, le preguntó cómo respondería al sombrío número de tiroteos masivos en el país.

No respaldó ninguna nueva legislación federal y se mostró escéptico sobre si las leyes de bandera roja (que permiten retirar las armas a las personas consideradas peligrosas para sí mismas o para los demás) protegían el debido proceso. Al mismo tiempo, instó a los estados a hacer un mayor uso de las leyes existentes que permiten la institucionalización de personas consideradas un peligro para sí mismas o para los demás.

Ha habido mucha menos actividad al otro lado del pasillo, donde el presidente Joe Biden cada vez está más cerca de declarar formalmente una campaña de reelección que ya ha dicho que es definitiva. (“Lo anunciaremos relativamente pronto”, aseguró el viernes).

Nadie con una gran base de apoyo se ha alzado para desafiarle. Pero tiene un competidor oficial, Williamson, que lleva recorriendo New Hampshire desde el viernes, pasando por Dover, Henniker, Keene, Lancaster y Littleton.

Un segundo contendiente, el activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr. tiene previsto anunciar su campaña el miércoles.

Faltan 566 días para las elecciones.

Maggie Astor – The New York Times

Lea el artículo original aquí.

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