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Las intermedias erosionaron la base política de Trump

Ron DeSantis se perfila como su principal rival a la vez los republicanos culpan al expresidente de los malos resultados electorales.

Un mes después de que Donald Trump lanzara su tercera campaña presidencial con la declaración de que “la recuperación de Estados Unidos empieza ahora”, su intento de recuperar la Casa Blanca se tambalea en medio de crecientes críticas de los legisladores del partido Republicano y problemas legales cada vez mayores.

Tal vez lo más preocupante para el expresidente sea que su otrora férreo control sobre las bases del partido parece estar resquebrajándose por primera vez, según dos sondeos de opinión realizados esta semana.

“No hay duda de que Trump es sustancialmente más débil hoy de lo que era antes de las elecciones intermedias entre los donantes y los funcionarios electos. Saben por qué perdimos, o tuvimos unas elecciones muy flojas”, dijo el encuestador Republicano Whit Ayres, refiriéndose a los decepcionantes resultados que obtuvo el partido en las elecciones a mitad de mandato que tuvieron lugar el mes pasado.

“La verdadera cuestión es si la base de votantes republicanos lo sabe o piensa de la misma manera”.

Hasta ahora, Trump sigue siendo el único republicano que ha presentado la documentación formal para lanzar una campaña presidencial. Pero eso no ha impedido que se especule sobre el número de aspirantes que competirá en el nuevo año, desde su exvicepresidente Mike Pence hasta el senador por Carolina del Sur Tim Scott y Glenn Youngkin, gobernador de Virginia y exejecutivo de Carlyle.

Pero su principal rival es Ron DeSantis, el gobernador de Florida que fue reelegido con una victoria arrolladora después de hacer campaña con su propia versión de “Make America Great Again”, uno de los pocos resultados positivos que obtuvieron los republicanos en la noche de las elecciones intermedias.

Una encuesta de USA Today y la Universidad de Suffolk publicada esta semana reveló que, por un margen de dos a uno, los votantes republicanos y de tendencia Republicana apoyan las políticas de Trump, pero quieren que las aplique otro candidato. Dos tercios de los consultados dijeron que quieren que DeSantis se postule a la presidencia; el 56 por ciento dijo que prefiere a DeSantis sobre Trump, en comparación con el 33 por ciento que prefiere al expresidente.

Una encuesta del Wall Street Journal, también publicada esta semana, mostraba un patrón similar. Entre los probables votantes de las primarias Republicanas en esa encuesta, DeSantis aventajó a Trump por 52 a 38.

Los sondeos ofrecen la primera evidencia tangible de que Trump está pagando el precio de los resultados que obtuvo el partido Republicano en las elecciones de mitad de mandato, de los que se ha culpado al expresidente y a sus candidatos elegidos a dedo.

Pese a que eran generalizadas las expectativas de que produjera una “ola roja”, los republicanos se hicieron con el control de la Cámara de Representantes por un estrechísimo margen y no lograron hacerse con el Senado.

La semana pasada, los votantes de Georgia asestaron otro golpe a la posición de Trump como persona influyente al rechazar a Herschel Walker —la exestrella de fútbol americano salpicada de escándalos que fue candidato a instancias de Trump—, y reelegir al demócrata Raphael Warnock para el Senado.

Tras el resultado, Mitt Romney, senador republicano por Utah y destacado crítico de Trump, calificó al expresidente como el “beso de la muerte para alguien que quiere ganar una elección general”.

“En algún momento, tenemos que seguir adelante y buscar nuevos líderes que nos lleven a la victoria”, añadió Romney.

Mitch McConnell, el principal republicano del Senado, ha arremetido desde entonces contra él, y declaró a los periodistas esta semana que las intervenciones del expresidente habían sido “decisivas” en las decepciones que ha sufrido el partido en las urnas.

“Acabamos obteniendo una prueba de calidad de los candidatos”, dijo McConnell. “Esperemos que en el próximo ciclo tengamos candidatos de calidad en todas partes y un mejor resultado”.

Asa Hutchinson, el gobernador republicano saliente de Arkansas, que no ha descartado su propia candidatura a la Casa Blanca, dijo esta semana a la Associated Press que si Trump se asegurara la nominación de su partido en 2024 sería “realmente el peor escenario”.

“Ese es casi el escenario que desea el presidente Joe Biden. Y probablemente por eso fue electo la primera vez”, añadió Hutchinson. “Se convirtió, como sabe, en una elección binaria para el pueblo estadounidense entre los desafíos que vimos en la presidencia de Trump, particularmente los últimos días, frente a Biden”.

Al mismo tiempo, sólo un senador republicano, Tommy Tuberville, de Alabama, ha apoyado la candidatura para la reelección de Trump, mientras que varios otros han instado abiertamente a Scott a que se lance al ruedo.

La reciente oleada de apoyo a DeSantis no es necesariamente sostenible, dijo Ayres, el encuestador republicano, quien señaló que el gobernador de Florida “no tiene antecedentes en el escenario nacional”.

Ayres invocó al senador republicano Lamar Alexander, que en una ocasión comparó el paso de unas elecciones estatales a una campaña presidencial con pasar del baloncesto de octavo grado a las finales de la NBA.

“El hecho de que puedas hacer una buena carrera a nivel estatal no significa necesariamente que puedas ser un candidato nacional convincente”, añadió Ayres. Señaló que las primarias Republicanas comienzan en estados como Iowa y New Hampshire, donde los votantes tienden a premiar “los apretones de manos y los besos a los bebés” de la política a menor escala.

“Ron DeSantis y la mayoría de las otras alternativas aún no han pasado por esa picadora de carne”.

Sin embargo, hay señales tempranas de que el apoyo de Trump se está erosionando también en esos estados cruciales de la primera votación.

Bob Vander Plaats, un influyente líder evangélico en Iowa que anteriormente apoyó a Trump, expresa cada vez más sus llamados para que el partido tome en una nueva dirección.

Vander Plaats, que apoyó a los candidatos que ganaron las tres últimas asambleas de Iowa, declaró recientemente a una emisora de radio local: “Debido a las elecciones de 2022, ganar en 2024 se convierte en mucho más importante y creo que en este momento Estados Unidos está diciendo… que el presidente Trump podría tener el mayor riesgo de perder en 2024”.

“El anuncio [de Trump] no ha sido recibido con la abrumadora acogida que creo que él pensaba que iba a tener”, añadió Vander Plaats. “Y parte de la decisión de cualquier candidato que avanza en una campaña es: ¿está la gente aceptando esto, o no?”.

Los posibles rivales de Trump

Ron DeSantis

FOTO: Washington Post – M. Ebenhack.

Ron DeSantis, de 44 años, es ampliamente considerado como el favorito para enfrentarse a Trump por la nominación del partido en 2024. Excongresista que fue elegido por primera vez gobernador de Florida por un estrecho margen en 2018, DeSantis ofreció al partido Republicano una inesperada luz de esperanza en las elecciones intermedias del mes pasado cuando obtuvo la reelección por un margen de casi 20 puntos. DeSantis se ganó legiones de admiradores entre las bases de su partido por su enfoque de mínima intervención durante la pandemia de Covid-19. Pero los críticos advierten de que carece del carisma de Trump y no se ha probado en el ámbito nacional.

Tim Scott

FOTO: Bloomberg – Stefani Reynolds.

Tim Scott, de 57 años, ha representado a Carolina del Sur en el Senado estadounidense durante una década. Muy apreciado por sus colegas de ambos bandos políticos, Scott es el único miembro republicano de raza negra del Congreso y ha pulido sus credenciales bipartidistas formando equipo con los demócratas en las propuestas de reforma policial y otras leyes. El acérrimo conservador fiscal —que está a punto de convertirse en el republicano de mayor rango en el comité de banca del Senado—, también ha atraído la atención de los donantes, así como de muchos de sus colegas del GOP, que lo han animado públicamente a presentarse como candidato a la presidencia.

Glenn Youngkin

FOTO: Washington Post – Craig Hudson.

Glenn Youngkin, de 56 años, proporcionó a los republicanos su primera gran victoria electoral de la era Biden al ser elegido gobernador de Virginia en unas elecciones locales en 2021. La capacidad de Youngkin para ganar el apoyo de los votantes suburbanos que habían rechazado a Trump en 2016 y 2020 lo puso en el mapa como una estrella en ascenso y lo convirtió en un popular promotor de los candidatos republicanos en todo el país para las elecciones intermedias de este año. Pero los críticos advierten de que Youngkin, que hasta hace 18 meses era codirector ejecutivo del grupo de capital de riesgo Carlyle, es un novato en política, con un historial casi inexistente tanto en el cargo como en las urnas.

Lauren Fedor en Washington

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