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La captura de Noriega tuvo un soundtrack y puedes oírlo en Spotify

Entre el 20 de diciembre de 1989 y el 3 de enero de 1990 se llevó a cabo la denominada “Operación Causa Justa”, la invasión norteamericana a territorio panameño que resultó en la captura de Noriega. Su fin era remover al gobernante “de facto” y llevarlo ante la justicia norteamericana por delitos de extorsión y narcotráfico.

Días antes, el 15 de diciembre de ese año, machete en mano y de manera desafiante, Noriega había declarado, de forma no oficial, la guerra a los Estados Unidos. 

En el Archivo Señal Memoria reposa una emisión del Noticiero Nacional del 30 de agosto de 1989, en el que se registra uno de los tantos sucesos que tuvieron como consecuencia esta intervención militar.

En esa presentación se destaca el nombramiento, con toda la influencia de Noriega, de un gobierno títere que en apariencia fungía como democrático ante la condena internacional por la suspensión de las elecciones en mayo de 1989, cuyos resultados no fueron favorables al dictador.  

La madrugada del 20 de diciembre, 26.000 soldados norteamericanos llegaban a las ciudades de Colón y Panamá con el fin de lograr la captura de Noriega, el dictador, e instaurar el gobierno democráticamente elegido de Guillermo Endara.

El general Manuel Antonio Noriega, ante la superioridad militar del Ejército invasor norteamericano, se refugió el día de Nochebuena en la Nunciatura Apostólica en Panamá, con lo que se abrió una nueva y grave incertidumbre sobre el destino final del hombre que había provocado la mayor movilización militar de Estados Unidos desde la guerra de Vietnam.  

El Gobierno español se había negado a darle asilo por entender que con ello violaría el tratado de extradición existente con EE UU.

Noriega permaneció desde las tres de la tarde del día 24 de diciembre en el interior de la misión diplomática vaticana, rodeada por más de 500 soldados y decenas de carros de combate norteamericanos que decían proteger al general y al propio nuncio, el arzobispo español Sebastián Laboa, de un ataque de grupos violentos que esperaban a las afueras de la residencia. 

El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, informó que la nunciatura accedió a ofrecer refugio al general Noriega después de que éste asegurara que pondría fin al conflicto.

La captura de Noriega tuvo un “soundtrack”

Como EE.UU. no podía atacar, ni ingresar a esa sede vaticana, las fuerzas estadounidenses optaron por instalar decenas de parlantes en los vehículos militares ubicados en el perímetro del edificio. Dado que era época navideña, primero sonaron villancicos, pero a partir del día 27, lo más suave que se escuchó fue Van Halen y su hit “Panamá”. 

Mediante una “tortura musical”, al menos a oídos de Noriega -un amante de la ópera- y también del personal vaticano, la idea del Ejército de EE.UU. era ejercer una presión psicológica para que el general abandonara la Nunciatura Apostólica. Esto, a través de canciones a todo volumen emitidas desde la estación de la radio militar norteamericana.  

Dos de las canciones que más se repitieron fueron “Welcome to the Jungle”, de Guns N’ Roses y “I Fought The Law”, de The Clash. Los temas no sonaban al azar. El hit de la banda de Joe Strummer era un mensaje directo para Noriega: “Combatí la ley y la ley ganó”, reza esa canción. 

Esta particular acción no sólo tuvo efectos en Noriega, que se paseaba biblia en mano como un “león enjaulado” en la Nunciatura Apostólica, sino que el propio personal del Vaticano comenzó a desesperarse, especialmente con canciones como “Paranoid”, de Black Sabbath; “Run Like Hell”, de Pink Floyd; “We’re Not Gonna Take It”, de Twisted Sister; “You Shook Me All Night Long” de AC/DC y “Your Time is Gonna Come”, de Led Zeppelin. 

Matías Recart, entonces fotógrafo de la agencia The Associated Press, se encontraba en la azotea del Hotel Holiday Inn, ubicado justo atrás del complejo de la Nunciatura Apostólica para captar la captura de Noriega.

“Esto fue entre Navidad y Año Nuevo. Estábamos con varios fotógrafos apuntando nuestros lentes hacia el lugar donde estaba Noriega, cuando nos percatamos de que los marines comenzaron a instalar parlantes. De pronto la música comenzó a sonar como si fuera un recital en un estadio, día y noche. Y todo eso duró tres días”.

Recart recuerda también que el sonido era una tortura y que hasta los fotógrafos les gritaban a los soldados para que apagaran la música. 

Hay quienes sostienen que el plan fue idea del general Maxwell “Mad Max” Thurman, quien a esa altura intentaba convencer en vano a monseñor Jose Sebastian Laboa, en la entrada de la nunciatura, para que entregara a Noriega.

Captura de Noriega Nunciatura
Momento en que soldados intentan mediar con personal de la nunciatura. Imagen de archivo.

Al darse cuenta que el dictador no saldría del edificio y que en los alrededores había decenas de periodistas que podrían escuchar los diálogos en el ingreso de la nunciatura o captar fotografías, optó por una “muralla musical militar”. Fueron los propios soldados, de las distintas divisiones desplegadas en territorio panameño, quienes eligieron la lista de temas. 

El entonces Presidente George H. Bush justificó la invasión con el fin de capturar a Noriega argumentando la seguridad del personal estadounidense en Panamá, la amenaza de la democracia, las acusaciones de narcotráfico contra el dictador y el respaldo al pacto Torrijos-Carter. 

Finalmente, cuando comenzaba el nuevo año, monseñor Laboa, harto de la música estridente, le dijo a Noriega que no le quedaba otra salida que entregarse. Así, convenció al hombre fuerte panameño, quien salió del lugar el 3 de enero. 

Captura de Noriega DEA
Noriega se entrega voluntariamente después de horas bajo esa “tortura musical”. Imagen de archivo.

“Fue como una pesadilla”, recordaría tiempo después el propio Noriega en su libro America’s Prisoner. 

Poco después, el Comando Sur de EEUU incluyó en el informe posterior a la campaña, la lista de canciones con la que habían hostigado a Noriega. Por cierto, esta lista de reproducción se ha convertido en una de las más escuchadas en la plataforma musical “streaming” Spotify. 

Tras la captura de Noriega a manos de las tropas de Estados Unidos, pasó los siguientes 17 años de su vida en una cárcel federal de Miami, condenado por tráfico de drogas, lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado.

En 2010 el exgeneral fue extraditado a Francia, donde fue condenado a siete años de cárcel también por delitos vinculados al narcotráfico. Y no fue hasta diciembre de 2011 cuando las autoridades galas accedieron a enviarlo de regreso a Panamá, donde ya había sido condenado en ausencia por corrupción y asesinato.

Cumplía la sentencia de 60 años cuando, en enero de 2017, fue trasladado a prisión domiciliaria antes de ser sometido a una operación cerebral. Falleció el  lunes 29 de mayo de 2017 a los 83 años.

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