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Hay que prepararse para la guerra de los semiconductores

El destino de la desvinculación dependerá del próximo paso de China, y del alcance de las nuevas normas estadounidenses.

Las recientes prohibiciones de exportación de semiconductores a China por parte del Presidente Joe Biden han sido descritas de forma generalizada como una declaración de guerra económica de Estados Unidos contra ese país. Pero, en realidad, Washington no hace más que reaccionar ante Pekín, con algo de retraso.

Vale la pena recordar que China, de hecho, allanó el camino para la desvinculación formal de la cadena de suministro con el programa Fabricado en China 2025. Esto se anunció hace siete años (antes de la presidencia de Trump) y explicó explícitamente el deseo del país de liberarse de la tecnología occidental, los chips en particular, en los próximos años.

El Partido Comunista retiró rápidamente la frase “Fabricado en China” después de algunas reacciones de Occidente, pero esencialmente las políticas continuaron. Más recientemente, un nuevo énfasis de Pekín en la estrategia de fusión cívico-militar echó más leña al fuego, con objetivos de desarrollo económico y militar, especialmente en torno a la tecnología, cada vez más alineados.

Me resulta difícil creer que alguien que haya pasado tiempo en China en los últimos años pueda haber pensado que sería de otra manera. Al igual que Estados Unidos, el país tiene un complejo industrial militar con fuertes raíces en el desarrollo tecnológico. También es un gran mercado de una sola lengua, con espacio para crecer y atraer a otros países a su órbita económica regional, tal como hizo Estados Unidos en el periodo posterior a la segunda guerra mundial.

El sistema chino puede gustar o no, pero no se puede negar que ha funcionado bien para China. De hecho, ha funcionado tan bien que los principales beneficiarios de la globalización durante el último medio siglo han sido China y las grandes empresas multinacionales.

Lo sorprendente es que algunas personas en los escalones más altos de esas empresas, así como en los círculos políticos, sigan pensando que Estados Unidos debe seguir fingiendo que la desvinculación tecnológica no es un hecho consumado. Piense en ello. En una época en la que es casi imposible separar los usos militares y civiles de los chips de alta gama, ¿seguiría enviando esos productos a su mayor adversario estratégico?

Muchas de las quejas sobre la agresión de Washington, y gran parte de la continua reticencia a enfrentar a la realidad del nuevo paradigma comercial, han venido desde Europa. Es comprensible. Tanto el Reino Unido como la UE están literalmente atrapados entre las dos superpotencias. No es de extrañar que quieran postergar lo máximo posible el momento de optar por una de ellas, al menos en lo que se refiere a qué ecosistema tecnológico elegir.

Pero la mayoría de los estadounidenses (y la mayoría de los chinos) tienden a preferir la franqueza a la forma diplomática de tratar los problemas. Las empresas y el personal estadounidenses del sector de los chips están abandonando China. Pero muchos directores ejecutivos de marcas estadounidenses orientadas al consumidor que utilizan chips están empezando a preguntar a los responsables políticos hasta dónde llegará la desvinculación, y con qué rapidez. ¿Qué podrán vender exactamente las compañías estadounidenses en China?

La respuesta dependerá de lo porosas que sean las nuevas normas y de las exenciones que se concedan. También dependerá del próximo movimiento de China, que puede ser restringir algunas exportaciones de minerales de tierras raras, cuya mayor parte está bajo su control. Se utilizan en la industria de la defensa, así como en los vehículos eléctricos.

El ejército estadounidense podría hacer frente a ello, ya que lleva tiempo almacenando existencias, y aliados como Canadá y Australia también están empezando a extraer más de estos materiales. El golpe a la floreciente industria de los vehículos eléctricos, que la administración Biden está tratando de fomentar, sería más duro, ya que serían los segundos en el orden de suministro.

Además, según Christopher Gopal, un veterano experto en la cadena de suministro que enseña en la Universidad del Sur de California, los chinos podrían restringir la exportación de chips de gama baja fabricados en el país, que se utilizan tanto en los automóviles tradicionales como en los vehículos eléctricos. Incluso con el calendario más acelerado, EEUU estima que tardaría al menos dos años en producirlos o adquirirlos de sus aliados en grandes cantidades. Esto significaría que “los automóviles podrían subir de precio y bajar su funcionalidad”. China también podría reducir las exportaciones de diversos componentes electrónicos, lo que contribuiría a la inflación de una amplia variedad de bienes.

¿Cuál es la conclusión? Los países y las empresas necesitan abundancia de suministro. Una medida obvia sería aumentar la producción de chips y componentes de gama baja en países amigos como India y algunas partes de Europa del Este. Los ejecutivos también tendrán que replantearse la premisa de que el inventario es malo, lo que supone un gran cambio respecto a varias décadas de gestión “al momento” de la cadena de suministro.

El costo por unidad ya no será la única medida a tener en cuenta para cualquier decisión de compra sensata, sea pública o privada. Ahora existe un cálculo del riesgo que debe incorporar el costo de mayores inventarios, la cantidad de tiempo y el capital de trabajo que se necesitará para crear ese inventario, y el precio de la distribución y reposición de los bienes cruciales a lo largo de las nuevas configuraciones de la cadena de suministro.

Los responsables políticos deben seguir afinando sus listas de las cadenas de suministro más críticas, e incluir no sólo los chips, sino los alimentos, los antibióticos y otros productos farmacéuticos clave, la energía, los equipos de protección personal y la vestimenta básica. Yo diría que el departamento de comercio debería tomar la iniciativa en esa recopilación de información. ¿Es inquietante contemplar todo esto? Sí. Pero lo único que es peor que la ceguera deliberada es no estar preparado para la realidad.

Rana Foroohar

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