Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford hicieron trasplante de tejido cerebral humano a ratas convirtiéndolas en parte funcional de sus cerebros para aumentar nuestra comprensión de los trastornos cerebrales y permitir el descubrimiento de nuevos medicamentos para tratarlos.
El estudio, publicado el miércoles en la revista científica Nature, tardó siete años en completarse e involucró extensas discusiones éticas sobre el bienestar animal y otros temas.
Los hallazgos inmediatos del estudio involucrarán la investigación de condiciones como el autismo, la epilepsia, la esquizofrenia y las discapacidades intelectuales.
El tejido cerebral humano implantado se creó en el laboratorio utilizando una técnica que permite a los científicos convertir las células de la piel en el equivalente de las células madre embrionarias, de las cuales se desarrollan todas las demás a medida que crece el embrión.
Los investigadores crearon grupos de estas células que se asemejan a partes del cerebro. Los grupos, conocidos como organoides, se parecían a la corteza cerebral, la capa más externa del cerebro asociada con algunos de sus procesos más avanzados, incluidos el lenguaje, la memoria, el pensamiento, el aprendizaje, la toma de decisiones, la emoción, la inteligencia y la personalidad.
Utilizando jeringas, los científicos inyectaron tejido cerebral humano en los cerebros de crías de rata de dos o tres días de edad. Luego, las células cerebrales de rata migraron al tejido humano y formaron conexiones, incorporando las células humanas en la maquinaria de su cerebro.
“No eliminamos esa parte del cerebro de la rata. Esencialmente, lo que sucede es que el tejido de la rata se aparta”, explicó Sergiu Pasca, profesor de psiquiatría y ciencias del comportamiento en Stanford, quien dirigió el estudio.
El estudio del autismo y otras condiciones a través del trasplante de tejido cerebral humano a ratas
En un experimento el equipo de Stanford tomó células de la piel de una persona con una condición genética llamada síndrome de Timothy, que tiene algunas de las características del autismo y la epilepsia.
Luego crearon organoides cerebrales del paciente y los implantaron en un lado del cerebro de la rata.
A modo de comparación, trasplantaron organoides de una persona sana al otro lado del cerebro de la misma rata.
Descubrieron que después de cinco a seis meses, las células del síndrome de Timothy eran más pequeñas y estaban involucradas en una actividad eléctrica muy diferente a la de las células cerebrales sanas.
Bennett Novitch, miembro del Centro Broad de Medicina Regenerativa e Investigación de Células Madre de la Universidad de California en Los Ángeles, explicó que los científicos de Stanford demostraron que los organoides del cerebro humano no solo pueden integrarse en el cerebro de la rata, sino que también usarse para cambiar el comportamiento del animal.
El experto también señaló que el uso de ratas implantadas con tejido cerebral humano para probar medicamentos funcionaría para estudios pequeños, pero no para las compañías farmacéuticas debido a la velocidad y la escala requerida.
Fuente principal de la noticia: The Washington Post.