El adolescente de Honduras que murió la semana pasada mientras estaba bajo custodia del gobierno estadounidense sufría de ataques epilépticos, según declaraciones de su madre.
Ángel Maradiaga Espinoza, de 17 años, cayó inconsciente en el albergue en el que estaba recluído, ubicado en Safety Harbor, Florida. Fue trasladado al hospital, pero no lo pudieron reanimar.
Crisis de epilepsia “breves y no graves”
En una entrevista para AP, la madre del adolescente, Norma Saraí Espinoza Maradiaga, declaró que su hijo tenía epilepsia desde que era niño, pero que sus crisis eran breves y no graves.
Espinoza aseguró que el camino de Ángel para Estados Unidos comenzó el 25 de abril, cuando dejó su ciudad natal de Olanchito, en Honduras.
- Días después de esto cruzó la frontera entre México y Estados Unidos
- El 5 de mayo fue puesto a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), que administra las instalaciones de mayor permanencia para menores que ingresan sin algún padre en territorio estadounidense.
La madre señaló que ese mismo día ella había conversado con su hijo por última vez.
“Me dijo que estaba en el albergue, que no me preocupara porque estaba en las mejores manos”, agregó. “Sólo hablamos dos minutos, me despedí de él y le deseé lo mejor”.
Pide que esclarezcan la muerte de su hijo
A pesar de los antecedentes de epilepsia confirmados por Espinoza Maradiaga, no se sabe aún el motivo de la muerte del adolescente.
Según su madre, se enteró de la muerte de su hijo por uno de sus amigos en el albergue. Después, un funcionario estadounidense le confirmó lo dicho por el amigo.
“Quiero que se esclarezca el verdadero motivo de la muerte de mi hijo”, exigió. “Nadie me dice nada. Me está matando la angustia”, añadió. “Dicen que están esperando los resultados de la autopsia y no me dan otra respuesta”.
El gobierno de Estados Unidos no ha informado sobre las causas de la muerte, ni que el joven padeciera alguna enfermedad o estuviese bajo tratamiento médico.
El joven planeaba reunirse con su padre
Ángel estudió hasta el octavo grado en la escuela antes de dejar la escuela para trabajar y desde los 7 años se había destacado como jugador de fútbol en Olanchito, en el norte de Honduras, de acuerdo con su madre.
El adolescente decidió migrar a Estados Unidos porque quería de reunirse con su padre, que llegó al país hace años. También buscaba ganar más dinero para mantener a sus dos hermanos menores que siguen en el país centroamericano.
Según Espinoza Maradiaga, había emigrado con la aprobación de su madre y el respaldo financiero de su padre en Estados Unidos.
“Desde que tenía 10 años deseaba cumplir el sueño americano para ver a su papá y tener una mejor vida”, manifestó. “La idea de él era ayudarme; me decía que cuando estuviera en Estados Unidos me iba a cambiar la vida a mí”.
Activistas opuestos a la detención de niños migrantes señalan que las instalaciones del HHS son inadecuadas para detener a menores durante semanas o meses. En la actualidad más de 8 mil 600 niños están bajo su custodia.