La Copa Mundial Qatar 2022 trata más que de fútbol. Este año el evento futbolístico ha tocado la fibra de personas alrededor del mundo en cuestión de derechos humanos, religión y cultura.
Para los equipos europeos, especialmente los siete capitanes que tenían la intención de llevar el brazalete de One Love, se trata del irrespeto de los derechos humanos y LGBT vivido en Qatar.
Mientras que para los habitantes del país anfitrión y todo el mundo árabe, que tiene una amplia mayoría musulmana, el Mundial se trata de religión, cultura y sobre todo, del respeto que sienten no estar recibiendo.
El miércoles, los jugadores de Alemania se taparon la boca durante la fotografía del equipo antes de su estreno en la Copa Mundial contra Japón, y el seleccionador Hansi Flick dijo que era “para transmitir el mensaje de que la FIFA está silenciando” a los equipos.
Nuestra casa, nuestras reglas
El hashtag Alemania-Japón fue tendencia en árabe, con muchas personas calificando su postura de “tapar la boca” como “insultante” y “provocadora”, y algunos pidieron a la FIFA que presionara más a los jugadores.
“Si vienes a nosotros, respeta nuestra religión, nuestra cultura, nuestras normas y nuestras leyes; si no, puedes poner las manos donde quieras”, escribía un tuit.
Otro decía: “El hambre, la pobreza, la escasez de agua y muchos otros problemas mundiales y sólo elegisteis esto como causa”.
Una lucha por los derechos humanos
El gesto de Alemania es el último paso en la disputa con la FIFA por haber decidido penalizar con tarjetas amarillas el uso de los brazaletes OneLove, que eran para promover la diversidad y la inclusión.
La selección alemana, que no se enfrentará a ninguna medida disciplinaria por el gesto de “taparse la boca”, declaró que no se trataba de una declaración política, y añadió: “los derechos humanos no son negociables. Negarnos el brazalete es lo mismo que negarnos la voz. Mantenemos nuestra posición”.
En vísperas del Mundial, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, acusó al mundo occidental de “hipocresía” y de dar una “lección moral unilateral” al informar sobre el historial de derechos humanos de Qatar, donde las relaciones entre personas del mismo sexo y su promoción están penalizadas.
¿Un trato injusto?
Para muchos árabes, esto toca un nervio sensible. Muchos en Qatar se preguntan por qué no ocurrió esta controversia cuando Rusia organizó la Copa del Mundo 2018 o cuando China fue anfitriona de los Juegos Olímpicos en 2008; ambos países con sus propios problemas de derechos humanos.
Cualquier crítica a los organizadores parece tomarse como un juicio sobre toda la región y su idoneidad como anfitrión legítimo en la escena mundial.
“Esto no es sólo para Qatar. Es para todos los árabes y musulmanes”, comentó un aficionado qatarí a un reportero de la BBC.
Fuente principal de la noticia: BBC.