Donald Trump se convirtió en el primer expresidente de Estados Unidos en ser acusado de 31 delitos federales. En su defensa, el republicano acusa al gobierno de Joe Biden de convertirlo en un perseguido político en medio de su campaña para la reelección de cara a las presidenciales de 2024.
“Fuimos testigos del abuso de poder más malvado y atroz en la historia de nuestro país. Algo muy triste de ver, un presidente en funciones corrupto hizo arrestar a su principal oponente político por cargos falsos, justo en medio de una elección presidencial en la que está perdiendo por mucho”, vaticinó Trump desde su exquisito club en Nueva Jersey, sin emitir una palabra de defensa sobre los 37 delitos que se le acusa.
El expresidente se ha metido en el papel de víctima, que le ha quedado bien en su camino de vuelta a la Casa Blanca. Pero, ¿Es posible que la audiencia de Trump afecte el futuro político de todo un país?
Adiós a la Casa Blanca, por la puerta de atrás
Su salida de la Casa Blanca no fue de la mejor manera. Trump se fue por la parte de atrás llevándose información confidencial que pudieron comprometer la seguridad de la nación. Esta le ha costado una audiencia que se convirtió en noticia mundial y pudo haber comprometido su futuro político.
Con todos los focos puestos en su audiencia, el objetivo principal de Donald Trump es salvarse a sí mismo. Aunque ha defendido su inocencia en incontables oportunidades, el destino del republicano podría estar en prisión.
Sin contar que uno de sus contrincantes más fortalecidos no es Joe Biden, sino su compañero de partido Ron DeSantis, el gobernador de Florida, que se ha convertido en todo un fenómeno de popularidad por sus controversiales medidas antimigrantes, muy parecidas a las que Trump impulsó en su primera elección presidencial. ¿Casualidad?
Donald Trump pudo haber puesto su carrera en riesgo en medio de una estrategia política que está fallando.
¿Los enemigos de Trump? Los republicanos
Algunos expertos en política, como Susan Stokes, directora para el Centro de la Democracia en Chicago, aseguran que Donald Trump no fue acertado en atacar a Joe Biden, principalmente porque el demócrata y actual presidente no es su enemigo político, son los mismos republicanos.
Mientras Trump ataca a Biden, DeSantis usó la mayoría republicana en la Legislatura de Florida para consolidar seguidores en su camino a la Casa Blanca.
Aunque promulgó leyes polémicas relacionadas con los derechos LGBTI+ y la comunidad de inmigrantes en Florida, DeSantis no se alejó de la contienda, sino que ganó más popularidad.
Trump, por su parte, parece haber alejado, con sus discursos de doble cara, a aquellos votantes indecisos, que podrían salvarle su reelección a la Casa Blanca.
Posiblemente, muchos votantes republicanos no quieren comprometerse con un candidato que se centra en sus problemas personales y el sistema de justicia de Estados Unidos.
Hasta ahora, Trump no ha mostrado sus proyectos en economía, salud, educación o inmigración en su campaña política, temas de interés común que son más importantes que su juego político con Joe Biden.
El expresidente tiene dos tareas arduas, salvar su carrera política y convencer a los propios republicanos de su candidatura a las elecciones de 2024. ¿Podrá salvarse?
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